Portada » Historia » Historia de España: Transformaciones Clave y Conceptos Fundamentales (Siglos XVIII-XIX)
La Ilustración fue un movimiento intelectual del siglo XVIII que promovió el uso de la razón como herramienta para el conocimiento y el progreso. Surgió en Francia y se extendió por Europa, influyendo en reformas políticas, económicas y culturales. Uno de sus principios fundamentales fue el racionalismo, que consideraba la razón como el único medio válido para comprender el mundo, rechazando explicaciones basadas en la tradición o la religión. El humanismo situaba al ser humano en el centro de la reflexión, defendiendo su dignidad y bienestar a través de la educación y el desarrollo de la ciencia. La tolerancia religiosa fue otra idea clave, rechazando el fanatismo y promoviendo una visión más racional de la religión, sin imposiciones dogmáticas.
En política, surgió el Despotismo Ilustrado, donde los monarcas aplicaban reformas sin la participación del pueblo, bajo el lema: «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo». En España, la Ilustración influyó en el reinado de Carlos III, impulsando reformas en educación, economía y administración. Se fundaron instituciones como la Real Academia Española y las Sociedades Económicas de Amigos del País para modernizar el país. Las reformas incluyeron mejoras en la educación, la agricultura y la industria, además de un mayor control del Estado sobre la Iglesia. A pesar de la resistencia conservadora, la Ilustración sentó las bases para futuras transformaciones, como el liberalismo en el siglo XIX.
El Estatuto Real de 1834 y las Constituciones de 1837 y 1845 reflejan los cambios políticos en España durante la primera mitad del siglo XIX. Estas normas surgieron según el partido e ideología en el poder, mostrando tensiones entre posturas conservadoras y progresistas.
El Estatuto Real no era una constitución, sino una carta otorgada, sin reconocer la soberanía nacional ni establecer derechos fundamentales. Permitía al rey Fernando VII controlar el Parlamento y disolver las Cortes, manteniendo el poder centralizado. En cambio, las Constituciones de 1837 y 1845 reconocieron una estructura más constitucional.
La soberanía nacional estaba reflejada en la Constitución de 1837, mientras que en la de 1845 el poder regresó a manos conservadoras, lideradas por Narváez. El sistema parlamentario varió: el sufragio en 1837 era más amplio, mientras que en la de 1845 se restringió, favoreciendo a los propietarios. Esta última constitución se presentó como una reforma de la anterior, pero su objetivo era ajustar el sistema político. En ella, se sustituyó la soberanía nacional por la soberanía conjunta del rey y las Cortes y se suprimió la Milicia Nacional, creándose la Guardia Civil como cuerpo sustituto. Las relaciones entre el Estado y la Iglesia eran fundamentales y reafirmaban el carácter confesional católico del Estado.
Finalmente, ambas constituciones incluyeron derechos fundamentales, aunque limitados por el contexto político. Estos textos sentaron las bases del constitucionalismo español, influyendo en nuestros ordenamientos actuales.
Las dos grandes desamortizaciones de la España del siglo XIX son las de Mendizábal en 1836 y la de Madoz en 1855, conocida como «La General». Este proceso consistía en la expropiación de los bienes, su nacionalización y su posterior venta pública.
La de Mendizábal se produjo durante la Regencia de María Cristina y la de Madoz durante el Bienio Progresista en 1855. Ambas desamortizaciones coincidían en la necesidad de obtener recursos económicos para el Estado y pagar la deuda pública. La de Mendizábal afectó solo al clero, mientras que la de Madoz («La General») puso en venta todas las propiedades de la Iglesia que no habían sido vendidas, al igual que los bienes de propiedad municipal. Finalmente, ambas fueron impulsadas por los progresistas para intentar ampliar el número de simpatizantes del liberalismo y crear una clase media agraria.
Los objetivos principales de las desamortizaciones fueron reducir la deuda pública y pasar las tierras a manos de inversores para convertirlas en un bien de uso y cambio. La mayor consecuencia de este proceso fue el cambio que se produjo en la sociedad española con nuevos grupos provenientes de las clases medias. Estas no sirvieron para eliminar la desigualdad social ni tampoco para lograr la financiación para el despegue industrial de España mediante la construcción del ferrocarril.
Rey de España (1701-1746). Hijo del delfín Luis y de María Ana de Baviera y nieto de Luis XIV de Francia. Ostentaba el título de Duque de Anjou. Fue nombrado heredero del trono español en el testamento de Carlos II al no tener descendencia directa. Fue el primer soberano de la dinastía de Borbón en España tras una larga disputa por el trono con el Archiduque de Austria, Carlos, resuelta a través de la Guerra de Sucesión (1700-1713), que acabaría con la Paz de Utrecht, por la que tuvo que renunciar a sus derechos al trono francés. El establecimiento de esta nueva dinastía trajo consigo el cambio de rumbo en la política exterior española, pasando Francia de ser el mayor enemigo al principal aliado. En política interior, supuso la implantación del modelo político del Absolutismo monárquico, la desaparición de hecho de las dos Coronas de la monarquía (Castilla y Aragón) y una centralización en torno a la legislación castellana. También se implantó la «Ley Sálica», que tan decisiva resultó en el siglo siguiente. Casado en dos ocasiones (con María Luisa de Saboya y con Isabel de Farnesio), tres de sus hijos fueron monarcas de España (Luis I, Fernando VI y Carlos III). En 1724 abdicó en Luis I, pero ocho meses después falleció y volvió a recuperar el trono. Sus últimos años estuvieron muy condicionados por su estado de salud.
(Conocido como «Paz de Utrecht» o «Tratado de Utrecht-Rastatt») Conjunto de tratados firmados por los estados enfrentados en la Guerra de Sucesión Española entre los años 1713 y 1714 para poner fin al conflicto (aunque aún continuaron algunas hostilidades en territorio español hasta julio de 1715). Las principales consecuencias fueron que Gran Bretaña pasó a ser la gran potencia naval (al incorporar puntos estratégicos como Menorca y Gibraltar y lograr amplias concesiones comerciales como el «navío de permiso» y el «asiento de negros») y que Francia se consolidó como la potencia mundial en el siglo XVIII al colocar un Borbón en el trono español (a condición de que ambas coronas no se pudieran unir en un mismo monarca). Por su parte, España perdió sus últimas posesiones europeas: Sicilia (que pasó a Saboya), y Cerdeña, Nápoles, Flandes y el Milanesado (que pasaron a Austria).
Decretos promulgados por Felipe V por los que se derogaban los fueros y las instituciones de autogobierno de los reinos de Aragón, Valencia, Mallorca y el Principado de Cataluña, implantando en ellos las formas y costumbres de Castilla. Fueron tres decretos firmados en 1707 (Aragón y Valencia), 1715 (Mallorca) y 1716 (Cataluña). Sus principales disposiciones fueron que se creó un único sistema institucional y jurídico común -basado en el modelo castellano-; se modificó el sistema de impuestos aragonés, con la implantación de nuevos impuestos; se suprimieron las aduanas entre Aragón y Castilla; el castellano fue establecido como lengua administrativa en todo el país; y se eliminó el «privilegio de extranjería», permitiendo que los castellanos pudiesen ocupar cargos en aquellos territorios y viceversa. Además, se sustituyó la figura del Virrey por la de un Capitán General y se suprimieron instituciones forales y las Cortes particulares de Aragón, Valencia y Cataluña, creándose las «Cortes Generales del Reino». De esta manera, todo el territorio de la monarquía se regiría por las mismas leyes e instituciones según el modelo castellano (aunque se mantuvieron los fueros vascos y navarros). Desde este momento se puede hablar ya de España.
Rey de España (1759-1788). Tercer hijo de Felipe V, y el primero con Isabel de Farnesio. Fue coronado como rey de Nápoles (1734-59), y tras la muerte sin descendencia de su hermanastro Fernando VI, fue nombrado rey de España. Profundizó las reformas ya iniciadas por sus antecesores gracias a la aplicación del despotismo ilustrado, del que fue su mayor exponente en España, con la ayuda de políticos como Grimaldi, Esquilache, Aranda, Olavide o Floridablanca. Bajo su reinado se implantaron numerosas reformas ilustradas de carácter administrativo, judicial, educativo, eclesiástico e impositivo; expulsó a los jesuitas, fomentó la colonización de zonas despobladas al sur de España y recuperó la isla de Menorca de manos inglesas -tras intervenir en la Guerra de los Siete Años junto a Francia-. Realizó numerosas mejoras urbanísticas en la ciudad de Madrid.
Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811). Escritor, jurista y político español, quizás el representante más genuino de la Ilustración española del siglo XVIII. Fue un hombre culto, abierto, fecundo y ejemplar que se caracterizó siempre por un hondo patriotismo y una gran preocupación por los distintos problemas de España. Se dedicó tanto a la poesía como al teatro, aunque lo verdaderamente importante son sus ensayos sobre política, historia y economía, entre otras materias. Llegó a ser miembro de diversas Academias. Durante el reinado de Carlos III fue nombrado «alcalde de Casa y Corte» (Madrid), con Godoy ministro de Justicia e incluso José I Bonaparte le ofreció un cargo que rechazó, entrando a formar parte de la Junta Central representando a Asturias.
Tratados internacionales que vinculaban los intereses españoles y los franceses, fruto del establecimiento de los Borbones en el trono español. El principal objetivo de todos ellos era hacer frente al ascenso de Gran Bretaña como potencia. Por el «Primer Pacto de Familia» (1733) Francia y España se enfrentaron a Austria en la Guerra de Sucesión de Polonia. Fruto de esta alianza, España recuperó Nápoles y Sicilia, que pasaron a estar gobernadas por el futuro Carlos III. Por el «Segundo Pacto de Familia» (1743) España apoyó a Francia frente a Gran Bretaña en la Guerra de Sucesión austriaca, consiguiendo a cambio diversas posesiones en el Norte de Italia (Parma) para el infante Felipe. Por el «Tercer Pacto de Familia» (1761), ya en el reinado de Carlos III, España obtuvo apoyo francés en la defensa de los intereses coloniales en América, frente a las aspiraciones británicas. Se perdió Florida frente a Gran Bretaña y se consiguió Luisiana de manos francesas.
La más importante obra de ingeniería hidráulica de las realizadas entre los siglos XVIII y XIX en España. Fue impulsado por Fernando VI a instancias del Marqués de la Ensenada. El proyecto inicial consistía en una red de cuatro canales que unirían Segovia con Reinosa, pero solo se llegaron a construir tres ramales (Norte, Sur y de Campos). Su construcción comenzó en 1753 a partir de los diseños del ingeniero Antonio de Ulloa, asesorado por el ingeniero francés Carlos Lemaur. Se concibió como una vía de comunicación y transporte que solucionase el problema de aislamiento que sufría la meseta castellana, debido a un relieve complicado y una deficiente red viaria, que hacía casi imposible el transporte de los productos agrarios de la región. Se facilitaría así el transporte del trigo y la harina de Castilla hacia los puertos del norte y de allí a otros mercados. Fue terminado en 1849, coincidiendo casi con la creación del ferrocarril, por lo que esta finalidad quedó pronto obsoleta. El canal nace en Alar del Rey y recorre parte de las provincias de Burgos, Palencia y Valladolid a lo largo de 207 km. Tiene forma de «Y» invertida a causa de los tres ramales que lo conforman: el ramal del norte (Alar del Rey-Calahorra de Ribas, 75 km.), el ramal de Campos (Calahorra de Ribas-Medina de Rioseco, 78 km.) y el ramal del sur (Grijota-Valladolid, 54 km.). Tiene un desnivel total de 150 metros que se salva gracias a la existencia de 49 esclusas.
Revuelta popular organizada por la nobleza y el príncipe Fernando contra Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV. Sucedió entre el 17 y 19 de marzo de 1808 a causa de la cesión de los derechos de paso de los franceses por España hacia Portugal (con el fin de invadirlo) a cambio de que Godoy recibiera el título de Príncipe del Algarve, por la derrota de Trafalgar y la crisis del poder español en Europa. El motín provocó la caída del favorito y la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo Fernando VII. A consecuencia de todo ello se produjo el trasvase de la Corona española a Napoleón Bonaparte: los dos reyes españoles cayeron en la trampa del emperador francés, que les obligó a abdicar en su persona, pasando la Corona a su hermano José Bonaparte y dando comienzo el periodo conocido como «Guerra de la Independencia».
Convenio entre España y Francia, firmado por el valido del rey de España Carlos IV, Manuel Godoy, y Napoleón I Bonaparte, en octubre de 1807. En él se establecía la ocupación y división de Portugal entre ambos Estados y se permitía para ello el paso de las tropas francesas por territorio español, siendo así el inicio de la invasión francesa de la península ibérica y de la Guerra de la Independencia Española.
Maniobra política de Napoleón en mayo de 1808 para hacerse con los derechos del trono español y cedérselos a su hermano José. El emperador mantuvo aislados a los miembros de la familia real española en Bayona y consiguió, bajo presiones, que Fernando VII renunciase a la Corona en favor de su padre, Carlos IV, quien previamente había cedido sus derechos a Napoleón. Las abdicaciones fueron el detonante de la Guerra de la Independencia Española y tuvieron fuertes repercusiones en Europa y en América Latina.
Órgano formado en septiembre de 1808 que acumuló los poderes ejecutivo y legislativo españoles durante la ocupación napoleónica de España. En ella había representantes de las Juntas Provinciales que se habían formado de manera espontánea. La junta que se formó en la provincia de Sevilla se llamó en un comienzo «Junta Suprema de España e Indias» y tuvo un papel importante en la resistencia militar del sur de España, así como en la comunicación con Inglaterra y con las colonias americanas. Esta Junta Suprema Central pasaría a llamarse en 1810 «Consejo de Regencia de España e Indias».
Asamblea constituyente inaugurada en San Fernando (Cádiz) el 24 de septiembre de 1810 -y posteriormente trasladada a Cádiz en 1811, durante la Guerra de la Independencia Española-, de tendencia mayoritariamente liberal (aunque con integrantes del absolutismo e ilustrados) que tomó las decisiones políticas para España durante el periodo de ocupación del trono por parte de José Bonaparte. La tarea de las Cortes de Cádiz fue crear un cuerpo legislativo (leyes) de carácter liberal sobre el que crear un nuevo orden social que acabara con el Antiguo Régimen y la sociedad estamental que había caracterizado a España hasta ese momento. El principal fruto de esta labor fue la Constitución de 1812, llamada «La Pepa», pues se promulgó el 19 de marzo de 1812, festividad de San José. Esta constitución fue el primer texto constitucional con el que contó España. Sin embargo, toda esta obra legislativa fue suspendida en 1814 por Fernando VII, al regreso de su cautiverio en Bayona, quien declaró nula la Constitución y todas las decisiones de las Cortes de Cádiz.
Levantamiento militar realizado por el comandante Rafael del Riego el 1 de enero de 1820 en Cabezas de San Juan (Sevilla), cuando utilizó las tropas destinadas a sofocar las revueltas independentistas americanas para dirigirse a la corte y forzar al rey Fernando VII a proclamar de nuevo la Constitución de 1812. De esta forma terminó la primera etapa del reinado de Fernando (el «Sexenio Absolutista») y comenzó la segunda, conocida con el nombre de «Trienio Liberal» entre 1820 y 1823. Esta fase liberal finalizó en 1823 cuando Fernando VII recurrió a la Santa Alianza y llegó el ejército francés denominado de los «Cien Mil Hijos de San Luis», a las órdenes del Duque de Angulema. Riego se enfrentó a las tropas aliadas y fue derrotado por los franceses, siendo ejecutado en noviembre de 1823. Con la vuelta al absolutismo se inició la tercera etapa del reinado de Fernando VII, la «Década Ominosa» (1823-33).
Conocido como «el Libertador». Fue un político y militar venezolano (de origen criollo) que se convirtió en uno de los líderes de la independencia de las colonias españolas en América. En 1811 fue uno de los protagonistas de la independencia de Venezuela. Fundador de las repúblicas de la Gran Colombia (1819) y Bolivia (1825). Su principal logro militar fue la victoria frente al ejército español en 1824 en la localidad peruana de Ayacucho, donde se unió al ejército de San Martín, que venía desde Argentina en su busca. Posteriormente fracasó en su intento de unir a los nuevos países independientes en uno solo, para hacer frente al poder que se estableció en el norte con los Estados Unidos.
Hijo de Carlos IV y hermano de Fernando VII. Fue el pretendiente absolutista al trono de España frente a su sobrina Isabel II (que con tan solo tres años se había convertido en 1833 en reina de España por el testamento del rey Fernando VII y tras la aprobación de la «Pragmática Sanción» que abolía la «Ley Sálica» de 1713 que no permitía que las mujeres accedieran al trono de España), dando lugar al movimiento del carlismo. Dirigió a sus partidarios en la Primera Guerra Carlista (1833-39). Abandonó España tras el «Convenio de Vergara» (1839) y en 1845 abdicó sus derechos en su hijo Carlos Luis.
Acuerdo firmado en agosto de 1839 (también conocido como el «Abrazo de Vergara») entre el general liberal Espartero -partidario de Isabel II- y trece representantes del general carlista Maroto -partidario del pretendiente don Carlos-, dando fin a la Primera Guerra Carlista en el norte de España. El convenio quedó confirmado con el abrazo que se dieron Espartero y Maroto, este mismo día, ante las tropas de ambos ejércitos reunidas en las campas de Vergara, razón de su nombre popular. Fue un acuerdo muy beneficioso para el ejército carlista, pues sus oficiales vieron reconocidos sus empleos y grados y pasaron a formar parte del ejército isabelino, aunque una gran parte de la oficialidad y del clero carlista no lo aceptó y marchó al exilio junto al pretendiente Don Carlos.
Baldomero Espartero (1793-1879). Militar y político español que participó desde el bando isabelino en la Primera Guerra Carlista y obtuvo el acuerdo de paz con el general Maroto en el llamado «Abrazo de Vergara» en agosto de 1839. Tras los sucesos revolucionarios de Barcelona en 1840, ocupó la presidencia de gobierno y después la regencia, tras obligar a abdicar a María Cristina (1840). Fue derrocado en 1843 por Narváez y se exilió. Volvió a España en 1849 y presidió el gobierno surgido del pronunciamiento liberal de 1854. Dos años más tarde fue desplazado por O’Donnell. En 1868 Prim le ofreció la corona de España, pero él rehusó. Murió en Logroño retirado de la política.
Reina de España (1833-1868). Hija de Fernando VII y María Cristina de Borbón. Su reinado se inició con la Primera Guerra Carlista debido a la negativa de su tío Carlos María Isidro de reconocerla como reina. El triunfo de sus partidarios supuso la implantación del régimen liberal en España. Durante su minoría de edad ejercieron la regencia su madre María Cristina (1833-40) y el general Espartero (1840-43), hasta que fue declarada mayor de edad a los 13 años. Se casó en 1846 con su primo carnal Francisco de Asís de Borbón. Su gobierno se caracterizó por el apoyo incondicional al Partido Moderado (influida por las ideas liberales integristas de una camarilla) durante la primera parte de su reinado («Década Moderada», 1844-54). Obligada por los militares en la «Vicalvarada» a otorgar el poder al Partido Progresista (1854-56) apoyó posteriormente (etapa de la «Unión Liberal», 1856-68) a gobiernos cada vez más reaccionarios y su figura fue perdiendo popularidad (debido tanto a su descrédito personal como a la corrupción intrínseca al sistema), hasta que en 1868 fue derrocada por una revolución conocida como «La Gloriosa» y dirigida por los generales Prim y Serrano. Se exilió en París y en 1870 abdicó en su hijo Alfonso.
Ramón María Narváez (1799-1868). Militar y político español. Desde que ocupó por primera vez en 1844 la jefatura del gobierno fue el principal apoyo de Isabel II, volviendo a ser llamado para esa tarea en otras seis ocasiones hasta 1868. Como líder del Partido Moderado, basó su política en el mantenimiento del orden público, al tiempo que se atrajo a sectores del carlismo y a la Iglesia, convirtiendo el Congreso y el Senado en organismos inoperantes. Durante su gobierno se realizó una reforma fiscal y la de la instrucción pública, se creó la Guardia Civil y se frenaron las medidas desamortizadoras.
Nombre con el que se conoce al estallido revolucionario de septiembre de 1868 en España que supuso el destronamiento de Isabel II. En la conspiración participó una coalición que abarcaba casi todo el espectro político del país: progresistas, demócratas y unionistas. Algunos historiadores fijan su origen remoto en el «Pacto de Ostende» de 1866, cansados de la arbitrariedad de la reina, de su injerencia en la vida política y de la influencia de las camarillas. A este descontento hubo que sumar la crisis económica iniciada en 1866. La revolución comenzó en Cádiz al grito de «Viva España con honra», y sus principales protagonistas fueron los militares Topete, Prim y Serrano. Las tropas sublevadas vencieron en Alcolea (Córdoba) a las isabelinas, por lo que la reina marchó al exilio desde San Sebastián el 30 de septiembre, dando comienzo al «Sexenio Democrático».
Rey de España (1871-73). Como hijo del rey de Italia Víctor Manuel II ostentaba el título de Duque de Aosta. Fue proclamado rey de España el 2 de enero de 1871, tras el destronamiento de Isabel II y tras la búsqueda de un monarca que no resultó nada fácil. Su reinado estuvo marcado por la falta de apoyo popular y militar (derivado del asesinato de Prim, su principal apoyo y valedor, dos días antes de su llegada a España), por la inestabilidad política y social, por la Tercera Guerra Carlista iniciada en 1872 y por la rebelión cubana de 1868. Todo ello le llevó a presentar su abdicación el 11 de febrero de 1873.
Francisco Pi y Margall (1824-1901). Político y escritor español que llegó a ser Presidente de la Primera República (1873). Procedente de un medio obrero, estudió hasta doctorarse en Derecho. Luego se ganó la vida como profesor, traductor y empleado de un banco, al tiempo que daba sus primeros pasos como escritor y crítico literario. Se opuso a la monarquía de Isabel II, por lo que estuvo exiliado en París. A su vuelta -vinculado al Partido Demócrata– publicó sus ideas federalistas y sostuvo polémicas en defensa del socialismo contra los demócratas individualistas o liberales. Fue nombrado ministro de la Gobernación en el primer gobierno de la Primera República, con Figueras, y le sustituyó a su caída. Durante su presidencia (del 11 junio al 18 de julio) impulsó el proyecto de la Constitución de 1873, de marcado carácter federalista. Dimitió para no tener que utilizar la represión gubernamental en el levantamiento cantonalista.
Movimiento político surgido durante la Primera República, entre julio de 1873 y enero de 1874, que pretendía sustituir el poder del Estado central por una confederación de cantones casi independientes. El cantonalismo fue eminentemente un fenómeno de la pequeña burguesía, que además tuvo una gran influencia sobre el naciente movimiento obrero, y constituyó un precedente para el anarquismo en España. El caso más famoso fue el del cantón de Cartagena, aunque hubo también intentos de insurrección en Valencia, Murcia y diversas localidades de Salamanca y Extremadura. Su fracaso se debió a la intervención militar del ejército comandada por Martínez Campos y Pavía.
La imagen representa un mapa de la Península Ibérica, las Islas Baleares y las Islas Canarias durante la Guerra de Sucesión Española. Dicha guerra tuvo lugar entre 1700 y 1715. Los dos principales personajes fueron Felipe V de Borbón y Carlos de Austria (Carlos III). El primero de estos era apoyado por Francia y los territorios de Castilla, además de ser proclamado rey de España en 1700. El segundo era apoyado por Austria, Inglaterra, los Países Bajos y territorios de la Corona de Aragón; este reclamaba el trono de España. En dicho mapa se ven reflejados varios fenómenos entre los que se encuentran las ofensivas y victorias borbónicas de Felipe V, las ofensivas austracistas de Carlos III, los últimos reductos de resistencia austracista y el exilio austracista tras la derrota. También se pueden ver los territorios controlados por cada uno de los bandos durante la guerra.
La principal causa de la guerra fue la muerte de Carlos II de España sin descendencia, tras la cual estalló la guerra. Esto se produjo por una disputa dinástica entre Felipe de Anjou (de la Casa de Borbón y apoyado por Francia) y el archiduque Carlos de Austria (de la Casa de Habsburgo y apoyado por la Gran Alianza antifrancesa). Los dos bandos enfrentados fueron los Borbónicos y los Austracistas. Los Borbónicos eran el bando de Felipe V, este estaba apoyado por Francia y la mayoría de Castilla. Los Austracistas, por otro lado, eran el bando de Carlos de Austria, este contaba con el apoyo de Inglaterra, los Países Bajos, Austria y los territorios de la Corona de Aragón.
Finalmente, este conflicto finalizó con la Paz de Utrecht en 1713 y la rendición de Barcelona en 1714, consolidando así a Felipe V como rey de España, aunque con la pérdida de territorios en Europa.
El texto es un extracto del Tratado de Utrecht (1713), un acuerdo firmado entre Felipe V y la princesa Ana con el objetivo de poner fin a un conflicto bélico entre España, Francia, Gran Bretaña, Países Bajos y Austria. El ámbito geográfico abarca principalmente los territorios europeos y americanos involucrados en la disputa, con especial énfasis en las colonias españolas y británicas. El texto se sitúa en el contexto de principios del siglo XVIII, justo después del final de la Guerra de Sucesión Española (1701-1714). La idea principal es el establecimiento de una paz cristiana entre España y Gran Bretaña. También se habla de la cesión de territorios clave de la monarquía española como Gibraltar y Menorca, al igual que la autorización para que Gran Bretaña introduzca esclavos de América, lo que se conocía como “asiento de negros”. Por último, se producen algunas concesiones y acuerdos a los habitantes de Cataluña.
El tratado se firma en un contexto de derrota para la monarquía española que había estado luchando por la elección del rey, por un lado el archiduque Carlos de Austria y por el otro Felipe V de Borbón. En este momento, la cesión de Gibraltar y de Menorca a Gran Bretaña, refleja una clara pérdida de poder e influencia de España en el Mediterráneo. Además, España es obligada a liberar el comercio de América y la navegación a las Indias orientales, lo que supuso una pérdida de la influencia territorial y económica tras la guerra. Finalmente, España perdió gran parte de su influencia europea y comenzó a ser superada en poder y comercio por otras potencias como Gran Bretaña y Francia.
En la imagen se observa un mapa que representa la Península Ibérica, incluyendo territorios clave como Portugal y el sur de Francia. El mapa es de la Guerra de la Independencia Española, la cual tuvo lugar entre 1808 y 1814, pero este principalmente abarca los eventos entre 1808 y 1811. Los principales personajes de este fenómeno fueron Napoleón Bonaparte, emperador de Francia y líder de las tropas invasoras francesas; Arthur Wellesley (Duque de Wellington), general británico que dirigió la resistencia aliada contra los franceses; y generales franceses como Soult, Suchet, Victor, Masséna y Sebastiani que comandaron diferentes frentes de batalla. Los fenómenos representados en esta imagen son los movimientos de tropas francesas y aliadas, las batallas importantes como Bailén (1808), Talavera (1809), Ocaña (1809) y la retirada francesa en 1811; y las insurrecciones populares contra los franceses. El conflicto se vio protagonizado por dos principales bandos, el ejército napoleónico (francés) y el bando español junto con sus aliados. El ejército napoleónico estaba comandado por Napoleón y sus mariscales, invadió España en 1808 con la intención de establecer a José Bonaparte (hermano de Napoleón) como rey de España. Este contaba con el apoyo de algunos afrancesados. Por otro lado, se encontraba el bando español y sus aliados. El bando español estaba compuesto por guerrilleros y el ejército español. Estos combatieron a los franceses con tácticas de guerra irregulares y batallas convencionales. Los aliados españoles los componían Reino Unido y Portugal. Estos se aliaron con España en la lucha contra Napoleón, se destaca la participación del general Arthur Wellesley. La guerra finalizó en 1814 con la derrota de Napoleón y la restauración de Fernando VII como rey de España.
El texto es un texto jurídico y político, ya que se trata de la Constitución de 1812, un documento legal fundamental que establece la organización del Estado. La Constitución está dirigida a todos los ciudadanos españoles de la época, tanto en la península como en los territorios de ultramar. Este abarca toda la Nación española, incluyendo tanto España como sus colonias en América. La Constitución de Cádiz fue promulgada el 19 de marzo de 1812, en plena Guerra de la Independencia contra Napoleón. Las principales ideas del texto son que la soberanía reside en la Nación, no en el rey; se establece una monarquía moderada hereditaria con división de poderes; se garantiza la libertad civil y derechos legítimos de los ciudadanos; la religión oficial de la nación es la católica, apostólica y romana; y se establece la elección de diputados mediante juntas electorales. Las ideas secundarias del texto fueron que el Código civil y penal sería el mismo para toda la Monarquía, las Cortes son el órgano legislativo y están formadas por representantes elegidos por los ciudadanos, y la justicia es administrada por tribunales establecidos por ley. La Constitución de 1812 estaba caracterizada por la soberanía nacional, donde el poder reside en la nación y no solo en el rey; la división de poderes (el legislativo a las Cortes, el ejecutivo al Rey y el judicial a los tribunales); se mantiene la monarquía pero con límites constitucionales, lo que se llama Monarquía moderada; sufragio censitario e indirecto donde los ciudadanos varones elegían a sus representantes mediante juntas electorales; se establece la religión católica como religión oficial, por lo que no se permitía la libertad religiosa; se unifica el Código Civil y Penal para todo el territorio, por lo que hay igualdad jurídica; y se establece un carácter liberal y reformista donde se buscaba modernizar el sistema político y reducir el absolutismo monárquico. Esta fue un hito en la historia constitucional española, aunque su vigencia fue breve, ya que fue abolida en 1814 con el regreso de Fernando VII.
El texto es un documento histórico de tipo político-militar, específicamente una proclama emitida por el general Espartero. Este está dirigido al pueblo español, con un llamado especial a los militares y la Milicia Nacional. El ámbito geográfico es en España durante el contexto de la regencia de Espartero (1841), dentro del reinado de Isabel II. Las principales ideas del texto son la defensa de la Constitución y la legalidad, la amenaza de una guerra que puede interrumpir la paz y el progreso, la convocatoria a la Milicia Nacional para garantizar el orden y el combate, y la regeneración de España y su reconocimiento entre las potencias europeas. El texto también abarca ideas secundarias como la mención de la industria, la agricultura y el comercio como fuentes de prosperidad; y la resaltación del papel de los jefes y magistrados en la estabilidad del país.
Durante el reinado de Isabel II, los militares desempeñaron un papel fundamental en la política española. Algunos de los puntos clave fueron la intervención en conflictos civiles, donde estos jugaron un rol decisivo en la Primera Guerra Carlista (1833-1840) y en las disputas entre moderados y progresistas; los pronunciamientos militares se convirtieron en una herramienta política clave donde figuras como Espartero y Narváez usaron golpes de Estado para influir en el gobierno; la regencia de Espartero (1840-1843), producida tras la renuncia de María Cristina cuando Espartero gobernó con una política autoritaria basada en el apoyo militar; por último, la inestabilidad política provocada por la constante intervención de los militares, lo cual llevó a numerosos cambios de gobierno, con una alternancia frecuente entre progresistas y moderados.
La imagen se produjo en España en 1868-1869 tras la Revolución Gloriosa que derrocó a Isabel II. Los principales personajes y fenómenos representados son Isabel II y su familia, los cuales aparecen buscando trabajo, lo que simboliza su exilio tras la revolución; el pretendiente carlista que se representa en la imagen como alguien que también busca su oportunidad en el contexto de la inestabilidad monárquica; el cartel de la “Agencia-Embajada” haciendo referencia a la dificultad para encontrar un nuevo monarca tras la caída de Isabel II; y diferentes animales como el perro y el mono que son elementos satíricos que refuerzan la crítica a la monarquía y la situación política.
Las consecuencias de este fenómeno fueron: el exilio de Isabel II que tras la Revolución Gloriosa fue destituida y se exilió en Francia; la búsqueda de un nuevo monarca tras un proceso para encontrar un nuevo rey para España y finalmente la elección de Amadeo I de Saboya en 1870; la inestabilidad política debido a la caída de Isabel II que marcó el inicio del Sexenio Democrático, que es una etapa de constantes cambios y conflictos políticos; el fortalecimiento del Carlismo debido al vacío de poder que aprovecharon los carlistas para reactivar su causa y tratar de restaurar su línea dinástica; y la proclamación de la Primera República en 1873 tras la falta de estabilidad y la dificultad para consolidar una monarquía viable.
Se trata de la carta de abdicación de Amadeo I de Saboya, rey de España (1871-1873). Es un texto histórico y político dirigido al pueblo español y a las instituciones políticas del país. El documento se produce en el momento en el que Amadeo I renuncia al trono, lo que marca el fin de la monarquía de la Casa de Saboya en España y el inicio de la Primera República. Este documento fue escrito el día de su abdicación, 11 de febrero de 1873. En cuanto a las ideas principales, se puede apreciar el honor de Amadeo tras su reinado en España, el lamento de las constantes dificultades a lo largo del mismo y la más importante, la renuncia al trono debido a la imposibilidad de gobernar un país dividido por luchas internas. Otras ideas secundarias son la continua lucha entre partidos y reafirmar su compromiso con la legalidad.
Hay diversas causas políticas que provocaron la llegada al trono de Amadeo de Saboya. El inicio de los cambios políticos que llevaron a esto comienzan al final del reinado de Isabel II. Entre 1863 y 1868 existieron varios gobiernos conservadores y autoritarios. El malestar social aumentó por una gran crisis industrial, financiera y de subsistencia. El desprestigio político de Isabel II facilitó el auge de progresistas, demócratas y republicanos en el famoso “Pacto de Ostende” de agosto de 1866. Luego se unieron los unionistas. El objetivo del pacto fue destronar a Isabel II y convocar las Cortes Constituyentes. Entonces la sublevación estalló en septiembre de 1868 en Cádiz con el Almirante Topete al frente. Pronto se unieron los generales Prim y Serrano. La conocida como la “Revolución Gloriosa” triunfó en el país en ese año de 1868. Posteriormente, se estableció un gobierno provisional presidido por Serrano y Prim en el ministerio de guerra. El nuevo gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal. Apareció la Constitución de 1869 que recogía la soberanía nacional con una forma del estado con una monarquía democrática y cortes bicamerales. Prim, presidente del gobierno, inició la búsqueda de un nuevo rey. El elegido fue Amadeo de Saboya, hijo del rey Víctor Manuel II, rey de la Italia unificada. Amadeo era católico, pertenecía a casa real y no molestaba a Francia. Políticamente era el candidato perfecto.
Los Decretos de Nueva Planta, promulgados por Felipe V tras la Guerra de Sucesión, representaron una transformación profunda en la organización política y administrativa de España. Buscaban la unificación jurídica e institucional del reino bajo un modelo centralista, siguiendo el modelo francés de monarquía absoluta. Los principales cambios que esto provocó fueron:
Las reformas borbónicas impulsaron transformaciones significativas en la economía y la sociedad española, afectando también sus colonias americanas. Los principales cambios sociales y económicos en España fueron:
Esto también tuvo consecuencias en América como:
Cataluña se benefició enormemente de la apertura comercial con América, desarrollando una floreciente industria textil y convirtiéndose en una de las regiones más dinámicas de España.
El reinado de Fernando VII se divide en varias etapas marcadas por la lucha entre absolutistas y liberales, el intervencionismo extranjero y la pérdida de las colonias americanas.
Tras la expulsión de los franceses en 1814, Fernando VII regresa a España y es recibido con entusiasmo. La Constitución de 1812 se deroga mediante el Decreto de Valencia, restaurando así el absolutismo. Los liberales y afrancesados son perseguidos y muchos son encarcelados o exiliados. Se reinstauran instituciones del Antiguo Régimen como las Cortes estamentales, el Consejo de Castilla, la Inquisición y las jurisdicciones señoriales. La crisis económica se agrava por la guerra y la independencia de las colonias americanas, reduciendo los ingresos del Estado. Se aumentan los pronunciamientos liberales para restablecer la Constitución.
En 1820, el general Rafael del Riego se subleva en Cabezas de San Juan, proclamando la Constitución de 1812. Fernando VII se ve obligado a aceptarla y comienza un gobierno liberal. Este gobierno produce ciertas reformas como: la supresión de la Inquisición, la eliminación del régimen señorial, la desamortización parcial de bienes eclesiásticos y la creación de la Milicia Nacional. Sin embargo, Fernando VII conspira con absolutistas y potencias extranjeras. En 1823, la Santa Alianza encarga a Francia la restauración del absolutismo, por lo que los Cien Mil Hijos de San Luis invaden España y derrocan el régimen liberal.
Con esta se restauró el absolutismo con la persecución de los liberales. Se eliminaron todas las reformas del Trienio Liberal, salvo la Inquisición. Se inicia una cierta modernización administrativa y económica. En 1830, Fernando VII publica la Pragmática Sanción, permitiendo el acceso al trono a su hija Isabel, lo que enfrenta a los absolutistas seguidores de su hermano Carlos María Isidro. A la muerte del rey en 1833, comienza la Primera Guerra Carlista entre isabelinos (liberales) y carlistas (absolutistas).
Se produjo debido a la influencia de la Ilustración y la Revolución Francesa, el descontento criollo por la discriminación en cargos administrativos, la crisis económica y nuevas restricciones al comercio, y la invasión napoleónica de España y debilidad de Fernando VII. El conflicto se separó en dos bandos: Los realistas y los independentistas. Los realistas defendían la monarquía española y el dominio colonial. Estaban formados por españoles peninsulares y algunos criollos fieles a la corona. Por otro lado, los independentistas eran criollos que buscaban la autonomía o la independencia total. Estos contaron con el apoyo de indígenas, esclavos y mestizos en algunas regiones. Este conflicto se dividió en tres fases:
Las guerras carlistas tuvieron diversas causas.
Estas guerras produjeron diversas consecuencias perdurables en el tiempo.
Durante el reinado de Isabel II se produjeron diversos partidos y movimientos políticos. Esto debido a que el reinado de Isabel, entre 1833 y 1868, estuvo marcado por la consolidación del Estado liberal y la lucha entre distintas corrientes políticas.
En conclusión, el reinado de Isabel II fue una etapa clave en la configuración del Estado liberal en España, con una intensa lucha entre monárquicos y republicanos, centralistas y foralistas, que dejó secuelas políticas hasta el siglo XX.
Durante el siglo XIX, España intentó llevar a cabo un proceso de industrialización similar al de otros países europeos, con el objetivo de transformar su economía agraria en una basada en la industria y comercio. Sin embargo, los resultados fueron limitados y la modernización industrial solo se produjo en algunas regiones periféricas. La mayor parte de la producción continuó siendo artesanal, destacando sectores como los curtidos, cerámica, el vino…
La industria textil se concentró en Cataluña, donde existía una burguesía empresarial activa y una tradición manufacturera previa. Gracias a la protección arancelaria, el sector algodonero se desarrolló con la introducción de la máquina de vapor y la maquinaria inglesa. Sus productos se vendían en el mercado nacional y en las colonias, aunque su crecimiento se limitó por la pobreza de la gente. La pérdida de colonias en 1898 fue un duro golpe para la industria textil catalana.
España tenía abundantes recursos mineros, pero su explotación se retrasó por la falta de capitales y demanda. Tras la Revolución de 1868, la Ley de Minas facilitó la inversión extranjera, permitiendo la exportación de minerales en bruto. La siderurgia sufrió dificultades por la escasez de carbón de calidad y la baja demanda. Se desarrolló en tres etapas: en Málaga hasta 1860, en Asturias entre 1860 y 1880, y finalmente en Vizcaya, donde Altos Hornos de Vizcaya prosperó gracias a la importación de carbón galés. La industrialización española fue lenta y limitada por la falta de capital, un mercado débil y la dependencia del proteccionismo. Como resultado, solo Cataluña y Vizcaya lograron cierto desarrollo, aunque con dificultades para competir con el exterior.
A lo largo del siglo XIX, la población española creció lentamente en comparación con otros países europeos, pasando de 10,5 a 18,6 millones de habitantes, un aumento del 77% mientras que en otros países desarrollados al menos se duplicó. A pesar de tener una alta tasa de natalidad (34 por 1000), la elevada mortalidad impidió un crecimiento demográfico significativo. Las principales causas de esta mortalidad fueron la crisis de subsistencia, las epidemias y las enfermedades endémicas. Las crisis de subsistencia se debieron a condiciones climáticas adversas y al atraso técnico agrícola, agravado por un deficiente sistema de transportes. Las epidemias, como la fiebre amarilla y el cólera, y las enfermedades endémicas, como la tuberculosis y la viruela, afectaron especialmente a las zonas más pobres con peores condiciones de vida.
España siguió siendo un país mayoritariamente rural, pero la incapacidad de absorber el crecimiento de la población en el campo impulsó un lento proceso de urbanización. Madrid y Barcelona duplicaron su población debido al éxodo rural, lo que llevó a la reforma de las ciudades con la creación de ensanches. Además, la emigración tuvo un impacto importante en la pérdida de población, especialmente entre los jóvenes. La emigración exterior estuvo prohibida hasta 1863, cuando se permitió hacia América, con destinos como Argentina, México, Brasil y Venezuela.
En Europa, las migraciones fueron limitadas y generalmente ligadas a exilios políticos temporales. La emigración interior se dirigió desde el centro a la periferia favorecida por la industrialización y el crecimiento comercial en ciudades como Madrid, Barcelona o Bilbao, lo que consolidó el éxodo rural y aceleró la urbanización.