Portada » Historia » Historia de España Contemporánea: Dictadura, República, Guerra Civil y Transición Democrática
Tras la Guerra Civil, España quedó bajo el control de una dictadura liderada por Francisco Franco, quien se mantuvo en el poder desde 1939 hasta su muerte en 1975. Franco concentró todos los poderes en su persona: era jefe del Estado, del Gobierno, del Ejército y del único partido permitido, la Falange. El régimen se apoyaba en una ideología autoritaria y conservadora basada en el nacionalcatolicismo, el rechazo al comunismo y al liberalismo, el centralismo y una constante represión política y cultural.
Durante este periodo, no existía libertad de prensa ni de expresión, y las lenguas regionales estaban prohibidas. La Iglesia Católica tuvo un papel clave en la educación y la vida pública. La represión fue constante: miles de opositores fueron encarcelados, exiliados o ejecutados.
Con el paso de los años, el régimen fue aprobando una serie de leyes (como el Fuero de los Españoles, la Ley de Sucesión o la Ley de Cortes) que pretendían dar apariencia legal al franquismo, aunque en realidad mantenían el control absoluto de Franco. La única organización sindical permitida fue el Sindicato Vertical, donde obreros y empresarios estaban forzados a participar.
En política exterior, al principio España quedó aislada por su vinculación con el fascismo. Sin embargo, con el inicio de la Guerra Fría y el auge del anticomunismo, Estados Unidos firmó acuerdos militares con Franco en 1953. Esto trajo ayuda económica y permitió que España entrara en la ONU en 1955 y en el FMI en 1958.
La Transición democrática comenzó tras la muerte de Franco en 1975. El rey Juan Carlos I, nombrado por el propio Franco, impulsó una apertura democrática. El presidente Adolfo Suárez, nombrado en 1976, promovió una reforma desde dentro del régimen, que culminó con la Ley para la Reforma Política. Esto permitió legalizar partidos políticos y convocar elecciones libres en 1977, en las que ganó la UCD, seguida del PSOE.
El proceso no fue fácil: se enfrentó a tensiones sociales, presiones del ejército y un intento de golpe de Estado el 23 de febrero de 1981, cuando el teniente coronel Tejero entró en el Congreso armado. La firme respuesta del rey evitó el golpe.
Finalmente, el gran logro de la Transición fue la aprobación de la Constitución de 1978, que convirtió a España en una monarquía parlamentaria y un Estado democrático de derecho. Se reconocieron los derechos y libertades individuales, la soberanía nacional, la división de poderes y la descentralización mediante el Estado de las autonomías, con 17 comunidades autónomas. La Constitución sigue vigente y garantiza los pilares del sistema democrático actual.
El periodo entre 1923 y 1931 estuvo marcado por una profunda crisis política y económica, inestabilidad gubernamental y la prolongada Guerra de Marruecos. En este contexto, el 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, con el apoyo del rey Alfonso XIII, instauró una dictadura militar.
Caracterizado por un régimen autoritario, la represión del nacionalismo catalán y la victoria militar en Marruecos, destacando el Desembarco de Alhucemas.
Se intentó institucionalizar el régimen, pero la oposición creció, incluyendo a intelectuales, anarquistas y republicanos.
La dictadura de Primo de Rivera colapsó debido a la crisis económica de 1929 y la pérdida de apoyos. Primo de Rivera dimitió en enero de 1930, dejando a Alfonso XIII en una posición muy debilitada.
Tras las elecciones municipales de abril de 1931, el triunfo republicano en las principales ciudades llevó a la proclamación de la Segunda República Española. El rey Alfonso XIII abandonó el país. Un gobierno provisional inició reformas significativas, aunque también surgieron conflictos con la Iglesia y se proclamó el Estatut de Catalunya.
La Constitución de 1931 estableció una república democrática de trabajadores. Entre sus pilares se encontraban el sufragio universal (incluyendo el voto femenino, impulsado por figuras como Clara Campoamor), la separación Iglesia-Estado y el reconocimiento de las autonomías regionales.
Este periodo se caracterizó por un ambicioso programa de reformas:
Sin embargo, el bienio también enfrentó importantes conflictos, como la sublevación de Sanjurjo en 1932 y la represión de los sucesos de Casas Viejas en 1933, que desgastaron al gobierno.
Durante este periodo, España vivió un florecimiento cultural conocido como la Edad de Plata, con figuras destacadas como Federico García Lorca, Salvador Dalí y Pablo Picasso.
Las elecciones de 1933 dieron la victoria a las fuerzas de derecha, principalmente la CEDA y el Partido Radical, lo que supuso un freno a las reformas iniciadas. Este periodo estuvo marcado por la Revolución de 1934, una sublevación obrera en Asturias y un intento de proclamación del Estado Catalán, que fueron duramente reprimidos.
En las elecciones de febrero de 1936, la coalición de izquierdas conocida como el Frente Popular obtuvo la victoria, reactivando las reformas. Sin embargo, el clima político se radicalizó, con un aumento de la violencia y asesinatos, como el de José Calvo Sotelo en julio de 1936, que sirvió de detonante para el golpe militar.
El golpe militar de julio de 1936 marcó el inicio de la Guerra Civil Española. Los bandos enfrentados fueron:
Entre las etapas clave del conflicto se encuentran la Batalla del Ebro y la caída de Cataluña, que precedieron al fin de la guerra en abril de 1939.
Las consecuencias de la Guerra Civil fueron devastadoras: