Portada » Lengua y literatura » Explorando el Barroco Literario Español: Maestros, Obras y el Teatro del Siglo de Oro
Fue un poeta nacido en Córdoba. Se hizo sacerdote para poder tener más tiempo para dedicarse a lo que realmente le gustaba: la poesía.
Escribió romances, letrillas graciosas y numerosos sonetos. Sus poemas generaron muchas discusiones, sobre todo con Francisco de Quevedo, con quien mantuvo una gran rivalidad. Se burlaban el uno del otro escribiendo versos.
En los últimos años de su vida, Góngora se centró en mostrar la belleza de todo lo que existe, incluso de las cosas más simples. Usaba un lenguaje muy culto y elaborado, lo que hizo que algunos se burlaran de él.
Nació en Madrid y provenía de una familia noble. Estudió mucho y aprendió tanto letras como esgrima (era un buen espadachín, aunque cojeaba mucho). Fue una persona muy inteligente, pero también muy polémica y crítica. Odiaba a las mujeres (misógino), defendía a los nobles y tuvo problemas políticos que lo llevaron a la cárcel.
Criticó duramente a la sociedad de su época. Se burlaba de todos: médicos, prostitutas, viejas, escritores rivales y de los vicios de la gente. Este es el Quevedo más hiriente y sarcástico.
Hablaba del amor como algo tan fuerte que ni la muerte puede acabarlo. Creía que el alma seguiría amando incluso después de morir. Un ejemplo famoso es el verso: «serán ceniza, mas tendrá sentido, polvo serán, mas polvo enamorado».
En el siglo XVII, el teatro se convirtió en la diversión más popular. Por eso, empezaron a crear lugares especiales para representarlo: los corrales de comedias, que eran patios de casas adaptados como teatros, aprovechando balcones y ventanas como gradas.
Lope de Vega fue un hombre apasionado y atrevido, tanto en la vida como en el teatro. Fue desterrado a Valencia por insultar con versos a Elena Osorio, una actriz que lo abandonó. Allí conoció a otros autores y creó su propia forma de hacer teatro: la comedia nueva.
El Comendador abusa de su poder y maltrata al pueblo. Cuando encarcela a Frondoso y secuestra a Laurencia, ella regresa herida y da un discurso que despierta la rabia y la valentía del pueblo. Los vecinos, hartos de tanto abuso, se rebelan juntos, entran al palacio, matan al Comendador y ponen fin a su tiranía. Cuando el rey pregunta quién fue, todos responden lo mismo: “Fuenteovejuna lo hizo”. Así, el rey no puede castigar a nadie en concreto y perdona al pueblo. La obra no muestra libertad, pero sí una justicia.
Nació cuando Lope ya era un autor famoso. Siguió su estilo, pero lo mejoró y simplificó. Además, aportó más mejoras al teatro:
El rey Basilio encierra a su hijo Segismundo en una torre desde que nace porque un horóscopo predijo que sería un rey cruel. Segismundo crece sin saber quién es realmente, vigilado por Clotaldo.
Años después, el rey, con remordimientos, decide hacer una prueba: duerme a Segismundo y lo lleva al palacio. Allí lo despiertan y le dicen que es el príncipe. Segismundo no sabe controlar su carácter: es violento, trata mal a todos y se comporta de forma tiránica. Entonces lo duermen otra vez y lo devuelven a la torre. Al despertar, le hacen creer que todo fue un sueño.
Sin embargo, el pueblo, que no quiere que herede el trono un extranjero, se rebela y libera a Segismundo. Esta vez, Segismundo elige actuar bien, dominarse y demostrar que puede cambiar su destino. Perdona a su padre, renuncia a Rosaura (aunque la ama) y deja que ella se reúna con su verdadero prometido.
Segismundo decide ser un rey justo, demostrando que la libertad personal puede vencer al destino. Al final, aprende que el poder debe usarse con sabiduría.