Portada » Lengua y literatura » Grandes Figuras y Corrientes Literarias del Siglo de Oro Español
El Barroco es la cultura del siglo XVII. El pensamiento de la época refleja el sentimiento de desconfianza en lo político, social y artístico. Predomina el tono pesimista y desengañado. La estética se caracteriza por la ornamentación y los contrastes. Supone el abandono de los ideales renacentistas, el final del optimismo racionalista y de la confianza en el ser humano y en la naturaleza. La cultura es brillante, recargada y variada. El arte tiende a lo difícil y artificioso con el objetivo de impresionar y provocar admiración, por eso recurre a lo desmesurado y a la ornamentación desbordante. En el siglo XVII, la poesía lírica alcanza gran calidad y es muy variada en temas (amor, naturaleza y mitología); se añade la aportación de lo burlesco y satírico.
El Conceptismo tiene el mismo objetivo que el Culteranismo: la renovación del lenguaje poético, la creación de una poesía para minorías y la exhibición de la maestría artística con un lenguaje y un sentido conceptual complejo que lleve a la sorpresa y admiración al lector, quien requerirá un esfuerzo interpretativo para descifrar. Refleja la estética barroca centrada en el ingenio, el juego de ideas, a través de paradojas, antítesis, equívocos, juegos de palabras… Tiende a la concisión expresiva, a la brevedad, al lenguaje sobreentendido y suele utilizar metáforas para incrementar ideas. Máximos representantes: Quevedo y Gracián, y la mayoría de los autores.
El Culteranismo es el estilo de Góngora (gongorismo), al que se acusaba de recargado, oscuro y difícil. Lo que le caracteriza es la acumulación e intensificación de recursos utilizados por poetas del Barroco, focalizados en el empeño por lograr la brillantez formal mediante la belleza lingüística, que de paso embellecería la realidad. Ello se conseguiría a través de metáforas y perífrasis, una ornamentación lingüística suntuosa y exuberante, léxico culto y sintaxis compleja.
Juan Boscán, en una boda, le comenta al embajador veneciano Andrea Navaggiero sobre el estancamiento en el pasado y sin perspectivas de cambio de la lírica castellana. Navaggiero le recomienda que utilice las formas métricas, expresivas y temáticas de Italia. A Boscán le gusta la idea y comienza a aplicarlo en sus versos.
La viuda de Boscán publica la obra de su esposo y de Garcilaso.
Quevedo escribió abundante poesía y prosa en casi todas sus formas y géneros. Combina lo culto y lo popular, el tono grave y el burlesco, con estilo conceptista. Su lírica reflexiva de tono grave trata con gran profundidad temas como el amor, la muerte, la decadencia hispánica, el desengaño y la fugacidad de la vida. Su poesía burlesca se refiere a temas triviales, anecdóticos, en lo que pone a prueba su ingenio.
Lope fue un excelente poeta, el más sencillo y natural de su época, que escribió lírica de tipo tradicional, sonetos y poesía épica. En la poesía amorosa y religiosa, de fondo autobiográfico, logra una intensa emotividad. Como narrador, experimentó diversos géneros y alcanzó una notable calidad en su novela dialogada La Dorotea. Lope inició un teatro más sencillo que el anterior a finales del siglo XVI, que se amoldaba al gusto del público y daba agilidad a la representación (la Comedia Nueva): la forma dramática creada por Lope presenta numerosas innovaciones respecto al teatro anterior (abandona las unidades clásicas, tiene tres actos, mezcla lo trágico y lo cómico, incorpora la figura del gracioso y escenas líricas).
Lope defendía la libertad en la elección de temas y su teatro presenta una temática variada: religiosa, histórico-legendaria, de enredo… pero el autor opinaba que los temas que más conmovían al público eran los conflictos de honra y honor. Los personajes se suelen repetir y se definen por su forma de actuar, no por su forma de ser, y se convierten en modelos sociales (rey, caballero, villano, galán, dama, gracioso y la criada).
El teatro de Calderón refleja una visión del mundo muy propia del Barroco, pesimista y conservadora: la vida es pura vanidad, un sueño del que despertaremos al morir, y el mundo es el teatro en el que actuamos según el papel que nos ha adjudicado el Autor (Dios). Es un teatro culto que plantea temas profundos mediante personajes simbólicos y que revela una cuidada elaboración en la trama y el estilo. Calderón suprime lo secundario y se centra más en el esquema central de la obra: la elaboración de la trama, el tema y los personajes. Los temas más característicos de Calderón son los filosóficos y los teológicos. Pero también intensifica los conceptos de monarquía y honor, característicos del teatro de Lope, y crea magníficas comedias de enredo o de capa y espada.
La literatura española del siglo XVIII no alcanza el esplendor del Barroco, que se mantiene hasta bien entrado el siglo. Se distinguen tres etapas: Postbarroco, Neoclasicismo y Prerromanticismo. El Neoclasicismo impone el buen gusto en temas y estilo y supone un auge del ensayo; en los últimos años del siglo, esta corriente deriva hacia el sentimentalismo prerromántico. El Postbarroco se desarrolla durante la primera mitad del siglo, pero no aporta nada nuevo, ya que repite temas y formas del siglo anterior. Su influencia alcanza todos los géneros, especialmente el teatro. El Neoclasicismo se consolida en la época de Carlos III con el auge de las ideas ilustradas: supone la uniformidad de estilo y el predominio de lo racional, tal como exigen las normas clásicas. Pero también se desarrolla como Rococó, cuando predomina el tono sentimental y el formalismo preciosista. El Prerromanticismo se insinúa en las dos últimas décadas del siglo con una literatura que en su momento fue calificada de filosófica, pues su lenguaje combina racionalismo y emotividad. Su gran objeto de preocupación e interés son las nuevas ideas y las reformas, que se basan en criterios de utilidad, progreso y servicio al país; reconocen como autoridades indiscutibles la razón y el buen gusto, por lo que reprimen los sentimientos, les desagrada toda pasión que no sea intelectual y optan por la moderación. Su tarea es el estudio y su pluma está impulsada por el afán clásico del instruire delectando. Su ideal estético es básicamente el neoclasicismo francés, de rigurosa normativa literaria que refrena el vuelo imaginativo y la espontaneidad expresiva.
El teatro era el espectáculo más popular de la época, ya que fue un éxito en el siglo XVII. Los corrales eran patios descubiertos y rodeados de casas. En un extremo del patio solía situarse el escenario sin decorados y muchas veces sin telón o con una cortina. Mujeres y hombres estaban separados. Nobles y autoridades se situaban en los balcones (aposentos). Más tarde, pusieron decorados. Se hacía a una hora de la tarde y duraba varias horas. Empezaba con una loa (presentación en verso). Después del primer acto se hacía un entremés (en general, humorístico). Las obras que se representaban en los corrales eran conocidas como comedias, y mezclaban elementos trágicos y cómicos.
Métrica: Soneto. Dos cuartetos y dos tercetos con rima ABBA ABBA CDC DCD.
Estructura y Tema: Es el soneto más representativo del Barroco que recoge el tópico del carpe diem. Se dirige a una hermosa dama de la que elogia sus atributos físicos (cabello, boca, cuello y frente) en los cuartetos y la incita a disfrutar de su juventud y belleza antes de que el paso del tiempo lo deteriore en los tercetos. Tiene una estética propia del Barroco (pesimista, compleja…). Compara sus atributos físicos con oro, clavel, cristal y lilio.
Cartas Marruecas (escuela salmantina) es una obra de género epistolar de José Cadalso. En ella, el moro Gazel escribe a su maestro Ben Beley sobre las particularidades de la vida española y las opiniones sobre España de su amigo Nuño. El autor revisa los aspectos sociales, históricos y culturales de la España de ese momento, haciendo una crítica y denuncia de los problemas, pero de una manera sutil y con fina ironía.