Portada » Filosofía » Platón vs. Kant: El Conocimiento Verdadero y la Filosofía Trascendental
Platón y Kant abordan el problema del conocimiento verdadero (4.1.1). Platón propone un idealismo metafísico, donde la verdad reside en las Ideas, accesibles solo por la razón. Kant plantea un idealismo trascendental, donde el sujeto impone las condiciones para el conocimiento.
Platón responde al relativismo sofista buscando una verdad racional (4.1.2). Kant, inmerso en la Ilustración, intenta superar el racionalismo y el empirismo, influenciado por la ciencia moderna.
Platón defiende el racionalismo: solo la razón puede acceder al conocimiento verdadero. Kant, en cambio, une razón y experiencia: el conocimiento se inicia con los sentidos, pero requiere estructuras racionales a priori (4.2.2).
Kant intenta superar el problema integrando lo mejor de ambas corrientes: acepta que todo conocimiento comienza con la experiencia (como postula el empirismo), pero también que la razón aporta estructuras necesarias para interpretar esa experiencia (como afirma el racionalismo).
El problema del conocimiento: cómo es posible el conocimiento científico y objetivo, y si es posible aplicar ese conocimiento a la metafísica.
Porque sostiene que conocemos los objetos tal como se nos aparecen (fenómenos), no como son en sí mismos (noúmenos), y que las condiciones del conocimiento residen en el sujeto. Es «idealismo» porque las estructuras del conocimiento están en la mente, y «trascendental» porque estudia esas condiciones que hacen posible el conocimiento.
Primero recibimos datos a través de los sentidos (intuiciones sensibles), luego los organizamos en el espacio y el tiempo, y finalmente los comprendemos aplicando las categorías del entendimiento.
Debe ser universal y necesario (como en las matemáticas y la física), y debe tener una base empírica, pero también una estructura racional.
Son formas puras de la sensibilidad, es decir, estructuras mentales que imponemos nosotros para poder percibir.
Son conceptos puros del entendimiento que utilizamos para pensar y organizar lo que percibimos (como causalidad, unidad, cantidad…).
Es un juicio sintético a priori: no es simplemente lógico (analítico), sino que añade información (sintético), pero es universal y necesario sin depender de la experiencia (a priori).
El fenómeno es lo que podemos conocer, la realidad tal como se nos aparece. El noúmeno es la cosa en sí, lo que existe independientemente de nuestra mente, pero que no podemos conocer.
Analíticos (el predicado está contenido en el sujeto) y sintéticos (el predicado añade algo nuevo). A su vez, pueden ser a priori (independientes de la experiencia) o a posteriori (dependientes de la experiencia).
No como ciencia en sentido estricto, porque no se puede aplicar la experiencia a sus objetos (como el alma o Dios), pero sí como una disposición natural de la razón.
Una metafísica crítica, que analice los límites del conocimiento y las ideas de la razón, sin pretender conocer lo que está más allá de la experiencia.
Problema planteado: ¿Cómo es posible el conocimiento a priori de los objetos?
Tesis principal: Kant afirma que para que el conocimiento a priori sea posible, debemos suponer que los objetos se ajustan a nuestra forma de conocer, y no al revés. Así como Copérnico explicó el movimiento celeste haciendo girar al observador, Kant propone que el conocimiento se basa en estructuras mentales que ordenan la experiencia.
Relación con su filosofía: Esta idea es clave en su filosofía crítica: no conocemos las cosas en sí, sino los fenómenos, tal como se nos aparecen a través de nuestras formas de intuición (espacio y tiempo) y categorías del entendimiento. Así fundamenta la posibilidad del conocimiento científico y marca el inicio del idealismo trascendental.