Portada » Historia » La Pepa: Un Hito Constitucional en la España del Siglo XIX
Las Abdicaciones de Bayona cedieron la soberanía de España a Napoleón y a José Bonaparte. Este hecho, sumado a la pasividad del gobierno interino, desencadenó un proceso revolucionario protagonizado por las juntas locales. Ante el vacío de poder y el rechazo a la ocupación francesa, estas juntas locales se agruparon en la Junta Suprema Central en 1808. Su objetivo era decidir sobre el destino de la nación, buscando la instauración de un sistema político constitucional, la igualdad de los ciudadanos y una profunda reforma generalizada.
Tras esta convocatoria, la Junta decidió disolverse ante su incapacidad de gobierno, creándose una Regencia de cinco miembros. Aunque inicialmente se opusieron a la convocatoria de Cortes, no pudieron impedir su inicio en 1810 en Cádiz.
El proceso de elección de los diputados y su posterior reunión fueron extremadamente difíciles debido al estado de guerra, lo que provocó numerosas suplencias. Los representantes fueron elegidos por sufragio universal masculino (aunque con un sistema indirecto y por fases, como se detallará más adelante). Entre los diputados predominaba la clase media urbana, quedando excluidas las clases bajas de los cargos políticos.
El primer documento significativo fue firmado por Muñoz Torrero (diputado extremeño), en el que se proclamaba a Fernando VII como rey legítimo de España y se establecía la soberanía de los diputados (es decir, la soberanía nacional).
Entre estos diputados se distinguían tres corrientes principales:
Basándose en estas ideologías, se redactó una Constitución que entró en vigor en marzo de 1812, popularmente conocida como «La Pepa«. En su redacción destacaron políticos como Muñoz Torrero, Agustín de Argüelles o Pérez Castro.
Esta Constitución se caracteriza por ser la más extensa de la historia de España (con 10 títulos y 384 artículos). Fue considerada en cierto modo utópica, ya que propuso objetivos difíciles de conseguir, como una completa declaración de derechos y libertades integrada en el resto de la legislación, lo que explica que no contenga una parte dogmática separada.
En cuanto a la forma de Estado, se estableció la unidad estatal y se definió como régimen político una monarquía parlamentaria no absolutista, basada en la división de poderes:
Respecto a la cuestión religiosa, se estableció un Estado confesional católico, la unión de Iglesia-Estado, la no libertad religiosa y la suspensión de la Inquisición, entre otras medidas.
Se creó una Milicia Nacional, una fuerza de civiles armados destinada a defender el orden constitucional y los derechos de los ciudadanos. Estaba formada por voluntarios y fue disuelta y restablecida a lo largo del siglo XIX según el carácter conservador o liberal del gobierno de turno.
Los derechos y libertades de las personas eran muy amplios, incluyendo:
Destaca el trato a los españoles como ciudadanos y no como súbditos, lo que evidenciaba un marcado carácter liberal.
La Constitución de 1812 («La Pepa») estuvo vigente hasta el regreso de Fernando VII en 1814. Se recuperaría durante el Trienio Liberal (1820-1823) bajo el mismo monarca, y también durante la regencia de María Cristina, ya con Isabel II, momento en que sirvió de base para la modernización y la creación de una nueva constitución.
La respuesta del país a este hito fue, en general, indiferente debido al analfabetismo generalizado y a la oposición de los absolutistas, lo que resultó en un escaso apoyo popular (los liberales eran minoría).
Como ya se mencionó, las Cortes de Cádiz estuvieron reunidas durante tres años. Si bien su mayor logro fue la Constitución de 1812, promulgaron una gran cantidad de medidas y reformas significativas, tales como:
Evidentemente, debido a la guerra y otras causas, gran parte de lo acordado en Cádiz no pudo aplicarse de inmediato. Este documento sufriría numerosos avances y retrocesos a lo largo del siglo XIX. A pesar de las dificultades, las Cortes de Cádiz sentaron las bases del programa liberal español, y sus características resultaron clave para la historia de España desde este siglo en adelante.