Portada » Filosofía » Pensadores Clave del Siglo XIX y XX: Filosofía y Conceptos Esenciales
Marx, junto con Nietzsche y Freud, se les considera los «**maestros de la sospecha**» porque considera que el ser humano no es fundamentalmente racional, más bien lo contrario. Marx afirma que lo que mueve al ser humano es la ambición por el dinero; Nietzsche, la ambición por la **voluntad de poder**; y Freud, la obtención del placer por medio de la sexualidad.
Marx considera que es el **trabajo humano** lo que transforma la realidad del mundo que se nos opone; por ejemplo: tenemos que construir casas para protegernos del frío, hacemos ropa para lo mismo y, por último, producimos alimentos para sobrevivir.
Marx dice: «**La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases**». Esto quiere decir lo siguiente: que la posición que un hombre ocupa dentro de la sociedad determina su conciencia de clase o «**el ser social de una persona determina su conciencia social**»; por ejemplo: un trabajador tiene una conciencia de clase diferente a la de un empresario, y tendrá el deseo de transformar la sociedad capitalista injusta. El derrumbamiento del capitalismo no se ha producido y contradice la idea de Marx, porque hay trabajadores que no son comunistas y en la actualidad se adhieren a partidos de extrema derecha y no a partidos comunistas y socialistas. Además, no todos los trabajadores están unidos en la lucha contra el capitalismo; sin embargo, los empresarios y quienes tienen el dinero sí han estado unidos a lo largo de la historia. Un encargado de una fábrica no se considera un trabajador como los demás.
El obrero vende su **fuerza de trabajo** a cambio de un salario escaso, trabaja 14 horas diarias, donde el beneficio se lo lleva fundamentalmente el empresario. Esta situación injusta debe cambiar y crear una sociedad donde todas las personas sean trabajadores (manuales e intelectuales) y donde los empresarios desaparezcan.
El capitalismo sobrevive como modelo económico porque se produce el **fetichismo de la mercancía**, que consiste en que comprar productos y consumir es impulsado por el capitalismo para que el empresario gane más dinero. Este fetichismo es la adoración de los productos que vende el sistema capitalista.
El último concepto importante es: **infraestructura-superestructura**. La **infraestructura** serían las relaciones sociales de producción del trabajo; el capitalismo tiene, por un lado, a los capitalistas o empresarios y, por otro, a los obreros o trabajadores. La **superestructura** consiste en todo aquello que tiene el capitalismo para controlar su supervivencia; por ejemplo: la religión y el derecho. La religión, porque es propia para adormecer a los trabajadores, para que no hagan ninguna revolución contra el capitalismo, con la esperanza de que una vida mejor vendrá después de la muerte; el derecho también forma parte al legitimar o dar por correcto que la herencia pase de padres a hijos.
Se recupera todo lo dicho en el problema del ser humano. La historia, según Marx, es la historia de la **lucha de clases**. El devenir histórico pasa por distintas etapas:
Etapa antigua: Amos (detentan el poder), esclavos (sometidos).
Etapa media: Nobles (acaparan el poder), siervos (sometidos a los nobles).
Etapa moderna: Empresarios o capitalistas, trabajadores u obreros.
Esta tercera etapa debe ser superada por la llegada de una **sociedad comunista**, donde el Partido Comunista tomará el poder en una revolución violenta, para crear una sociedad donde solo haya trabajadores y que, para consolidar la revolución, el Partido Comunista debe mantener el poder. Cuba, la única sociedad comunista donde el Partido Comunista no ha desaparecido, es un ejemplo de que esto no ha ocurrido en la historia.
Feuerbach es el autor que Marx lee y de quien retoma su crítica al cristianismo.
Feuerbach afirma que el cristianismo proyecta las cualidades humanas de Cristo (buenas) en Dios, del que nada sabemos. Y esto no se puede hacer. Podemos hablar de Cristo, pero no podemos decir nada de Dios. Esta idea la defiende en su libro *La esencia del cristianismo*.
La frase «**La religión es el opio del pueblo**» sirve para evitar el miedo a la muerte y como droga que nos aleja de este temor.
Nace en Röcken. Está enterrado en este mismo lugar, aunque no falleció allí. Nietzsche destaca en los estudios siendo un niño; parece que fue acosado por un alumno del colegio. Su hermano muere siendo niño y su madre le dice que él debió haber muerto, no su hermano. Su padre es pastor protestante y estudia filosofía griega. Se convierte en profesor de estudios griegos en una universidad y la lectura de Platón le lleva a la filosofía. Gran viajero, una prostituta le contagia la sífilis y una enfermedad mal curada le lleva a la locura. Se enamora de Lou Andreas-Salomé, y ella rechaza su proposición de matrimonio. Se retira a un pueblo alpino y enferma y muere con 56 años.
En su libro *El nacimiento de la tragedia*, Nietzsche afirma que toda la historia de la filosofía antigua ha olvidado al dios **Dioniso**. Ha proclamado, a partir de Platón y Aristóteles, que el ser humano está ligado al dios **Apolo**, dios de la razón y el orden. Ello no es así; Dioniso, como dios de lo irracional, es reivindicado por el maestro de la sospecha, Nietzsche. El conocimiento de la mitología antigua le lleva a relacionar a Platón con el cristianismo y afirma: «**El cristianismo es un platonismo para el pueblo**». El cristianismo reivindica el alma frente al cuerpo, considerando el cuerpo pecaminoso y despreciable.
El filósofo alemán, contra esta tesis cristiana, reivindica el **cuerpo** y desculpabiliza la voluntad: no hay pecado al modo cristiano. El nuevo hombre, o el **superhombre** que él postula, es un ser humano que sabe que esta es la única vida que vamos a tener y que se acaba. El superhombre debe vivir con intensidad, de modo original, no seguir al rebaño, buscando que cada día sea distinto y diferente. El superhombre tiene que tener **voluntad de poder**, no sentir compasión hacia el débil, porque eso es cristiano, y reclama un egoísmo. El egoísmo no es malo, es algo natural; hemos de pensar siempre en nosotros, más que en los demás. En definitiva, el superhombre que plantea es: «**Hay que ser como niños, tomarse la vida como un juego**». Esto significa que, aun sabiendo que vamos a morir y que no hay nada después, hay que vivir con intensidad, riendo, como los niños saben hacer.
Nietzsche establece una crítica radical a Platón. Platón repite un error que se transmite al cristianismo: el desprecio al cuerpo. «**El cristianismo es un platonismo para el pueblo**». Es decir, los cristianos hacen un Platón popular y comprensible. No existe un bien único al modo platónico. El filósofo alemán afirma: «**No existe nada más que lo bueno o lo malo como una interpretación subjetiva y relativa de lo que una persona considera bueno o malo para sí**». Es el **relativismo ético** frente al **absolutismo ético** de Platón.
Con respecto al cristianismo, los valores de la **compasión** y el **amor al prójimo** son atacados por el filósofo alemán; el amor al prójimo es selectivo, se puede amar a uno, a dos, a varios, pero nunca a todos los seres humanos.
La **voluntad de poder** afirma el egoísmo contra los valores cristianos, porque el poder es lo que mueve a los seres humanos.
La última crítica será a Kant, a quien llama «**el idiota de Königsberg**». Lo considera un cristiano disfrazado, pues su ley moral, la **regla de oro de Cristo** retocada («No hagas a otra persona lo que no quieras para ti»), es lo mismo que la ley moral kantiana, y por eso está contra Kant. Cita: «**Yo no soy un filósofo, soy dinamita**».
Nietzsche dice: «**Dios ha muerto, y nosotros lo hemos matado**». El filósofo alemán no es ateo al uso, porque no afirma que Dios no existe. Lo que nos quiere decir es que, en el espíritu de la época de finales del siglo XIX, el Dios cristiano ha perdido valor. El filósofo alemán había leído a Spinoza y su **panteísmo**, según el cual Dios está en toda la naturaleza, está en todo. Nietzsche participa de esta idea de algún modo; en ningún caso dice que es panteísta, pero tampoco ateo. En definitiva, Nietzsche, ante el problema de Dios, no se manifiesta de modo claro.
Nietzsche muestra un desprecio hacia la política, en concreto hacia los políticos que se dedican a ella, lo cual no quiere decir que la política no sea necesaria. Lo que desprecia es a los políticos. Los políticos son mediocres, no son intelectualmente brillantes; posiblemente un filósofo no podría dedicarse a la política. El **anarquismo**, como teoría política contra el poder, ha tomado la figura de Nietzsche como pensador anarquista.
El **positivismo científico** del siglo XIX, con el avance de la física, la química y la biología, cree que conocer el mundo y, en concreto, la vida como asunto de la biología, no es verdad. Las ciencias, con su lenguaje científico, no explican la realidad porque la **cosifican**; en concreto, la biología en sus conceptos, como la **célula** como el elemento más básico de la biología para la vida. La vida es continuo movimiento y no se puede explicar por medio de conceptos estáticos. Solo pueden comprender la vida y su movimiento artes como la **poesía** y la **música**, que la explican mejor que la ciencia.
Wittgenstein utiliza el **lenguaje** para conocer el mundo. El lenguaje le preocupa a nuestro filósofo y le sorprende la capacidad del ser humano. El conocimiento lo trata en su libro *Tractatus logico-philosophicus*. En el mismo, formula las siguientes proposiciones:
El mundo es todo lo que acontece.
Lo que acontece son estados de cosas fuera del sujeto.
El lenguaje se refiere al mundo y las palabras sustituyen al mundo.
El pensamiento es previo al lenguaje.
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo. Todos los problemas de la filosofía son falsos porque se producen cuando el lenguaje «**se va de vacaciones**» o a lo que se refiere no existe en la realidad; por ejemplo, Dios no tiene una referencia en el mundo.
De lo que no se puede hablar, mejor guardar silencio; el misterio de Dios queda en silencio.
Como aclaración final, dice que cuanto mayor es el número de palabras que se refieren al mundo, mayor es el mundo. Por ejemplo: si a cada árbol me refiero con el lenguaje, lo nombro por su palabra apropiada y no por el genérico «árbol», mi mundo se hace mayor. Existe otro uso del lenguaje, el referencial, que lo estudia en su libro *Investigaciones filosóficas*. En el libro dice: «**El significado de una palabra viene dado por su uso en el lenguaje**». El lenguaje, en el libro, tiene diversos usos: preguntar, decidir, dar las gracias.
Filósofo español, nace a finales del siglo XIX en Madrid, en el seno de una familia acomodada. Estudia filosofía y marcha a Alemania antes de acabar sus estudios para ampliar sus conocimientos de Kant y Nietzsche. Se convierte en profesor de metafísica en la universidad de Madrid. Apoya la llegada de la Segunda República en un mitin con Antonio Machado en Segovia. Sin embargo, cuando la Segunda República gira hacia la izquierda, deja de apoyarla. Con el alzamiento de Franco, en un primer momento, cree que es una solución. Cuando estalla la Guerra Civil, se exilia a Argentina, volviendo a España para morir, poco antes de ser rehabilitado como profesor de filosofía.
La teoría del conocimiento de Ortega la denomina **perspectivismo**: cada persona tiene un punto de vista diferente a la hora de conocer. Lo que cada sujeto conoce está comprendido desde un lugar y un tiempo concretos. No hay un conocimiento único; hay múltiples formas de conocer la realidad, como hay múltiples personas. El ejemplo es el siguiente: las personas suben al puerto de Navacerrada. Una de ellas mira hacia la provincia de Madrid y ve en la carretera una bajada no muy pronunciada; si la otra persona mira hacia Segovia, la bajada sí es pronunciada. Están viendo dos realidades distintas desde puntos de vista distintos. El segundo ejemplo aplica el perspectivismo sobre el arte, en concreto, el cuadro *Las Meninas* de Velázquez. Si dos personas diferentes miran este cuadro, una detendrá su mirada en Velázquez, mientras que la otra se fijará primero en el perro.
El punto de vista de la mirada del hombre que se marcha por las escaleras es completamente diferente al del rey, quien parece mirarnos a nosotros. Por tanto, no hay una verdad única en el conocimiento; existen tantas verdades como puntos de vista distintos para conocer, lo que implica un **relativismo** en el conocimiento.
Ortega vive una época convulsa. En su libro *La rebelión de las masas* expone una crítica fundamental al concepto de **masa**: un conjunto muy numeroso de personas que se comportan de modo irracional y con las que hay que tener cuidado. También afirma que la llegada del **fascismo italiano** y del **nazismo de Hitler** le parece una manipulación de las masas para conseguir sus fines; también critica el **marxismo**, que mueve a las masas para la revolución. En su libro *España invertebrada* aborda el problema del **separatismo** entre comunidades: País Vasco y Cataluña. Afirma que España es una nación indivisible y no le gustan esos nacionalismos. En este libro afirma que un vasco no tiene nada que ver en su personalidad con un andaluz, pero ambos son españoles. España es diversa. En definitiva, Ortega es un **liberal** que cree, como Aristóteles, que deben gobernar los mejores, es decir, la **aristocracia**. Hay una crítica al concepto de **democracia** como la representación del voto de la mayoría de los ciudadanos.
Ortega separa conceptos para entender al ser humano:
**Alteración**: forma de vivir de los animales, que están en continua alerta y viven para sobrevivir. Ejemplo: las hormigas están en continuo movimiento y no se paran a reflexionar sobre la vida. Los seres humanos, en cambio, sí reflexionan sobre la vida. A esta reflexión sobre la vida, Ortega la llama **ensimismamiento**, algo que solo los seres humanos hacen.
Una vez separados estos dos conceptos, el filósofo madrileño establece el concepto de **proyecto vital**: cada ser humano debe elegir lo que quiere hacer con su vida, su **raciovitalismo**. Nadie puede decidir por ti; tú tienes que decidir continuamente qué quieres hacer con tu vida, nadie va a hacer tu vida por ti. La labor de hacer tu proyecto vital la llama **quehacer**. El quehacer es incluso cuando no decides hacer algo, pues con ello estás eligiendo tu libertad. El ser humano, como **quehacer** en libertad limitada por su **circunstancia**: «**Yo soy yo y mi circunstancia**». La circunstancia es todo aquello que limita mi libertad y que no he elegido; por ejemplo: la familia, no la hemos elegido, nadie decide cómo debe ser su madre o padre. No es lo mismo nacer en una familia pobre africana que haberlo hecho en una familia rica en Europa. Mi proyecto vital se puede ver limitado por mi circunstancia familiar. Tampoco elegimos nuestro género ni cuándo vamos a morir. Ortega cree que el hombre es libre aun cuando está limitado por su circunstancia.
Ortega separa los conceptos de **ideas**: son todos aquellos pensamientos que un ser humano tiene y que le pueden llevar a discutir con otros seres humanos con distintas ideas. Las **creencias** no se tienen como las ideas, se viven en ellas, se está en ellas. Por ejemplo: al salir por la mañana, yo tengo la creencia de que el suelo lo tendré debajo de mis pies.
Establece algo importante en su libro *Estudios sobre el amor*, donde define el amor entre dos personas: «**Amar a otra persona es un trastorno de atención que se fija en la persona amada**». El amor tiene dos etapas necesarias:
**Enamoramiento**: en esta fase, el ser amado es perfecto, no tiene defectos. A diferencia de Platón, amar a otro no es solo amar un alma bella y buena; Ortega reivindica la **carnalidad** del cuerpo amado. El amor es lo que yo considero, desde mi punto de vista, como perfecto del ser amado; desde la perspectiva de otra persona, tal vez lo vea de otra manera.
**Cristalización del amor**: esta fase es definitiva y siempre va después de la primera. En ella vemos a la otra persona con defectos; la amamos a pesar de sus imperfecciones. El amor son dos ancianos paseando de la mano en un parque; este es el verdadero amor, estar con esa persona a pesar de sus defectos.
Filósofa alemana del siglo XX. Estudia en la universidad donde imparte clases de filosofía Martin Heidegger, pensador que apoya a Hitler y el nazismo. Hannah se enamora de su profesor Heidegger, quien está casado. Rompe con Heidegger porque ella se opone al nazismo y se marcha de Alemania por ello. Su posición política es la defensa de la **democracia**. Después de su muerte, se la considera una de las filósofas más importantes del siglo XX.
Su libro *La condición humana* trata del problema del ser humano. El ser humano es diferente a los animales: necesita **trabajar** para transformar la realidad. Los animales están integrados en la naturaleza; nosotros tenemos que construirnos ciudades para sobrevivir. El ser humano, siguiendo a Heidegger, es un **ser para la muerte**. Por mucho que queramos evitarla, de repente aparece la idea de que tenemos que morir y no podemos entender al ser humano sin el horizonte de la muerte. El problema de la muerte, para Arendt, es el más importante del ser humano y, sin embargo, lo queremos olvidar.
El ser humano es un ser complejo: una misma persona puede hacer un acto bueno y sorprendernos, pero esa misma persona puede hacer un acto malo y perverso. El ejemplo que toma para explicar el mal en el ser humano es el comportamiento de los nazis contra los judíos, a lo que ella llama la **banalidad del mal**. Quiere decir que las personas que hacen el mal (en mayúsculas) restan importancia al mal que están haciendo. A veces, las personas que hacen daño a otros y hacen el mal, restan importancia a ello; por ejemplo: los oficiales nazis, mientras gaseaban a judíos, tomaban café con pastas, y esto asusta.