Portada » Filosofía » Filosofía de Kant: El Conocimiento y los Límites de la Razón Pura
Immanuel Kant rechazó tanto el dogmatismo racionalista (representado por filósofos como Descartes y Leibniz) como el escepticismo empirista (encarnado por Hume). En su lugar, propuso el criticismo, una corriente filosófica que establece que, aunque el conocimiento comienza con la experiencia, no todo proviene de ella.
Además, Kant formuló un idealismo trascendental. Esta doctrina estudia la manera en que la mente proyecta sus contenidos, dando prioridad al sujeto sobre el objeto (aspecto idealista) y analizando las condiciones a priori que nuestra mente establece a la hora de conocer (aspecto trascendental).
En su obra fundamental sobre el uso teórico de la razón, la célebre Crítica de la Razón Pura, Kant aborda la pregunta fundamental: ¿Qué puedo saber?
En ella, Kant comienza analizando la naturaleza de los juicios, entendidos como proposiciones que relacionan un sujeto con un predicado. Distingue entre:
Asimismo, Kant diferencia entre:
La particular importancia de la filosofía kantiana recae en los juicios sintéticos a priori. Estos juicios permiten que la ciencia, tanto en matemáticas como en física, logre leyes universales y necesarias sin recurrir a la mera acumulación de datos empíricos, combinando la universalidad de lo a priori con la ampliación de conocimiento de lo sintético.
El aspecto más revolucionario de la filosofía de Kant parte de lo que él mismo denominó el giro copernicano. Este principio postula que la mente humana se comporta de forma activa, formando los fenómenos a partir de los estímulos para construir su realidad fenoménica percibida.
Por lo tanto, nuestro conocimiento no se basa en la cosa en sí misma (el noúmeno), la cual permanece incognoscible, sino en el fenómeno. El fenómeno es nuestra percepción de la realidad, estructurada por las formas a priori del sujeto: el espacio y el tiempo. Estas son las formas a priori de la intuición sensible.
La facultad cognoscitiva humana se estructura en tres facultades principales, cada una con su función específica:
La Estética Trascendental es la parte de la obra kantiana que analiza la sensibilidad. Esta facultad es la encargada de captar las intuiciones y organizarlas, estableciendo las condiciones a priori del espacio y el tiempo, para así formar los fenómenos. Estas intuiciones puras, absolutas e independientes de la experiencia, son las que permiten la existencia de los juicios sintéticos a priori de manera universal.
Por otro lado, la Analítica Trascendental estudia el entendimiento, que es la capacidad de comprender un fenómeno como un objeto mediante los conceptos. Kant introduce el concepto de categorías, que son conceptos puros a priori que la mente utiliza para ordenar y unificar los fenómenos.
Las categorías, como «sustancia» o «causalidad», permiten transformar la mera colección de datos sensibles en una experiencia coherente y comprensible. Sin embargo, la forma correcta de usar estas categorías es de manera trascendental (es decir, para organizar la experiencia posible). No deben tener un uso trascendente, como hacían corrientes filosóficas anteriores que intentaban aplicar las categorías a conceptos que van más allá de la experiencia (como el alma o Dios).
La Dialéctica Trascendental estudia la facultad de la razón en sentido estricto. Examina las ideas trascendentales de la metafísica (el alma, el mundo como totalidad y Dios) y demuestra que no pueden ser objeto de conocimiento objetivo, ya que no se basan en fenómenos. Son conceptos puros de la razón, a priori y connaturales a la razón humana, pero carecen de contenido empírico.
El buen uso de estas ideas es el regulativo: sirven para organizar los fenómenos y orientar nuestras futuras investigaciones empíricas. Al hacer un uso constitutivo de ellas, se cometen los errores de la metafísica especulativa, al intentar conocer algo más allá de la experiencia, como se observa en el argumento ontológico de San Anselmo, que hace un uso trascendente de la categoría de existencia.
Aunque estas ideas no puedan comprobarse mediante la experiencia o la razón teórica, Kant sostiene que no es absurdo pensar en su existencia, ya que son naturales y necesarias para la mente humana en su búsqueda de la unidad y la totalidad.
En su obra, Kant concluye que la metafísica solo puede considerarse ciencia si se utiliza como estudio de las condiciones a priori del conocimiento de la realidad, es decir, los límites de la razón, sin alcanzar conocimiento objetivo o concreto sobre las ideas trascendentales. No puede considerarse ciencia si pretende probar la existencia de sustancias yendo más allá de la experiencia posible.
Por lo tanto, la filosofía kantiana establece que el conocimiento se origina con el uso combinado del entendimiento y la sensibilidad, a través de las categorías y los juicios sintéticos a priori. Y que lo que conocemos está limitado a los fenómenos y depende del sujeto cognoscente, mientras que la cosa en sí (el noúmeno) permanece incognoscible para la razón teórica.