Portada » Lengua y literatura » La Literatura del Siglo de Oro: Cervantes y las Claves de la Poesía Barroca
Según Cervantes, la poesía era lo más elevado, aunque reconocía que no era muy buen poeta. Señalaba que la poesía fue «la gracia que no quiso darle el cielo». La poesía de Cervantes se intercala frecuentemente en su novela y en su teatro.
Cervantes escribió en todos los géneros de la novela. Empezó con La Galatea, una novela pastoril de seis libros que publicó en 1585. Esta obra es bastante compleja por su argumento, ya que son historias entremezcladas de pastores y pastoras que unas acaban bien y otras mal.
Para Cervantes, la novela pastoril consistía en «cosas soñadas y bien escritas para entretenimiento de ociosos y no verdad alguna».
Veinte años después, publica las Doce Novelas Ejemplares. Se escribieron entre el año 1605 y 1613 y se publicaron en 1613, cuando Cervantes ya era famoso gracias a El Quijote.
El Barroco trajo consigo una gran renovación métrica. Los autores seguían utilizando la métrica renacentista, pero se añadieron otras nuevas formas provenientes de la lírica popular. Se trata de una poesía culta con influencia popular, por lo que su métrica tiende a ser de arte menor.
Además de estas estrofas, se sigue utilizando toda la métrica del Renacimiento.
En el Barroco se desarrollan dos grandes corrientes estilísticas:
La complejidad de esta tendencia aparece en el plano del contenido. Utiliza los juegos de palabras, las distorsiones gramaticales y las imágenes atrevidas. Su representante principal es Quevedo.
La complejidad aparece en el lenguaje, ya que tiende a lo ornamental y sensorial. Su representante es Góngora (con el gongorismo). Es abundante el uso de cultismos, adjetivos y referencias mitológicas. En cuanto a la parte sensorial, utiliza un vocabulario relacionado con los sentidos e imágenes.
Los temas tienen referencia en autores místicos como Fray Luis de León y San Juan de la Cruz.
Se sigue la línea del petrarquismo, es decir, se da una descripción de la amada, pero más compleja. Dentro de este tema aparece la divinización: se convierte a la amada en diosa y el poeta la alaba, exaltando sus perfecciones físicas y espirituales. Por otro lado, el amor va unido a:
La naturaleza tiene dos tratamientos:
Por un lado, se da la poesía devocional y, por otro, la ascética. En este tipo de poesía, el autor compone en forma de plegaria. También se dirige con familiaridad a Dios, la Virgen o los santos con el fin de expresar arrepentimiento y pedir auxilio.
Es la poesía metafísica que habla del sentido de la vida y el paso del tiempo. Se encarga de estudiar aquello que está más allá de lo físico. En este tipo de poesía se le da especial importancia a:
Habla de España y la preocupación por la patria (ejemplificada por Quevedo). Se encarga de criticar todo aquello que corrompe a la nación.
Trata los mismos temas (religión, amor) pero en lugar de tratarlos de forma seria, lo hace de forma burlesca. Se da mucha sátira que transmite amargura. En este tipo de poesía, los poetas se «sueltan» y utilizan un lenguaje más libre.
Los autores encuentran en la poesía popular anónima una fuente hermosa que imitan. Por tanto, van a escribir mucha letrilla y, sobre todo, romance, con lo cual se termina de constituir el Romancero Nuevo.