Portada » Lengua y literatura » Panorama de la Literatura Española de Posguerra: Tendencias y Autores Clave (1940-1970)
En la década de los 40, la posguerra cultivó la literatura de preocupación existencial. La poesía de los años 30, que se había creado para tratar los problemas sociales, sirvió ahora para plantearse el sentido de la existencia, tras los horrores que los humanos presenciaron en la guerra.
Dámaso Alonso dividió la poesía en “poesía arraigada” y “poesía desarraigada”.
La “poesía arraigada” es una corriente vinculada a la derecha y a la Falange, donde la denuncia de la trágica realidad está prácticamente ausente. Predomina la forma clásica, como los sonetos, y una poesía intimista con temas recurrentes como la religión, la exaltación nacional, la familia… Se evadían de la cruda realidad. Estos son los que reciben el nombre de la Generación del 36.
La “poesía desarraigada” es una corriente existencial que expresa la angustia vital del hombre “apresado” en un mundo incomprensible, apresado por la soledad, el vacío, el miedo, el dolor, atormentado por Dios…
Miguel Hernández ha sido considerado en ocasiones miembro del Grupo Poético del 27, pero se le suele incluir en la Generación del 36. Se encuentra alejado de los poetas garcilasistas y se acerca más a la poesía desarraigada. Su trayectoria poética se puede dividir en cuatro etapas:
Como consecuencia de las inquietudes sociales surgidas en los años 40, en los años 50 se desarrolló una poesía social, entendida como un arma ideológica y denuncia de la injusticia. Los principales poetas de esta tendencia fueron Gabriel Celaya, José Hierro y Blas de Otero. La poesía era entendida como un vehículo de comunicación que ha de reflejar la realidad del momento, olvidando el anterior tono intimista. Adoptan actitudes realistas, y algunos incluso llegarán a pensar que la poesía debe ser un instrumento para transformar el mundo. Como consecuencia, estos poetas pretenden un contenido claro, por ello emplean un lenguaje sencillo, expresiones coloquiales y un cierto carácter narrativo. Todo ello no impide una cuidadosa elaboración formal en busca de una comunicación efectiva. Tienen como influencias las figuras de Antonio Machado, César Vallejo, etc.
Blas de Otero resume las etapas de la poesía española durante varias décadas: evoluciona desde las preocupaciones personales características de los años 40 hasta la búsqueda de nuevos caminos expresivos de los años 60 y 70, pasando por la poesía social de los años 50.
Ancia. Esta obra se incluye dentro de la poesía desarraigada de la que habló Dámaso Alonso. Su tema central son las preocupaciones existenciales del “yo” y desarrollado a través de subtemas como la religión, el amor y un inicio de la temática social.
Pido la paz y la palabra, poesía social cuyo tema central es la solidaridad con el que sufre, localizada en un ámbito concreto.
Solo son conocidas parcialmente, pues aparecieron publicadas en antologías. Aparecen formas métricas muy libres, como versículos desiguales, con influencias del surrealismo. No desaparecen los temas sociales y políticos, pero hay una mayor presencia del intimismo.
La poesía social de los años 50, radical y repetitiva, produjo un cierto cansancio. La poesía se centró en lo individual, aunque relacionado con lo social. A estos autores, que comienzan a escribir en la década de los 50, se les ha llamado Grupo o Generación del 50. Algunas de las características comunes al grupo son las siguientes:
La obra de Jaime Gil de Biedma es escasa y es fruto de una constante reelaboración que le llevará a corregir los textos continuamente. Las personas del verbo recoge tres libros principales: Compañeros de viaje, Moralidades y Poemas póstumos. Su poesía se ha definido como poesía de la experiencia, pues muchos de sus poemas parten de situaciones sobre las que el poeta reflexiona, en primera persona o a veces en segunda. Otros temas que aparecen en sus obras son:
Se lleva a escena un teatro convencional que busca divertir y entretener al público conservador. La censura impide estrenar obras que planteen una mínima disidencia, por lo que se considera, en los 40, bastante pobre. Las obras insustanciales que entretenían eran las de mayor éxito, consiguiendo que el público se evadiera de los desastres. Se realiza teatro cómico, innovador, con situaciones en las que lo absurdo es lo protagonista y donde el lenguaje es ingenioso y nada convencional. Destacan Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
En los 50 se plasma un teatro realista y existencialista; la censura sigue impidiendo estrenos. Se abre el debate de los que intentan su crítica o mostrarla mediante alusiones o símbolos y los que pretenden expresarse con libertad. Destacan Buero Vallejo con Historia de una escalera y Alfonso Sastre con Escuadra hacia la muerte, donde recrean el desasosiego del ser humano, pero pronto recrean la vida cotidiana española. Su tendencia es el realismo crítico.
Hacia finales de los 60 el teatro se acerca al de otras partes de Europa. Los dramaturgos se conciben como creadores de espectáculos, preocupándose más por la puesta en escena. Sus características son:
Antonio Buero Vallejo es autor de tragedias con mirada lúcida pero no pesimista. Tiene dos funciones: inquietar planteando problemas sin imponer soluciones y curar invitando a la superación personal y colectiva. Sus obras giran en torno al anhelo de realización humana, enfocados desde un plano social y un plano existencial, presentando juntos un enfoque ético.
Alfonso Sastre defiende un teatro que represente problemas políticos y que ayude a la transformación de la sociedad. Sus obras no pudieron ser representadas en la época del franquismo. Concibe el teatro como medio de conciencia y agitación, como si hubiera libertad. Crea un teatro trágico de protesta e indaga en las diversas posibilidades de rebelión. En esta etapa destaca Escuadra hacia la muerte, retirada y prohibida, donde unos soldados cumplen una misión suicida de la supuesta III Guerra Mundial, y La mordaza, donde usa un crimen para mostrar las contradicciones de la vida familiar.
En los años 60 se acentúa la preocupación social y busca otros moldes expresivos en obras como En la red y La Cornada. A partir de aquí, a sus obras se las denomina tragedias complejas, intentando que el espectador se identifique con los personajes y participando como forma de concienciación social. También se ve la influencia del esperpento de Valle-Inclán. Destacan obras como La sangre y la ceniza y Crónicas romanas. Tras la llegada de la democracia, la postura radical de Sastre alcanza una mayor difusión.
La Guerra Civil supuso un profundo quiebre en la evolución de la novela española debido a:
Gloria Fuertes publicó un total de 13 libros poéticos, con una paulatina evolución formal y temática bastante unitaria. Toda su obra poética se halla recogida en tres volúmenes: Obras incompletas, Historias de gloria y Mujer de verso en pecho. También debemos añadir producciones de literatura infantil. Las obras de Gloria Fuertes tienen un lenguaje directo-comunicativo y las características de su poesía encajan dentro de la poesía social, aunque Gloria Fuertes intensifica su afán por ofrecer una imagen humilde y sencilla. El tono que caracteriza la obra poética de Gloria Fuertes es el conversacional, cercano al lector. Se puede llegar a la conclusión de que su obra se asienta en tres ejes: el tono conversacional, el afán autobiográfico y el humor. La poesía debe ser sencilla, debe poder llegar sin problemas a todo el mundo. La autora tiene un sentido autobiográfico, mediante la narración de experiencias vitales, logrando pintar un marco histórico-cultural.
Gloria Fuertes inserta el humor mediante juegos de palabras, significados, situaciones, con un trasfondo desolador, pesimista. El resultado que produce en el lector es una mezcla de risa y de tristeza, una humanidad cargada de pesadumbre; de esta manera encaja dos corrientes poéticas: la poesía social y el postismo. Los temas de la poesía de Fuertes pueden centrarse en el amor, la existencia, la metapoesía, la divinidad y la solidaridad humana. El tema más importante es el amor, con dos vertientes principales: un amor solidario y un amor individual, erótico, llamado amor prohibido por su naturaleza bisexual. También podemos destacar la experiencia en la Guerra Civil, dejando una huella en la poeta. En multitud de ocasiones se utiliza a Gloria Fuertes como referente feminista. La soledad también es un tema recurrente en la obra de Fuertes. La soledad es un concepto con dos caras: una negativa, la incomunicación, y una positiva, en cuanto se refiere a la libertad individual. Todo esto debido a la censura franquista, la pobreza y la situación de Gloria Fuertes como mujer soltera.
Los novelistas tuvieron que buscar un nuevo camino y nos encontramos con múltiples tendencias novelísticas:
La temática gira en torno a la amargura, soledad, muerte… siendo los personajes seres marginados socialmente, angustiados y desarraigados. Todo esto se encuentra en la sociedad española de la época, marcada por la pobreza, violencia, persecución… Estas novelas se caracterizan por su sencillez y línea tradicional.
En esta época la censura se relaja y aparecen novelas con la denuncia de la pobreza, la persecución y la injusticia como temas predominantes. Se le denomina novela social y se distinguen dos momentos en la evolución del realismo social:
Los temas principales son:
Desde el punto de vista técnico hay una estética realista dominada por el objetivismo y realismo crítico. Sus características técnicas son:
La década de los 60 marcó un cambio en la novela española:
Los novelistas intentan hacer una novela apartándose de la tradición realista y de las formas tradicionales con los siguientes recursos:
Autor de narraciones breves donde nos muestra su concepción negativa del mundo. Su trayectoria se caracteriza por la continua experimentación de las formas narrativas.
Carmen Laforet es una autora que exploró la lucha individual y la búsqueda de identidad.
Miguel Delibes presenta una visión del mundo que permanece en lo esencial con el tema general de la dignidad humana y las dificultades para defenderla con libertad.
Luis Martín-Santos fue un pionero del experimentalismo en la novela española.