Portada » Historia » La Segunda República Española (1931-1936): Historia, Constitución y Crisis Política
La Dictadura de Primo de Rivera acabó en 1930 a causa de la crisis mundial. El rey Alfonso XIII formó un Gobierno con el general Berenguer, que debía ser una transición (paso de un régimen a otro) a la reinstauración de la democracia con el antiguo sistema de partidos.
Pero los partidos no monárquicos habían realizado el Pacto de San Sebastián (27 de agosto de 1930), deseaban la República y no aceptaron las condiciones que quería el rey.
El domingo 12 de abril de 1931, hubo elecciones municipales (a los Ayuntamientos) donde los republicanos triunfaron en 41 de las 50 capitales de provincia, en las cuencas mineras del norte y de Andalucía.
Los republicanos declararon que el país quería la República. El rey no pudo conseguir apoyos y el 14 de abril la República fue proclamada en diversas capitales de España (Eibar fue la primera en proclamarla). El rey salió para el exilio a fin de evitar una guerra civil.
Era una Constitución democrática y en la que también la mujer obtenía el derecho a voto. España era definida como una República de trabajadores de todas las clases y un Estado integral (unido, pero se aceptaban las autonomías de las regiones que la pidieran). Además, el Gobierno era responsable ante el Parlamento (a diferencia de la monarquía, donde no lo era).
El panorama político de la Segunda República estaba dividido en tres grandes bloques:
Excepto la CEDA, la mayoría de estos partidos deseaban acabar con la República.
Estos partidos deseaban reformar la República:
Existían también fuerzas de izquierda radical (que querían hacer la revolución):
En las elecciones de diciembre de 1931 ganan las izquierdas. Niceto Alcalá Zamora sigue siendo Presidente de la República y Manuel Azaña es Presidente del Gobierno. Gobernaba una coalición republicano-socialista (de centro-izquierda). Azaña (republicano) y Largo Caballero (socialista) ponen en marcha las primeras reformas (educativa, religiosa, autonómica, militar y agraria).
Las izquierdas se desencantaron porque las reformas no eran suficientes ni iban todo lo rápido que querían. Los católicos no perdonaron el ataque a la Iglesia y se pusieron contra el Gobierno y sus reformas. La derecha preparó un golpe de Estado en agosto de 1932 (en Sevilla, con el general Sanjurjo), conocido como La Sanjurjada, que fracasó.
Esto y otros problemas llevaron al Gobierno a convocar nuevas elecciones a finales de 1933.
De finales de 1933 a finales de 1935. Niceto Alcalá Zamora sigue siendo Presidente de la República. Ganaron las derechas. Se creó un Gobierno del Partido Radical de Alejandro Lerroux con el apoyo de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), de Gil Robles.
Este Gobierno va a realizar una Política antirreformista, que anuló bastantes de los logros anteriores porque paró y suprimió todas las reformas.
En octubre de 1934 (cuando entraron en el gobierno 3 ministros de la CEDA, lo que asustó a la izquierda, pues pensaron que iban a cambiar la Constitución y temían un golpe de Estado que llevase a una dictadura fascista, como hizo Hitler en Alemania) los anarquistas y los socialistas más radicales comenzaron la Revolución de Octubre. Esta tuvo gran importancia en Asturias y coincidió con la rebelión de los catalanes (Lluís Companys proclamó la República Federal). Se suspendió el Estatuto de Autonomía de Cataluña, se encarceló a los dirigentes catalanes y se reprimió el intento revolucionario.
Todo esto y el escándalo del estraperlo, hundió al Partido Radical y se convocaron nuevas elecciones a finales de 1935, para realizarlas en febrero de 1936.
A finales de 1935, se formó una coalición de izquierdas, el Frente Popular. Se formó Gobierno con la Izquierda Republicana de Azaña, con apoyo socialista. Niceto Alcalá Zamora dejó de ser presidente de la República y Manuel Azaña pasó a serlo.
Se radicalizaron más las derechas y las izquierdas. Comenzaron los graves desórdenes y problemas que acabarían en la Guerra Civil.
Se hizo por la Ley de 1932, impulsada por Azaña.
Su objetivo era hacer desaparecer el latifundio (grandes fincas de pocos dueños) y vender parte de esa tierra a los campesinos pobres, para conseguir producir más, aumentar la riqueza nacional y crear una clase de pequeños propietarios rurales que apoyasen a la República.
Se realizó a través del IRA (Instituto para la Reforma Agraria), que expropiaba tierras con indemnizaciones. Los terratenientes (especialmente de Andalucía y Extremadura) se opusieron tenazmente. Fue un fracaso debido a su lentitud y complejidad.
La impulsó Azaña para modernizar el Ejército, reduciéndolo (disminuyendo en una tercera parte los oficiales) a través del paso a la reserva voluntaria con sueldo íntegro de los militares que no deseaban servir a la República. Ello hizo que muchos militares quisieran acabar con ella.
Se trataba de la Separación entre Iglesia y Estado, para quitarle a la Iglesia el enorme dominio que tenía. Se establecieron el matrimonio civil, el divorcio y se impidió a la Iglesia la educación de la juventud. La Iglesia se opuso por ello a la República.
Se quería crear una Escuela única (para todos) y laica (sin el control de la Iglesia), como existía en la República francesa. Se crearon numerosas escuelas y muchos puestos de profesores y se establecieron las misiones pedagógicas (como campañas de alfabetización).
Las regiones españolas podían pedir la autonomía. A Cataluña se le otorgó el Estatuto de Autonomía. Los estatutos vasco y gallego estaban en trámites (no se habían aprobado aún) cuando estalló la guerra. Entonces (1936) se concedió el Estatuto Vasco.
