Portada » Filosofía » Fundamentos de la Filosofía de Nietzsche: Voluntad de Poder, Ética y el Superhombre
Friedrich Nietzsche (1844-1900) llegó a la filosofía a partir de la filología clásica. Ha sido uno de los filósofos más pasionales. Sufrió una crisis nerviosa y la pérdida de sus facultades mentales. Es el filósofo que con más violencia especulativa se ha enfrentado a los valores que han servido de fundamento en la sociedad occidental. Con él y después de él, nada puede ser igual.
El siglo XIX, en particular, es el siglo de la negación de Dios. Nietzsche utiliza la metáfora de «la muerte de Dios»: Dios ha muerto. Los hombres han dejado de creer en él; ha dejado de ser una realidad presente, no tiene efecto directo e inmediato. «Lo han matado». Esto conlleva una transformación radical de nuestra forma de ver el mundo y de entender la vida.
La muerte de Dios trae como consecuencia la pérdida del orden, del equilibrio, de la des-significación y de la inteligibilidad de la realidad. Los «asesinos de Dios» deben realizar una reflexión profunda sobre las consecuencias de este evento: la realidad tenía un principio y un final. Con la muerte de Dios, todo esto se disuelve.
Nietzsche se propuso dos tareas fundamentales:
Los antiguos griegos fueron creadores de la tragedia como expresión artístico-religiosa de carácter inexplicable, buscando explicar el misterio de la vida en el juego de lo apolíneo y lo dionisíaco.
La Sabiduría Trágica es aquella capaz de afrontar la existencia cara a cara en todas sus dimensiones. En el proceso de decadencia se perdieron muchas virtudes que hacían posible esta sabiduría trágica. Nietzsche señala a Sócrates como un culpable. La educación que dio lugar a la filosofía de Platón estaba presente en Parménides y Sócrates: el ser (lo real) es inteligible (lo racional). Lo inteligible es lo racional, lo inmutable, lo eterno. Esto significó el triunfo de lo apolíneo, el triunfo de la razón sobre la vida, dando lugar a la metafísica del ser.
El nihilismo es la negación de la vida, la creencia en un mundo inmutable, lo cual genera una gran desilusión si nos acercamos a la realidad que nos rodea. Nietzsche intentó descubrir el concepto central de la filosofía: la vida. Es un irracionalista, porque para referirse a lo real emplea el concepto de vida.
Arthur Schopenhauer influyó en Nietzsche al señalar que la realidad es voluntad; en el fondo de todo late un mismo impulso: una voluntad de vivir. Schopenhauer desarrolló una filosofía pesimista. La vida, para Nietzsche, es una realidad proteica, no tiene forma fija, es una realidad inquietante, que busca ocultarse y cambiar. La vida es algo que carece de principio y de fin, es azar.
La vida es Voluntad de Poder. La vida es y punto, es puro cambio y devenir: la metafísica del devenir.
Nietzsche propone una concepción circular del tiempo, estructurado en pasado, presente y futuro. La vida, sin principio ni fin, vuelve a repetir procesos toda la eternidad. El instante es la suma de lo que hay, lo único que existe.
La teoría del conocimiento de Nietzsche se basa en que Dios ha muerto y ha sido sustituido por otra forma de entender la vida. La razón estableció los parámetros de la verdad y la falsedad: la generalización vacía, la posesión del concepto y la verdad como correspondencia entre concepto y realidad.
Nietzsche critica la fascinación por el lenguaje y la falta de comprensión. No se puede expresar directamente la realidad; esto sería un tremendo prejuicio antropocéntrico que conduce a errores sin fin.
Nietzsche incluye una crítica específica a la ciencia moderna y al positivismo, desenmascarando la modernidad de la ciencia. La ciencia aspira a una descripción universal y objetiva del mundo, captando las propiedades matemáticas de las cosas, interesándose solo por lo que puede objetivar y expresar en términos universales. Sin embargo, la vida es algo intangible, escapa por tanto a la red matemático-conceptual. La ciencia crea la ilusión del conocimiento y del dominio.
Nietzsche se adelantó a corrientes filosóficas del siglo XX, analizando los peligros y errores de la ciencia. Propone:
La relación entre sujeto y objeto es un arte imperativo mediante metáforas. Los escritos de Nietzsche contienen muchas metáforas, imágenes y símbolos. Es un filósofo artista: el arte es más verdad que la ciencia y la filosofía. El conocimiento es perspectivismo. La realidad son residuos de metáforas. El error del concepto radica en el dogmatismo: creer que una realidad es la única válida, siendo las demás falsas.
Si Dios ha muerto, con él debe morir la moral a la que daba fundamento. Nietzsche vuelve su mirada al pasado de la antigua Grecia, a la decadencia que experimentó la sabiduría trágica en la figura de Sócrates y la filosofía de Platón. En el mundo homérico y presocrático, la virtud era equivalente a la fuerza.
El hombre bueno era valiente, noble, atrevido e impulsivo. El giro que tomó la filosofía con Sócrates, un giro intelectualista y nihilista, produjo un cambio profundo: la virtud se convirtió en sabiduría, negación del mundo y de la vida.
Nietzsche distingue dos tipos de valoración de la vida:
Es la actitud positiva frente a la vida. Es aquel que es alegre, impulsivo y vitalista. De ahí surge la moral activa: el hombre se ve a sí mismo como creador de valores, vive de modo autónomo, sin buscar la aprobación de los demás.
Proviene de la actitud negativa frente a la vida. Es aquel que se acobarda ante el vértigo de la existencia finita y trágica y, por ello, tiene que encontrar un sentido a la vida, pero lo hace fuera de ella. El esclavo es débil y cobarde, siente miedo ante la pujanza de la vida y la falta de sentido. Esta moral es represiva, gregaria y altruista. El esclavo se convierte en malvado y al mismo tiempo en bueno; es un hipócrita, un resentido.
La historia de la cultura occidental es vista como el triunfo de los débiles, de los esclavos. La moral de los esclavos se ha convertido en una moral universal. El judaísmo y el cristianismo convierten al débil en hombre bueno, en hombre amado por Dios. Los esclavos son los que no pueden disfrutar de la vida debido a su temor.
El sentimiento de culpa se establece como un sentimiento universal que debe marcar la existencia de los hombres, y el ideal ascético de renuncia a los placeres se convierte en el ideal de existencia. De ahí surge una moral represiva y negadora. El nihilismo aparece a partir de la moral y la religión, manifestando odio hacia todo lo humano y rechazando la felicidad. Dios es visto como creador y redentor, como principio y fin, representante del bien absoluto.
La muerte de Dios traerá el derrumbamiento de la moral occidental, la moral platónico-cristiana, la transvaloración de los valores y la aparición de un hombre superior: el Superhombre (Übermensch). Sin Dios, ya no hay ningún criterio moral absoluto. La vida aparece como el auténtico criterio moral. El Superhombre es un ser abierto, franco y vitalista.
El camino hacia el Superhombre se describe a través de tres transformaciones del espíritu: