Portada » Filosofía » El Pensamiento Fundacional Griego: De los Presocráticos a la Teoría de las Ideas de Platón
Parménides utilizaba el poema como forma tradicional de transmisión de los conocimientos. Para comprender la realidad, tenemos que prescindir de los sentidos y fiarnos únicamente de la razón.
Según Parménides, el Ser, formado por el conjunto de todo lo que existe, es único, eterno, perfecto e inmutable. Según este punto de vista, el cambio y la diversidad no son reales, sino que son ilusiones engañosas producidas por los sentidos. El Ser es el límite del pensamiento.
“El Ser es y el no-Ser no es”.
Zenón continuó con la filosofía de Parménides, afirmando que el cambio y la diversidad no son reales.
Dicotomía. El movimiento es imposible porque un objeto entre dos puntos A y B tendría que recorrer la mitad de la distancia antes de llegar al final, pero antes de recorrer la mitad de la distancia tendría que recorrer la mitad de la mitad y así ad infinitum.
Aquiles y la tortuga. División en porciones diferentes.
Flecha voladora. Si lanzamos una flecha y tomamos en cuenta sus millones de posiciones sobre el vuelo como si fueran instantes, nos daríamos cuenta de que la flecha no realiza movimiento alguno, pues en todo momento tomado como instante está en una posición específica, lo que anula el movimiento en sí mismo.
Sitio. Todo lo que existe está en un sitio o ocupa un espacio. Como consecuencia, el propio sitio, si existe, estará también en un sitio y así ad infinitum. Esto es absurdo, por tanto, el sitio no existe.
Afirmaba que los cuatro elementos (tierra, fuego, agua y aire) eran la raíz de todo. La presencia de fuerzas atractivas y repulsivas permitían que estas raíces pudieran unirse y separarse, y dar lugar a todo lo que existe. Los motores del mundo son el Amor, basado en la estabilidad y la plenitud, y el Odio, que disgrega y corrompe.
No es posible que una cosa tenga un origen o un fin. Anaxágoras pensaba que todo estaba formado por unas partículas infinitamente pequeñas que llamaba “semillas”.
Además, creía que las semillas que forman todo lo que existe están gobernadas por una inteligencia cósmica (Nous), que regula todos los cambios que se producen a nuestro alrededor.
Los atomistas Leucipo y Demócrito sostenían que la realidad está formada por una combinación de partículas indivisibles, los átomos, que flotan libremente en el vacío e interactúan entre sí.
Diferenciamos entre dos tipos de filósofos presocráticos:
Monistas. Todo lo que existe proviene de un origen común llamado arkhé. Este principio es único y la pluralidad surge a partir de este mediante procesos físicos.
Pluralistas. El arkhé no es un único elemento, sino un conjunto de elementos propios de la estructura de la materia. El arkhé ya no responde a cuál es el origen del universo, sino que responde a la pregunta: ¿de qué está hecho?
De los presocráticos nos interesan más las preguntas que las respuestas. Sus preguntas sobre la naturaleza abren camino a la filosofía occidental posterior. Sus ideas comunes son las siguientes:
Atenas había concluido las Guerras Médicas contra los persas y la victoria había desarrollado en los atenienses un fuerte sentido nacionalista y un alto sentido de la participación ciudadana. Todos, no solo los aristócratas, habían luchado por la victoria.
La participación de todos, que tan buenos resultados dio en la guerra, va a ser un factor de cambio importante en la paz; si a la hora de la guerra, aristocracia y pueblo se confundieron en la defensa de la polis común (Atenas), el pueblo reclama ahora un puesto de pleno derecho en el gobierno de la sociedad ateniense.
Se trata de una irrupción de las capas populares en la vida pública; y Pericles va a ser el gran reformador de la democracia ateniense. Pero el ciudadano que de hecho quiera tener una presencia relevante en el gobierno, necesita “prepararse”; se hace necesario sustituir las artes de la guerra por la oratoria y el conocimiento de las leyes.
La batalla se libra ahora en el “ágora” de la ciudad. La vida del hombre se ventila en las asambleas, en la plaza pública, en los tribunales; ahí es donde es necesario hacerse presente, discutir las leyes que convienen a la mayoría, desenmascarar los intereses privados o de grupo que pueden esconderse tras los discursos y las leyes establecidas. Todo esto requiere el saber práctico del discurso y de la elocuencia: “El que sabe y no explica claramente es como si no pensara”, dice Pericles. Se hace, por tanto, necesaria la formación para esta nueva tarea, momento en el que irrumpen los sofistas.
Los sofistas ofrecieron un nuevo modelo de educación, convirtiéndose así en profesionales de la enseñanza. Su objetivo era convertir a los hombres en ciudadanos excelentes.
El sofista (aquel que sabe), era un profesor ambulante que cobraba por sus servicios. No pertenecían a clases aristocráticas. Su sophia es práctica e impartían clases de retórica que podían llevar a sus alumnos al éxito y a la fama en su sociedad democrática.
Profesionalismo. Educadores profesionales que impartían clases y hacían demostraciones públicas por dinero. Descendían de la antigua tradición de los poetas educadores.
Estatus interciudadano.
Métodos. Hacían exhibiciones e impartían clase en círculos pequeños o en privado.
Intereses y puntos de vista comunes.
Retórica y escepticismo. Niegan la posibilidad de conocer la verdad absoluta y utilizan muy bien las formas y la sustancia del discurso.
Antítesis nomos-physis. El nomos es el conjunto de normas elaboradas por los humanos que sirven para regular la convivencia en una sociedad, que son diversas y cambiantes. Se diferencia de la physis ya que el nomos no es absoluto, sino relativo.
Principales sofistas: Protágoras, Gorgias, Antifón y Trasímaco.
Sócrates se diferenciaba de los sofistas por su actitud ante la verdad. En vez de presentarse como maestro capaz de ofrecer respuestas a cambio de dinero, Sócrates buscaba la sabiduría reconociendo su propia ignorancia.
Sócrates creía que la filosofía consistía en un diálogo con dos fases: la ironía y la mayéutica.
En la primera, se pregunta al interlocutor por el concepto correspondiente ya que, si ha usado una palabra determinada, es porque sabe qué significa. Cuando este da una definición, Sócrates encuentra varias contradicciones, momento de la ironía. Esto se repite varias veces hasta que se termina aceptando la ignorancia.
La segunda fase, la mayéutica, solo era posible cuando el interlocutor reconoce que no sabe la respuesta. En este momento se inicia una investigación conjunta para buscar la verdad mediante preguntas y respuestas, aunque encontrar una respuesta definitiva era prácticamente imposible.
Ante el relativismo y el escepticismo de los sofistas, Sócrates defendía el universalismo y el intelectualismo moral.
La verdadera importancia del saber es que conlleva el bien, la virtud. El que sabe qué es el bien obrará de manera correcta siempre. Lo contrario sería impensable, ya que con nuestras acciones buscamos lo que más nos conviene. Según el intelectualismo moral, quien actúa incorrectamente no es malvado, sino un ignorante que comete un error porque no conoce el bien. La razón, el don humano más excelente, es la fuente del saber y el ideal de sabiduría es dirigir racionalmente la vida. La función de la filosofía es promover la reflexión para cuidar lo más noble del ser humano: el alma.
Objetiva. Todo el mundo llega al mismo bien si utiliza correctamente la razón.
Autónoma. Cada uno basa su conducta en este bien, idéntico en todos.
Independiente.
Producto del desarrollo de Atenas, ciudad democrática, se produjo un enfrentamiento con Esparta, que era un estado aristocrático. Este enfrentamiento llegó a su fin en la Guerra del Peloponeso en el 431 a.C., de la cual salió vencedora Esparta tras 30 años de lucha.
Se implantó en Atenas el gobierno de los Treinta Tiranos, al mando de Critias, pariente de Platón. La dura represión del régimen provocó una revuelta militar que acabó con este gobierno e implantó de nuevo la democracia. Entre las atrocidades cometidas por el gobierno de los Treinta Tiranos está la de matar a Sócrates, “el más justo entre los hombres de su tiempo”.
Este hecho marcaría definitivamente los ideales políticos de Platón, que requería una reforma política inmediata. Platón entendía la política como una ciencia cuya finalidad era hacer de los ciudadanos unos hombres mejores, y ese peso recaía en la educación. Gracias a esta, todos serían capaces de distinguir el bien y el mal. Aunque no dejó de intervenir en la vida pública, se centró en la formación de futuros gobernantes, de los que dependía el futuro de la ciudad. Por esta razón, fundó la Academia en Atenas.
La filosofía de Platón tiene principalmente dos objetivos:
Enfrentarse a los sofistas, que habían llevado a los ciudadanos a la negación de la verdad y que habían disuelto los fundamentos de la convivencia en la polis.
Construir un Estado justo.
En la persecución de estos objetivos, Platón elabora la Teoría de las Ideas. Según Platón, existe un mundo más real y constante que nuestro mundo de cambio, de nacimiento y de muerte.
