Portada » Filosofía » Justicia, Conocimiento y Género: Exploración Filosófica en Platón y Beauvoir
El fragmento pertenece a la República de Platón, concretamente al libro IV, y trata sobre la definición de justicia tanto en la ciudad como en el alma individual. Platón, un filósofo griego del siglo IV a.C., discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, expone en esta obra su visión del Estado ideal, desarrollando también su teoría del alma y de la justicia.
El tema principal del texto es la justicia entendida como principio de orden y armonía tanto en la estructura social de la ciudad como en la estructura interna del alma humana. La tesis fundamental que defiende Platón consiste en que la justicia se alcanza cuando cada parte, ya sea de la ciudad o del alma, cumple su función específica sin interferir en las funciones de las demás, lo que implica una organización racional y equilibrada del conjunto.
Para sostener esta tesis, Platón parte de una analogía entre la ciudad y el alma, en la cual identifica tres clases sociales en la ciudad: los gobernantes, que deben poseer sabiduría; los guardianes o auxiliares, que deben tener valentía; y los productores, a quienes corresponde la moderación. Estas tres clases se corresponden con tres partes del alma: la razón, el espíritu y el apetito, siendo la justicia el estado en el que cada parte realiza su tarea sin entrometerse en las funciones de las otras.
Platón aclara que la justicia no consiste en una simple coincidencia de opiniones entre gobernantes y gobernados, sino en un principio objetivo que regula el funcionamiento adecuado de cada elemento dentro del todo. De modo que la ciudad será justa si cada clase cumple su papel, y del mismo modo, una persona será justa si en su alma cada parte cumple su función bajo la dirección de la razón, que es la que debe gobernar.
Entre las ideas secundarias del texto destaca la afirmación de que un individuo que posea la misma estructura armónica que la ciudad justa será también digno de recibir los mismos calificativos, lo que refuerza la identificación entre justicia individual y justicia colectiva, además de la conexión entre la justicia y otras virtudes como la sabiduría, la valentía y la moderación, que aparecen como condiciones necesarias para el equilibrio general.
En cuanto a los términos filosóficos clave del texto, destacan la justicia, entendida como el cumplimiento del deber propio por cada parte del alma o clase social; el concepto de alma tripartita, compuesta por razón, espíritu y apetito; y las virtudes cardinales, es decir, sabiduría, valentía y moderación, que permiten que la justicia se manifieste como armonía funcional.
En definitiva, Platón ofrece en este fragmento una definición de justicia que no se basa en las leyes o en la opinión común, sino en un principio racional que garantiza el orden y el equilibrio tanto en la ciudad como en el alma, permitiendo así alcanzar la excelencia moral y política.
En este fragmento del Libro VI de La República, Platón introduce la metáfora de la línea dividida para explicar los distintos niveles de realidad y conocimiento. Distingue entre el mundo sensible, cambiante y percibido por los sentidos, y el mundo inteligible, eterno y accesible solo a través de la razón. Esta división establece una jerarquía entre el conocimiento basado en la opinión y aquel que se funda en la verdad, siendo el primero inferior y el segundo superior.
Platón organiza el conocimiento en cuatro niveles: en el ámbito sensible están la eikasía, que es la percepción de sombras y apariencias, y la pistis, creencia basada en los objetos físicos. En el mundo inteligible se encuentran la dianoia, pensamiento propio de las ciencias que parte de hipótesis, y la noesis, conocimiento directo de las Ideas, especialmente de la Idea del Bien, que es el principio supremo de todo lo real y lo cognoscible.
El filósofo argumenta que el alma debe elevarse progresivamente desde los niveles más bajos del conocimiento hacia los superiores, en un proceso de educación y purificación racional. Este ascenso es posible mediante la filosofía y el uso del método dialéctico, que permite superar las hipótesis y alcanzar principios verdaderos. Así, el conocimiento sensible es solo una copia imperfecta de la realidad, mientras que el conocimiento racional permite captar las esencias eternas.
En resumen, el texto plantea la visión dualista de Platón, donde la realidad y el conocimiento están jerárquicamente ordenados. El mundo inteligible constituye la auténtica realidad, y solo la razón puede conducirnos a ella. Esta concepción será desarrollada aún más profundamente en el mito de la caverna, donde se simboliza el paso del alma de la ignorancia al saber mediante la filosofía.
“No se nace mujer, se llega a serlo”. Con esta frase, Simone de Beauvoir resumía la idea de que la identidad femenina no es natural ni biológica, sino construida socialmente. Hoy, décadas después, esa construcción sigue presente en la publicidad, como refleja el estudio citado por La Voz de Galicia.
El análisis de más de 1.600 anuncios revela que la representación de las mujeres sigue anclada en roles tradicionales. El 66% de las veces las protagonistas aparecen en espacios del hogar o cuidando de otras personas. Esta distribución no es inocente: es el reflejo de un sistema que perpetúa la alteridad de la mujer, es decir, su posición secundaria frente al sujeto masculino, considerado universal.
Según Beauvoir, la sociedad impone a la mujer una función de “Otro”, destinada a satisfacer las necesidades ajenas antes que desarrollar su propia identidad.
La publicidad no solo refleja la realidad, sino que también la crea. Al reproducir estereotipos, limita las aspiraciones de las niñas y naturaliza la desigualdad. Así, la mujer no se construye como sujeto autónomo, sino como objeto al servicio de los demás.
La igualdad real requiere cuestionar estas imágenes y apostar por representaciones diversas y libres de prejuicios. Solo así dejaremos atrás los mandatos impuestos y construiremos una sociedad donde, como quería Beauvoir, ser mujer no sea una condena, sino una elección libre.
La Lei 7/2023 da Comunidade Autónoma de Galicia marca un paso decisivo cara á igualdade real entre homes e mulleres, asumindo a loita contra a discriminación de xénero como un compromiso institucional. Tal e como defendía Simone de Beauvoir, “non se nace muller, chégase a selo”: a desigualdade non é natural, senón construída socialmente. Por iso, esta lei busca desmontar esas estruturas, integrando de maneira transversal a perspectiva de xénero en todas as políticas públicas.
Beauvoir puso de relieve cómo la experiencia vivida de las mujeres ha sido históricamente ignorada, relegada o desvalorizada. Hoy, esa aportación es clave en el feminismo contemporáneo, que exige que las mujeres dejen de ser el “Otro” y pasen a ser sujetos plenos de derechos. La ley gallega avanza en esta línea, reconociendo la necesidad de políticas activas que garanticen no solo la igualdad formal, sino también la efectiva.
La igualdad real requiere acciones concretas que transformen la realidad, superando estereotipos y garantizando que hombres y mujeres participen en igualdad en todos los ámbitos de la sociedad.
A pesar de vivir en el siglo XXI, muchas de las ideas de Platón siguen siendo actuales. Su defensa de una educación basada en la formación del carácter y en la búsqueda del bien común está presente en los debates educativos actuales, donde se reclama una escuela que no solo enseñe contenidos, sino también valores.
Platón también criticaba las formas de gobierno donde mandan personas sin preparación. Esta preocupación sigue vigente hoy, en un contexto en el que los peligros del populismo y de la desinformación pueden afectar gravemente a la democracia.
Por último, su idea de que debemos aspirar a la verdad, más allá de las apariencias, encaja con la necesidad actual de pensamiento crítico frente a las fake news y la superficialidad de las redes sociales.
Platón fue uno de los grandes filósofos de la Antigua Grecia, nacido en Atenas en el siglo IV a.C. Fue discípulo de Sócrates, de quien aprendió la importancia del diálogo y de la búsqueda de la verdad. Tras la muerte de su maestro, decepcionado con la política de su ciudad, comenzó a desarrollar su propio pensamiento filosófico.
El contexto histórico en el que vivió estuvo marcado por fuertes cambios políticos, como la caída de la democracia ateniense y el dominio espartano tras la guerra del Peloponeso. Esto hizo que Platón cuestionase la validez de la democracia tal como se practicaba en su época y propusiese, en su obra La República, un modelo ideal de sociedad gobernada por los más sabios.
Además de la política, Platón reflexionó sobre el conocimiento, el alma y la realidad. Fundó la Academia, la primera escuela filosófica de Occidente, donde se formaron muchos pensadores importantes. Su teoría de las ideas y su compromiso con la verdad y la justicia dejaron una profunda pegada en toda la historia de la filosofía.