Portada » Lengua y literatura » Panorama Literario Español: Romanticismo, Neoclasicismo y Comedia Nueva
El Romanticismo trajo consigo una nueva concepción del mundo y del ser humano.
Marcado por el idealismo alemán. Para los filósofos idealistas, la realidad no es sino una creación o representación del yo. Como consecuencia del individualismo o la exaltación de la subjetividad, la literatura romántica se convierte en una exploración del interior de la conciencia. Ello explica el auge de la lírica, que desplaza al ensayo como género.
El ideal de los románticos. Del desajuste entre la realidad y el deseo nace un sentimiento de decepción que se traduce en una concepción pesimista de la existencia. La insatisfacción, el desengaño y la angustia vital serán temas característicos.
El Romanticismo reacciona contra el culto a la razón característico de la Ilustración. Desconfía de esta como fuente de conocimiento o de creatividad, y se siente atraído por las dimensiones irracionales del ser humano: los sentimientos, la fantasía, la intuición, la inspiración…
La libertad es una de las aspiraciones del artista romántico, cuyo individualismo no reconoce límites. Esto se manifiesta en el rechazo de las normas en la creación artística y en la exaltación de la rebeldía como tema literario.
El Romanticismo puede entenderse como una impugnación de la civilización.
La incapacidad de la realidad para colmar los altos ideales románticos (ansia de libertad, de felicidad, de amor, de plenitud, de absoluto) tiene como consecuencia un profundo desacuerdo con el mundo.
Durante el apogeo del Romanticismo, predomina la poesía narrativa, caracterizada por poemas extensos. Es posible diferenciar varios grupos:
En la segunda mitad del siglo XIX, la poesía lírica cobra protagonismo. Predominan los poemas breves de tono intimista. Se aprecia sobre todo la influencia de Bécquer y Rosalía de Castro.
Se trata de poemas dedicados a personajes marginales o rebeldes, que rechazan los valores burgueses. Ejemplos notables son El Reo de Muerte, La Canción del Pirata y El Verdugo.
Este poema narrativo está protagonizado por Félix de Montemar, un conquistador amoral y sacrílego que, tras seducir y abandonar a Doña Elvira, es conducido a la muerte por el alma en pena de la joven. Montemar, encarnación del héroe romántico, se niega a arrepentirse y desafía a la divinidad con una actitud de titanismo o rebeldía satánica.
El anciano Fabio se transforma en Adán, un joven que no tiene recuerdos; el choque entre la inocencia del protagonista y la corrupción de la sociedad evidencia la maldad radical del mundo. La obra consta de una introducción y siete cantos, incluyendo el famoso «Canto a Teresa», una exaltada elegía en la que evoca el desengaño amoroso y la muerte de Teresa Mancha.
La acción se ambienta en la Edad Media.
El protagonista es un hombre de orígenes inciertos o que oculta su identidad, que lucha contra la opresión, la injusticia o la fatalidad en un mundo huérfano de Dios, donde los hechos se suceden sin orden ni sentido inteligible. Se rompe la regla de las tres unidades (lugar, tiempo y acción), como consecuencia de la exaltación de la libertad del creador y de la influencia del drama shakespeariano. La acción, compleja y dinámica, transcurre en diferentes lugares a lo largo de varios años, es decir, las unidades de acción, espacio y tiempo no son respetadas.
Las obras del drama romántico se estructuran en cinco jornadas, durante las cuales se alternan la prosa y el verso.
Persiguen efectos escénicos espectaculares, haciendo uso de sonidos y una iluminación dramática.
Los autores ilustrados renegaron del teatro barroco y promovieron una nueva fórmula teatral: la comedia neoclásica.