Portada » Historia » Las Desamortizaciones en España: Impacto en el Campo Decimonónico
Las características del campo español a principios del siglo XIX eran las siguientes:
Los fisiócratas del siglo XVIII consideraban que el desarrollo económico de un país debe basarse en la explotación de la tierra, y critican la situación jurídica de la propiedad agraria en España porque frena la modernización (tierras amortizadas).
Los ministros ilustrados del reinado de Carlos III repartieron tierras entre campesinos necesitados a cambio de una renta anual. En el reinado de Carlos IV, su Primer Ministro Manuel Godoy, desamortizó tierras municipales y de la Iglesia.
En las Cortes de Cádiz se aplicaron medidas liberales como suprimir los mayorazgos y los señoríos jurisdiccionales. También se realizaron pequeñas desamortizaciones de tierras del clero.
Con la vuelta de Fernando VII se volvió al absolutismo y por tanto se suprimieron todas estas leyes. En el Trienio Liberal (1820-23) se restablecieron las leyes liberales de las Cortes de Cádiz, se desamortizaron tierras de la Iglesia y se aprobaron dos nuevas medidas: se prohibió a la Iglesia comprar bienes inmuebles; y se redujo el diezmo a la mitad, pasando el resto a la hacienda pública.
Durante la regencia de María Cristina de Borbón y en el reinado de Isabel II se consolidó en España el sistema liberal y se realizaron dos desamortizaciones:
Cuando por primera vez llegaron al poder los progresistas en la regencia de María Cristina de Borbón, Juan Álvarez Mendizábal realizó la primera desamortización importante. Los objetivos eran: reducir la deuda pública, modernizar el campo y sobre todo pagar los gastos de la Primera Guerra Carlista. Esta desamortización afectó a las tierras del clero regular (monasterios y conventos). El sistema se basó en la expropiación forzosa, la subasta pública, y el pago en metálico o mediante bonos de deuda pública. Esta medida supuso la ruptura de relaciones diplomáticas con el Vaticano y la destitución de Mendizábal. Un año después, en 1837, José María Calatrava amplió la desamortización a tierras del clero secular. El resultado de estas desamortizaciones fue desigual, pues aunque creció la producción agraria, no hubo un reparto de la tierra, sino que los grandes propietarios aumentaron sus latifundios.
Cuando de nuevo llegaron al poder los progresistas en el Bienio Progresista (1854-56), el Ministro de Hacienda Pascual Madoz realizó la segunda gran desamortización que afectó sobre todo a los bienes del Estado y los municipios, y en menor medida a los bienes del clero. El sistema de expropiación, subasta y forma de pago era igual a la desamortización de Mendizábal. Los beneficios de las ventas se destinaron a la deuda pública y a financiar obras públicas, sobre todo, el ferrocarril y a modernizar el campo español. En contra de esta ley estaban la reina Isabel II, que no quiso firmarla, y la Iglesia que consideraba que iba en contra del Concordato de 1851. Con la llegada de Narváez se suspendió la ley, aunque se vieron obligados a restablecer las desamortizaciones en los últimos años del reinado de Isabel II.