Portada » Filosofía » Fundamentos de la Epistemología: Proceso, Criterios de Verdad y Racionalidad Filosófica
La Epistemología o Gnoseología es la disciplina filosófica que estudia el conocimiento, entendido como el proceso por el cual un sujeto capta un objeto de la realidad. Este proceso se estructura en cuatro etapas fundamentales:
Las sensaciones son el conjunto de datos procedentes del mundo, captados por un ser vivo mediante receptores u órganos que también se denominan sentidos (las «ventanas a la realidad»). Es importante notar que cada especie capta la realidad de forma diferente. Los sentidos tienen umbrales de captación.
La percepción es el proceso mental por el que se interpretan los datos captados por los sentidos. Los estímulos sensitivos se transforman en impulsos nerviosos a través de los nervios sensitivos.
Conclusiones sobre la Percepción:
La imagen que percibimos del mundo es una reconstrucción que realiza el cerebro, pero no se trata de una ficción, sino de información extremadamente fiable.
La corriente de la Gestalt es una escuela filosófica que considera que el cerebro interpreta la información de los sentidos dándole una unidad, integrando cada uno de los datos obtenidos a través de ellos en un todo significativo. Surgió en oposición al asociacionismo, corriente filosófica según la cual la percepción era únicamente la suma de las informaciones de los sentidos.
Leyes de la Gestalt:
El entendimiento es la facultad por la que se asignan conceptos a los objetos captados por la percepción. La abstracción consiste en identificar características comunes entre objetos.
Un concepto se define por:
La enunciación es el último paso para alcanzar el conocimiento: formular un enunciado. Los enunciados son un tipo de oraciones que elabora el entendimiento y que se caracterizan por afirmar o negar algo, siendo susceptibles de ser Verdaderos (V) o Falsos (F), y describen una situación.
Aunque «enunciado» y «proposición» se emplean de manera indistinta, las proposiciones se refieren al significado, mientras que el enunciado es la expresión de dicho significado en una oración concreta. Son las unidades de conocimiento, pero no todas las proposiciones son conocimiento. Para que se produzca conocimiento, la proposición debe ser Verdadera y estar justificada.
El conocimiento se opone a la ignorancia. Se trata de una convicción que en filosofía se llama creencia. Para ser conocimiento, tiene que tratarse de una creencia Verdadera, además de estar justificada.
El conocimiento se caracteriza por:
Si es conocimiento, la verdad está justificada de forma racional: la creencia sobre la que se está convencido es Verdadera y se está convencido de ello.
Existen dos principales concepciones sobre la verdad:
La verdad se entiende como una propiedad del entendimiento cuando se aplica a proposiciones obtenidas por nuestra capacidad de pensar. Dentro de esta concepción, encontramos dos criterios principales:
Una proposición es Verdadera si es coherente con un conjunto de proposiciones, es decir, si se infiere o deduce de ellas. El conjunto de proposiciones se ofrece mutuamente soporte explicativo. Este criterio se basa en el consenso de una comunidad respecto a su verdad o bien en la consistencia y ausencia de contradicción, lo que permite distinguir entre la Verdad y la Falsedad.
Para saber si una proposición es Verdadera, hay que contrastarla con la realidad. Coincide con la verdad como coherencia en que ambas se consideran una propiedad de las proposiciones; se diferencia en que, para establecerla, no hay que recurrir a otras proposiciones, sino a la realidad. Aristóteles fue el primero en definir la verdad como adecuación. Sin embargo, la definición aristotélica no proporciona por sí misma los criterios por los que una proposición es V o F.
Los criterios de verdad proporcionan seguridad y respaldo a nuestras ideas, aunque nunca proporcionan garantía absoluta, ya que dichos conocimientos están sujetos a error. La verdad de un enunciado depende de su contrastación con el mundo.
Esta noción de verdad no se aplica a una proposición, sino que pretende hacer referencia a la realidad en sí misma. Se manifiesta de dos maneras:
(Referencia: Ferrater Mora)
La posición filosófica que rechaza la idea de verdad absoluta se conoce como relativismo. El relativismo sostiene que no hay verdades absolutas ni objetivas porque no existe un criterio único que permita evaluar si una creencia es Verdadera. Dicha evaluación dependerá del contexto personal, histórico o cultural, que es múltiple.
Esta perspectiva defiende que existen múltiples enfoques para acercarse a la realidad y rechaza que exista una forma de acercamiento mejor que otras.
Una forma extendida de relativismo es asegurar que toda forma de conocimiento esconde unos intereses, que la objetividad no existe y que todo depende del interés propio de un individuo o de la sociedad. Sin embargo, el relativismo más simple cae en contradicción: si la verdad solo puede serlo para mí, pero esta afirmación es válida para todos, entonces la verdad no sería relativa, sino absoluta.
El filósofo alemán Jürgen Habermas ha sido muy crítico con la idea del conocimiento objetivo. Considera que el conocimiento está siempre relacionado con un interés, de manera que pensar que pueda ser gratuito y objetivo es, en realidad, una ilusión. Habermas distingue tres intereses principales:
La razón se entiende como la facultad de deliberar, sopesar entre distintas alternativas para eludir la incertidumbre y escoger lo mejor. Justifica las decisiones, aporta las razones para escoger una opinión en vez de otras, y permite escoger y discriminar.
Definió el entendimiento como la facultad que permite captar la esencia de las cosas directamente. La razón, en cambio, es la facultad que produce el conocimiento que surge de aplicar la abstracción a los datos de los sentidos.
Define el entendimiento como la facultad de producir conocimiento sobre el mundo mediante conceptos apoyados en la percepción. La razón reordena todas las experiencias creando grandes síntesis alrededor de las ideas de Yo, Mundo y Dios.
La racionalidad se define como el uso de la razón para escoger las mejores razones o las acciones más adecuadas. Nicholas Rescher afirma que «la racionalidad consiste en el uso apropiado de la razón para elegir de la mejor manera posible».
La racionalidad se aplica tanto a los enunciados como a las acciones humanas:
Las creencias son proposiciones de las que se tiene certeza y de las que se está convencido de que son Verdaderas.
La irracionalidad también puede entenderse en dos sentidos:
