Portada » Filosofía » Explorando el Pensamiento de Marx y Nietzsche: Materialismo Histórico, Crítica Ideológica y la Muerte de Dios
El fragmento que nos ocupa inicia con una declaración contundente:
“En completa oposición a la filosofía alemana, la cual desciende del cielo a la tierra, nos levantamos aquí de la tierra al cielo.”
Este pasaje pertenece a La ideología alemana de Karl Marx, un autor del siglo XIX considerado uno de los filósofos que más han influido en el curso de la política y la economía posterior, debido a su contundente crítica del capitalismo de su época.
En este texto, en primer lugar, Marx critica la filosofía alemana anterior, concretamente el idealismo de Hegel. Frente a ese idealismo (que él describe como una “filosofía que desciende del cielo a la tierra”), Marx propone su concepción materialista de la realidad (expresada como “nos levantamos aquí de la tierra al cielo”), que tiene como centro al hombre concreto, cuya actividad principal es su trabajo en relación con la naturaleza y el resto de hombres de la sociedad.
Se puede considerar que la idea principal de este fragmento es que toda sociedad está determinada por el modo de producción que en ella predomina. Es decir, Marx explica claramente, como vemos en el texto, que:
“No es la conciencia la que determina la vida, sino que es la vida la que determina la conciencia.”
En esta frase se puede apreciar el rigor científico que Marx aplica al estudio de la sociedad en un momento concreto de la historia (en este caso, la sociedad capitalista de la primera mitad del siglo XIX). Según su materialismo histórico, en toda sociedad existen dos elementos que configuran su modo de producción (la forma de organización de una sociedad en cada época para obtener los medios de subsistencia):
Está constituida por las fuerzas productivas (los trabajadores y los medios de producción) y por las relaciones de producción (la relación que surge entre los trabajadores y los propietarios de los medios de producción). Esta relación marca el modo de producción de una sociedad. En la sociedad capitalista que Marx observa, existe una relación dialéctica (antagónica) entre la burguesía y el proletariado, una tensión que, según su teoría, tendrá como consecuencia la llegada del comunismo.
Está condicionada por la infraestructura material. Se compone de todo tipo de ideologías (derecho, política, moral, religión, filosofía) que van a justificar y perpetuar la estructura económica del momento, lo que conduce a una alienación del ser humano.
Por último, se puede añadir que el “socialismo científico” de Marx pretende desenmascarar toda falsa representación propia de las ideologías para poder superar el sistema capitalista y los antagonismos de clase, es decir, la lucha de clases.
El siguiente fragmento de Marx, aunque incompleto, introduce conceptos fundamentales:
“La producción de la vida, tanto de la propia en el trabajo, como de la ajena en la procreación, se manifiesta inmediatamente…”
En esta obra, Marx comienza la elaboración de una nueva teoría científica de la sociedad capitalista; es una exposición del nuevo materialismo –el materialismo histórico– que desarrolla a partir de la crítica de la concepción idealista de la historia en la filosofía alemana. También es una crítica al concepto de ideología que circulaba en el momento. Para Marx, la ideología no es solo el conjunto de ideas y valores de una sociedad en un momento dado, sino la falsa conciencia de una sociedad basada en los intereses de la clase que domina en esa época histórica.
Marx y Engels tienen como objetivo prioritario comprender la realidad social de su tiempo –el capitalismo– para transformarla en una sociedad más justa y sin dominación de unos hombres por otros.
El materialismo histórico consiste en entender la historia desde las realizaciones concretas de los seres humanos, de su acción con la naturaleza y con los otros hombres, y de las condiciones materiales de la existencia de los individuos. No se pueden entender las sociedades en función del pensamiento o las imágenes que tienen de sí mismas, sino por lo que los seres humanos hacen para dominar la naturaleza en la reproducción de su propia vida, es decir, por su actividad productiva.
Este materialismo histórico es la base para entender el modo de producción capitalista y las posibilidades de su transformación revolucionaria hacia el comunismo, entendido como una sociedad sin clases y en donde no exista la explotación del hombre por el hombre, que es la finalidad última de todo el pensamiento y la actividad de estos autores.
Significa que la historia debe interpretarse a través de su base material, concretamente de carácter económico: la industria y el intercambio.
Significa que Marx considera que el modo de producción sustenta esa base material, anteriormente mencionada, a partir de la cual debe explicarse el proceso histórico. La fuerza productiva es un componente esencial de este modo.
A su vez, este modo de producción, que es la base material o infraestructura, determina cómo va a ser la sociedad (la superestructura ideológica).
El fragmento inicial de Nietzsche, aunque incompleto, es una de sus afirmaciones más célebres:
“El más grande de los acontecimientos recientes -que ‘Dios ha muerto’, que la creencia en el Dios cristiano se…”
Este fragmento pertenece a la obra La Gaya Ciencia de Friedrich Nietzsche, autor de la segunda mitad del siglo XIX, cuyo pensamiento puede ser considerado como uno de los más controvertidos por la mordaz crítica que realiza sobre todos los valores de la cultura occidental.
El anuncio de la muerte de Dios es uno de los acontecimientos más importantes de los tiempos modernos. Esta expresión no se refiere a la existencia literal de una deidad, sino al colapso de los fundamentos metafísicos y morales sobre los que se había construido la civilización occidental. Implica la pérdida de un sentido trascendente y de valores absolutos que daban cohesión y significado a la vida humana.
La consecuencia directa de la muerte de Dios es el nihilismo negativo. Al desaparecer los valores supremos y el sentido último, el hombre se encuentra en un vacío existencial, donde todo carece de valor y propósito. Esta fase se caracteriza por la desesperación, la falta de dirección y la negación de la vida.
Por último, es crucial mencionar que el nihilismo tiene una parte positiva para los espíritus libres. La muerte del viejo Dios ofrece la oportunidad al hombre de superarse a sí mismo, de tomar las riendas de su destino y lanzarse a la apasionante aventura de crear por sí mismo nuevos valores que potencien y den sentido a su vida. El hombre ha de transformarse en el superhombre (Übermensch), un ser que posee la voluntad de poder para crear nuevos valores ligados a la tierra, afirmando la vida en todas sus facetas y trascendiendo la moral de rebaño.