Portada » Filosofía » El Pensamiento de Nietzsche: Fundamentos, Críticas y su Impacto Contemporáneo
El pensamiento de Friedrich Nietzsche es fundamentalmente vitalista y estuvo influenciado por diversas corrientes filosóficas y pensadores. El Romanticismo lo impulsó a valorar la subjetividad, la individualidad y a rechazar la Ilustración. Arthur Schopenhauer, quien destacó la voluntad como fuerza primordial, influyó en Nietzsche, aunque este se distanció de su pesimismo. Su relación con Richard Wagner, quien lo acercó al arte trágico y la música, también fue importante, pero Nietzsche rompió con él debido al nacionalismo y cristianismo de Wagner.
En cuanto a Sócrates y Platón, Nietzsche los considera responsables de la decadencia, ya que pusieron la razón como valor supremo, creando una separación entre el “mundo verdadero” y el mundo sensible, lo que desvalorizó la vida terrenal. El cristianismo también influyó, pero Nietzsche lo criticó como una moral de esclavos que reprime los instintos humanos.
Nietzsche critica el uso excesivo de la razón en la filosofía occidental, que ha llevado a la creación de una realidad ilusoria alejada de la vida y los instintos. Para él, la historia de la filosofía es la historia de un error: el haber creído en una verdad absoluta. Considera que conceptos como “la verdad” y “lo bueno” son ficciones que despojan a la realidad de su valor auténtico.
En su vitalismo, Nietzsche propone un pensamiento que afirma la vida, ejemplificado por Zaratustra, quien enseña a superar la moral tradicional y a crear nuevos valores, y la idea de ir “más allá del bien y del mal”, dejando atrás la moral judeocristiana que reprime los instintos humanos.
La “muerte de Dios” señala el fin de los valores tradicionales y el colapso de las creencias en verdades absolutas. Nietzsche rechaza el nihilismo pasivo y aboga por la creación de nuevos valores mediante la voluntad de poder, que no es meramente un deseo de dominación, sino una fuerza que impulsa la vida hacia su máxima expresión. El concepto del eterno retorno invita a vivir la vida como si cada momento fuera a repetirse eternamente, lo que implica una afirmación total de la vida. Solo quien acepta su vida en su totalidad puede llegar a ser un superhombre.
Este pensamiento propone la libertad para crear, transformar y afirmar la vida, desafiando las estructuras morales y filosóficas que han condicionado a la humanidad.
Nietzsche afirma que la filosofía occidental es un “platonismo invertido”. Platón creía en dos mundos: el de las Ideas, perfecto y eterno, y el Sensible, una copia imperfecta. Para él, la verdadera realidad residía en el primero. Nietzsche rechaza esta idea y afirma que solo existe el mundo real, el que vivimos cada día. Para él, inventar mundos superiores es una forma de negar la vida. Por eso, critica a quienes creen en “otros mundos”, como el de las Ideas de Platón. En El ocaso de los ídolos, dice que el “mundo verdadero se ha convertido en una fábula”, es decir, que esas creencias no tienen sentido.
Así, Nietzsche le da la vuelta a la filosofía de Platón, defendiendo la vida, el cambio y la libertad individual.
Nietzsche usa la metáfora de los «sepultureros» para referirse a los conceptos supremos de la filosofía, como lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero y lo perfecto, los cuales considera vacíos y ajenos a la realidad.
Los “sepultureros” son los filósofos que han negado la vida al idolatrar conceptos abstractos e inmutables, convirtiendo la realidad en “momias conceptuales”. De esta manera, han matado la vida al sustituirla por un mundo idealizado.
Los conceptos supremos de los filósofos son lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero y lo perfecto, los cuales han sido elevados a la categoría de lo absoluto, negando la realidad sensible y cambiante.
Los filósofos han colocado los valores supremos como fundamentos de la realidad, cuando en realidad son conceptos vacíos y carentes de base en el mundo sensible.
Para Nietzsche, el mundo real es el mundo sensible, el de los sentidos y el devenir. Platón, en cambio, consideraba el mundo real como el mundo de las Ideas, una realidad trascendente e inmutable.
“La muerte de Dios” significa el colapso de los valores tradicionales impuestos por la religión y la moral cristiana. Con la desaparición de Dios, se destruyen los fundamentos de la moral, permitiendo la llegada del superhombre.
Nietzsche identifica lo real con el devenir y los sentidos, oponiéndose a la tradición filosófica que ha privilegiado la razón y lo estático.
Porque la realidad del arte trágico no es un mundo distinto, sino una forma de presentar y transformar la única realidad existente.
Para Nietzsche, dividir el mundo en “verdadero” y “aparente” es un signo de decadencia y nihilismo, ya que implica negar la única realidad existente y despreciar la vida.
Para los filósofos, el cambio o el devenir es algo negativo, porque contradice su idea de lo estable y lo inmutable. Nietzsche critica esta postura, ya que la realidad es cambio constante.
Los filósofos han rechazado la historia y el devenir, intentando convertir la realidad en algo eterno e inmutable. Esto ha llevado a una visión del mundo que desvaloriza la vida y su constante transformación.
Las fake news son un problema actual que se difunden rápidamente en redes sociales, influyen en la política y manipulan la opinión pública. Friedrich Nietzsche ya advirtió que la verdad no es absoluta, sino una construcción creada por quienes detentan el poder. Su frase “No hay hechos, solo interpretaciones” explica cómo la información se usa para controlar la realidad.
Nietzsche decía que lo que llamamos “verdad” son ideas impuestas por la sociedad. En Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, explicaba que repetimos ciertas ideas hasta creerlas verdaderas. Esto es exactamente lo que pasa con las fake news: una mentira contada muchas veces se convierte en “realidad”.
Otro concepto clave es la voluntad de poder. Según Nietzsche, las personas y los grupos buscan imponer su visión del mundo. Las fake news no son errores inocentes; son herramientas para influir en la gente. Políticos, medios y empresas las usan para ganar poder.
En La genealogía de la moral, Nietzsche explicó cómo las creencias se utilizan para controlar a las masas. Las fake news funcionan igual: crean división y refuerzan ideas convenientes para quienes las difunden. No importa si son ciertas o no, lo importante es el impacto que generan.
Para Nietzsche, la lucha por la verdad es una lucha por el poder. Por eso, la mejor defensa contra la desinformación es el pensamiento crítico: cuestionar quién dice qué y con qué intención.