El inventor de la metafísica es tradicionalmente atribuido a Andrónico de Rodas, quien organizó los escritos de Aristóteles.
Características Fundamentales de la Metafísica
1. Saber Orientativo
Es un intento de comprender el mundo para saber a qué atenerse en las diversas circunstancias de la vida.
La aspiración última de la metafísica es que el ser humano alcance la felicidad.
2. Saber Radical
Pretende llegar a las cuestiones últimas, a los primeros principios de lo real.
Aquellas preguntas que, una vez respondidas, ya no admiten nuevas interrogantes.
Se diferencia de la ciencia, ya que plantea problemas y cuestiones que la ciencia no puede responder.
3. Saber Universal
Su tema es el ser, y por ello nada queda excluido.
4. Saber Abierto
Se pregunta por los principios que rigen nuestro pensamiento.
5. Saber Endógeno
Las preguntas sobre la metafísica son ya, en sí mismas, metafísicas.
Orientaciones de la Metafísica
Metafísica Espiritualista
Aquellas concepciones metafísicas que parten de la existencia de realidades no materiales.
Metafísica Materialista
Explica la realidad a partir de elementos materiales.
Metafísica Esencialista y Existencialista
La esencia es aquello que hace que un ser sea lo que es y no otra cosa distinta.
La diferencia entre estos dos tipos de metafísica radica en la prioridad que se le dé a la esencia: ¿Es anterior o posterior a la existencia?
Pero el problema se plantea en el caso del ser humano: ¿Somos algo ya previsto o existimos primero y, en el transcurso de nuestra vida, nos vamos construyendo de una determinada manera?
Platón es claramente esencialista, pues las esencias son anteriores a las cosas. Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre son los representantes más importantes del existencialismo.
Metafísica Monista y Pluralista
Los monistas defienden que hay un único principio explicativo. Un ejemplo es Tales de Mileto.
Los pluralistas defienden que existen varios principios originarios que explican el mundo.
El Problema del Ser
Es la cuestión metafísica fundamental. El hecho de ser es la característica más general y radical que poseen todas las cosas. Por eso, se las denomina «entes». En este sentido, todas las cosas son entes, ya sean reales, imaginarias, absurdas, perceptibles, racionales, etc.
El concepto de ser no tiene un único sentido, sino que es análogo.
Los filósofos han investigado los entes, pero a menudo se han olvidado del ser, que es el verdadero problema radical de la metafísica en general.
La Cuestión de la Existencia Post-Mortem
La cuestión del alma se vincula con el sentido de la existencia. Las respuestas posibles a esta pregunta las proporcionan las religiones, que ofrecen propuestas de sentido de la existencia humana en función de una vida futura más allá de la muerte.
El Concepto de Mundo
El mundo se ha entendido tradicionalmente como un todo ordenado formado por sustancias y regido por la ley de la relación causa-efecto.
La Sustancia
El término «sustancia» se puede traducir etimológicamente como «estar debajo».
Los filósofos lo han usado para referirse a la verdadera realidad de las cosas, a lo que verdaderamente son.
Bajo las cualidades de una cosa, se encuentra su verdadera realidad.
La Causa
Es un principio metafísico universal y necesario.
Esta parece ser la ley suprema que regula todos los sucesos que ocurren en el mundo. Sin embargo, el Principio de Incertidumbre de Heisenberg establece que no es posible conocer simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula subatómica de forma exacta.
Dios
Argumentación Cosmológica
Pretende argumentar la existencia de Dios partiendo de la existencia del mundo y de los sucesos que ocurren en él.
Se basa en el principio de causalidad para concluir que debe haber una causa primera, un principio sin principio, que se identifica con Dios. Aristóteles fue el primero en formularla; posteriormente, Tomás de Aquino, Descartes y Leibniz la retomaron con ciertas modificaciones.
Argumentación Ontológica
Se basa en el ser o la esencia de Dios.
Toma como punto de partida que Dios es un ser perfecto, y por ello tiene que existir.
El Problema del Mal
Leibniz negó la objetividad del mal, argumentando que lo que nos parece malo se debe solo a una valoración deficiente. Para él, todo mal es subjetivo, es decir, es malo para quien lo percibe, pero necesario para la obtención de un bien mayor. Por eso defendía que vivimos en el mejor de los mundos posibles, aquel en el que existe la menor cantidad de mal y la mayor cantidad de bien.
Leibniz era un filósofo «optimista».
Críticas a la Metafísica
Crítica Empirista (Hume)
Hume solo considera legítimos aquellos conocimientos cuyo origen esté en la experiencia sensible. Dado que las realidades de la metafísica no son sensibles, no pueden ser conocidas por la experiencia.
Hume rechazó el saber metafísico.
Hume no niega la existencia de Dios, pero sí niega que su existencia haya sido demostrada por el saber metafísico.
Crítica Marxista
Marx consideraba que la metafísica era un conjunto de ideas engañosas con las que se manipula a la gente.
La metafísica tradicional es una interpretación de la realidad.
La metafísica tradicional no sería más que un producto ideológico, que sirve para legitimar y mantener los privilegios de las minorías más poderosas.
Marx pretende eliminar las falsas interpretaciones del mundo y poner el énfasis en transformarlo.
Marx afirma que existe una auténtica metafísica que él opone a la metafísica tradicional, y considera que sus interpretaciones de la realidad son pura ciencia: la economía política.
Crítica Genealógica (Nietzsche)
Nietzsche sostiene que la metafísica es contraria a la vida. Para él, la vida es cambio, transformación, devenir incesante, superación y autoafirmación de nuevas formas.
Los seres humanos nos hemos refugiado en los conceptos metafísicos que son estables, permanentes, inmutables y eternos.
Esta es la génesis de la metafísica: hemos inventado otro mundo con la idea de que es el verdadero, pero se trata de un mundo ficticio, falso, que no sirve para orientar a las personas en las circunstancias en que tienen que vivir.
Crítica Genealógica (Foucault)
Michel Foucault afirma que la metafísica ha impuesto cierto orden en el mundo. Pero también introduce límites: el orden se considera normal, mientras que la violación de ese orden se considera una anomalía.
De esto se deriva todo un sistema de control de las personas para intentar reconducir al diferente hacia la «normalidad».
Las sociedades contemporáneas han desarrollado una serie de instituciones para estandarizar a los individuos que las forman.
Crítica desde el Análisis Lingüístico
En el siglo XX se desarrolla una nueva forma de hacer filosofía que toma el lenguaje como punto de partida. Se distinguen dos etapas:
La primera etapa sostiene que las cuestiones metafísicas son el resultado de un mal uso del lenguaje.
La segunda etapa postula que el lenguaje puede usarse de diversas maneras, llamadas «juegos lingüísticos».
Cada juego del lenguaje responde a una forma de vivir.
El lenguaje metafísico es el resultado de ciertos malentendidos.
La Revolución Kantiana y la Metafísica
Nos encontramos así ante una paradoja:
como disposición natural, la metafísica es una tarea necesaria,
como ciencia rigurosa, no parece posible.
La ciencia estudia fenómenos, es decir, realidades que pueden ser captadas por los sentidos.
La metafísica pretende estudiar realidades de las que no podemos tener experiencia sensible. El ser en general y Dios no son fenómenos.
Los noúmenos son aquellas realidades que pensamos pero que no son físicas ni perceptibles.
Este tipo de objetos no pueden ser objeto de estudio de ninguna ciencia particular porque no son fenómenos.
La metafísica trata de conocer objetos puramente inteligibles y por eso no puede llegar a constituirse como una ciencia.
El lugar propio de la metafísica no era entre las ciencias, sino en el terreno de la ética.
La metafísica es un saber, pero no una ciencia.
La Metafísica en la Cotidianidad
No es posible eliminar la metafísica. Kant afirma que cualquier ser humano necesita plantearse cuestiones metafísicas y darles algún tipo de solución, aunque sea provisional.
Las personas necesitamos organizar nuestras experiencias para saber a qué atenernos. Necesitamos reflexionar sobre los cimientos y las consecuencias de nuestros actos.
Criticar la metafísica es ya una manera de hacer metafísica. No podemos repetir el pasado, pero tenemos que apoyarnos en nuestros predecesores para construir nuestro pensamiento y nuestra acción de manera coherente.