Portada » Lengua y literatura » Literatura Española de Posguerra: Poesía y Teatro del Siglo XX
La Generación del 27 finaliza debido a la Guerra Civil. Durante los primeros años de destierro, los poetas exiliados escriben sobre la patria perdida. Los poetas que permanecen en España se dividen entre los arraigados, vinculados al bando vencedor, y los desarraigados, cuya poesía existencial revela la angustia del ser humano.
El principal exponente de esta época es Miguel Hernández, quien fue el puente que unió a la Generación del 27 y a la poesía de la década de los 40.
Su producción poética muestra una gran vitalidad temática, incluyendo el sufrimiento existencial, el amor, la muerte y la ausencia. Su estilo combina esquemas rítmicos de la lírica clásica con la métrica vanguardista.
Un grupo de poetas, conocidos como los garcilasistas, volvieron sus ojos hacia Garcilaso, convirtiendo al poeta renacentista en su modelo poético. Estos poetas muestran una visión del mundo ordenada y optimista. Los temas dominantes son un firme sentimiento religioso y temas tradicionales como el amor, el paisaje y la belleza.
Poeta granadino y el autor más influyente de la poesía arraigada. Su obra destacada es La casa encendida, que muestra una poesía intimista que relata sus vivencias, recuerdos y emociones.
Esta corriente surge a partir de la publicación de Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso. Tiene un marcado tono trágico y muestra un mundo caótico, invadido por el sufrimiento y la angustia existencial. Vuelve a aparecer el tema religioso, desde un punto de vista en el que Dios parece haber abandonado al hombre a su suerte. Posee un estilo directo y más sencillo que la poesía arraigada.
Su obra destacada es Hijos de la ira (1944), un libro que supone un grito terrible contra la injusticia y el sufrimiento humanos, donde se pide a Dios que dé sentido a una vida dominada por el caos. Ofrece la visión de un Madrid poblado de cadáveres reales y simbólicos.
Hacia 1955 se consolida el «realismo social». Dos libros de poemas marcan un hito: Pido la paz y la palabra de Blas de Otero y Cantos íberos de Gabriel Celaya. Ambos poetas superan su anterior etapa de angustia existencial para situar los problemas humanos en un marco social. Esta nueva poesía, saltando del «yo» al «nosotros», pretende convertirse en un arma capaz de transformar el mundo; el poeta debe «tomar partido» ante los problemas que le rodean.
El poeta bilbaíno muestra una evolución poética que refleja la trayectoria literaria de esta época. A partir de Pido la paz y la palabra (1955), desarrolla una poesía social y solidaria.
El teatro de posguerra arranca con la pérdida de numerosas referencias, motivada por la muerte de algunos escritores y el exilio de otros que mantuvieron una gran actividad dramática desde América. En España, el teatro predominante en esta época fue el teatro burgués, que servía para el entretenimiento de la clase media.
Este dramaturgo madrileño se dio a conocer en los años veinte como un genial renovador de la literatura humorística, siguiendo la estela de Gómez de la Serna. Propuso una concepción agresiva del humor, como se ve en Los ladrones somos gente honrada.
Frente al humor chocante de Poncela, este dramaturgo madrileño practica un humor suavizado con grandes dosis de sentimentalismo, ejemplificado en Tres sombreros de copa.
La censura impuesta durante el franquismo afectó singularmente al teatro. Los empresarios teatrales eran muy cautelosos con lo que seleccionaban y acababan prefiriendo obras acordes con el gusto burgués de la época.
Frente a este teatro comercial, se posicionaron algunos autores que trataron de llevar a escena problemas más profundos y empezaron a escribir teatro existencial y, algo más tarde, teatro social. Estos dramas, que desarrollan una vía realista, se difunden a través de círculos universitarios o compañías de aficionados. Por eso se ha calificado a este tipo de obras como teatro soterrado.
Aborda problemas existenciales, tales como el sentido de la vida, la condición humana o la frustración de las ilusiones, todo ello dibujado en escenarios realistas.
Fue uno de los dramaturgos más importantes durante el franquismo. En su trayectoria literaria se observa una evolución en varias etapas según el tema de sus obras: Etapa contemporánea, Etapa histórica y Última etapa.
Trata de dar voz a los problemas sociales, recogiendo temas como la injusticia social, la falta de libertad o la pobreza material o moral de la época. A esta corriente se adscriben Lauro Olmo, Alfonso Sastre y José María Rodríguez Méndez.
Impulsor de un teatro renovador en 1945 con el grupo experimental Arte Nuevo. Obras destacadas: Escuadra hacia la muerte (que trata de dos soldados que se dirigen hacia una muerte absurda) y La mordaza (condena de la dictadura).
Una tímida apertura de la censura franquista facilitó la entrada de diferentes corrientes teatrales europeas que influyeron en el teatro de esta época.
Impulsor en España del teatro pánico, su nombre alude al dios griego de la fiesta, Pan. Con tintes irracionales y absurdos, influenciado por el esperpento de Valle-Inclán, presenta la sinrazón del mundo. Su teatro toma tintes más políticos en obras como El triciclo y El cementerio de automóviles.
Presenta temas como la imposibilidad del ser humano para desarrollarse plenamente debido a la represión social y espiritual a la que están sometidos sus personajes, como en Maldita sean Coronada y sus hijas y El baile de los ardientes.
En la renovación teatral desempeñan un importante papel los grupos de teatro independiente, sin cuya labor sería inexplicable la evolución del teatro. Estos grupos crean textos propios, hacen montajes colectivos y actúan fuera de los circuitos comerciales.