Portada » Filosofía » Fundamentos de la Ética y la Filosofía: Un Recorrido por el Pensamiento Clásico y Medieval
Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible un estudio preciso y completo de las cuestiones humanas, lo que él denominó las “ciencias prácticas”. Todos los seres humanos anhelan la “felicidad”. Su obra Ética a Nicómaco es un examen de la relación del carácter y la inteligencia con la felicidad. Aristóteles distinguía dos tipos de “virtud” o excelencia humana: moral e intelectual.
Es una expresión del carácter, producto de los hábitos que reflejan opciones repetidas, y se sitúa como el punto medio entre dos extremos menos deseables.
Para Aristóteles, la plena excelencia solo podía ser alcanzada por el varón adulto y maduro perteneciente a la clase alta, excluyendo a mujeres, niños, “bárbaros” (no griegos) o “mecánicos” asalariados.
La base de sus enseñanzas fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia, amor y virtud, así como el conocimiento de uno mismo. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia. Su lógica hizo hincapié en la discusión racional y en la búsqueda de definiciones generales.
La filosofía de Platón descansa en la suposición de que la virtud es conocimiento y que este puede ser aprendido. Mantenía que conocer el Bien es hacer el bien; quien se comporta de forma inmoral lo hace por ignorancia. Una persona virtuosa es realmente feliz y, como los individuos siempre desean su propia felicidad, siempre ansían hacer aquello que es moral.
San Agustín aborda la relación entre “La Felicidad y Dios”. El ser humano es mutable e insuficiente para sí mismo; solamente puede encontrar su felicidad en la posesión de lo que es más que él mismo, en la posesión de un objeto inmutable.
La voluntad se considera el bien intermediario que se adhiere al Bien inmutable. La voluntad es libre, la cual está sujeta a obligación moral. La libertad, por tanto, propone una vía de acceso a Dios y designa la bienaventuranza eterna.
Para Dios no hay nada imprevisible, incluyendo los acontecimientos de la vida humana, los cuales ya están en la mente de Dios. Dios es libre porque no está sujeto a nada.
La ética se entiende como una disciplina que nos enseña cuál debe ser el comportamiento correcto del ser humano. Existen dos maneras de entenderla:
La ética es simplemente el conjunto de reglas, normas, mandatos, tabúes y prohibiciones que regulan y guían la conducta y el comportamiento humano dentro de una determinada colectividad histórica. La ética es tan antigua como el hombre, prescindiendo de cuál sea concretamente el origen del mismo (evolución biológica, creación divina).
Esta se concibe como una teorización, reflexión, justificación y crítica de la moral vivida y practicada. A esta ética, el filósofo alemán Karl Jaspers la ha denominado “tiempo eje de la historia”, refiriéndose al siglo VI a.C. En torno a este siglo, según este pensador, se dan una serie de acontecimientos culturales en distintas latitudes geográficas que, por así decir, señalan un nuevo rumbo, una nueva orientación a la humanidad. Este cambio trascendental se suele llamar también el paso del mito al logos, del pensamiento mágico al pensamiento científico, del fabular al razonar.
El paso de una moral vivida a una ética teórica lo dan una serie de pensadores que suelen englobarse bajo el movimiento de la Sofística. Los sofistas —literalmente, los maestros del saber— cuestionan, problematizan y critican todas las normas y valores tradicionales de la sociedad griega, sometiéndolos a crisis y examen. Entre ellos destacan:
Sócrates es considerado el padre y fundador de la ética teórica. Así, de la comparación surge la reflexión y la crítica sobre sus propias costumbres y normas. Y así se origina la ética como disciplina teórica y no ya como mera moral vivida, practicada y cansinamente reiterada y repetitiva.
La filosofía (etimológicamente: amor o aspiración a la sabiduría) es un saber racional, metódico y sistemático que intenta dar una explicación fundamental y radical de la realidad en la que estamos inmersos. Ciencia y filosofía nacieron juntas y juntas se desarrollaron durante muchos siglos. Según la metáfora de Descartes, las ciencias serían los brotes o las ramas que han ido naciendo y creciendo del añejo tronco de la filosofía.
Una cosmovisión es una visión del cosmos, una concepción del mundo en general y de la vida humana en particular. Dentro de cada cosmovisión hay una parte con la que valoramos las acciones humanas, con la que regulamos la conducta humana, por la que ensalzamos ciertos actos y estigmatizamos otros. A esa parte de la cosmovisión que norma el actuar humano la llamamos precisamente la ética, que una vez más, es un segmento de un todo mayor: la cosmovisión filosófica.
La palabra ética procede del griego ethos o etheos, que entre otras cosas significa: costumbre, uso, carácter, manera de ser, manera de conducirse.
Así, se dice que el hombre tiende a juzgar tres clases de actos:
La ética trata de la conducta personal y de los deberes morales. Le incumben las relaciones humanas en cuanto a lo correcto y a lo incorrecto. En forma comparativa, la Moral puede considerarse como los deberes que la sociedad impone, mientras que la Ética representaría los principios morales que sustentan esos deberes.
Así, la ética y la moral se ocupan de las costumbres humanas, del comportamiento del hombre, pero este comportamiento ha de ser fundamentado en acciones voluntarias, deliberadas, conscientes y que afectan a otros.
La filosofía define la ética como el objeto de interpretación de los hechos de la vida humana, es decir, el conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal en la conducta humana. De esta manera, la ética no va a discutir sobre lo que puede hacer una persona físicamente o lo que le está impedido, sino lo que debe hacer moralmente y lo que debe evitar en este mismo sentido.