Portada » Lengua y literatura » El Siglo de Oro de Plata: Modernismo, 98 y la Tragedia de Lorca
El **Modernismo** es el movimiento literario desarrollado a finales del siglo XIX en España e Hispanoamérica. Reaparece la angustia típica del **Romanticismo** europeo, que había perdido fuerza durante el siglo XIX por la fe en el **racionalismo** y la experimentación científica. Esta angustia renace tras comprobarse que la razón resulta inoperante. Esto hace que se acuda a la poesía para recordar los momentos felices: la **niñez**, los **paraísos perdidos**, los **jardines cerrados**…
En el Modernismo se inscriben distintos autores y manifestaciones literarias:
El Modernismo surge en Hispanoamérica, teniendo como representantes más importantes a:
Darío tenía una intensa relación con España, y su contacto con los jóvenes españoles le sirvió de estímulo para el desarrollo del Modernismo español, con el que se relaciona las obras poéticas de Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Manuel Machado, Valle-Inclán y la primera etapa de Juan Ramón Jiménez.
Este movimiento se manifiesta también en la narrativa y el teatro. En la narrativa destacan las Sonatas de Valle-Inclán y los cuentos de Darío y Leopoldo Lugones, mientras que en el teatro, incluimos las primeras obras dramáticas de Valle-Inclán y algunas manifestaciones del teatro poético.
El Modernismo recibe influencia del **parnasianismo**, el **simbolismo** y el **decadentismo**, por lo que podemos encontrar los siguientes temas recurrentes:
La escritura modernista se caracteriza por el **preciosismo** y la voluntad de **renovación del lenguaje poético**. Entre los rasgos del estilo modernista destacan:
La **literatura noventayochista** surge a raíz del llamado «desastre del 98», que se convirtió en el detonante de una literatura crítica que pretendía aportar reflexiones sobre el atraso de España dentro de un propósito **regeneracionista**. Da comienzo con el llamado “Manifiesto de los tres” (1901), firmado por **Pío Baroja**, **Ramiro de Maeztu** y **José Martínez Ruiz** (Azorín). Dentro de esta generación, se incluyen autores como **Antonio Machado**, **Miguel de Unamuno** o **Ramón María del Valle-Inclán**.
La literatura reflexiona sobre la situación nacional y aprecia la influencia de las ideas **regeneracionistas**, socialistas y **krausistas**, doctrina que tuvo gran difusión en el país gracias a la Institución Libre de Enseñanza y que defendía la libertad de cátedra, la tolerancia y la educación en relación con la naturaleza.
Convertido en símbolo, el **paisaje de Castilla** aparece en los textos del 98 como un punto de partida para las reflexiones de los autores y condensa en él los rasgos de **identidad nacional**.
Se encuentran ideas de filósofos como **Nietzsche**, **Kierkegaard** o **Schopenhauer** en la literatura del 98 como forma de expresión metafórica. Temas como la **voluntad**, el **sentido de la vida**, la **muerte**, el **paso del tiempo**, la existencia o la inexistencia de Dios se convierten en el eje de algunas de las obras más célebres del 98.
Se rechazan tanto los límites formales del realismo como los excesos modernistas, y se prefiere la **sobriedad** y la **naturalidad**. Se recuperan **arcaísmos**, se elimina lo superfluo y se buscan referentes en la literatura española tradicional y en la nueva literatura europea.
Se plantea la novela como un género mucho más libre, en el que las **ideas son más importantes que la acción**. De este modo, la **evolución psicológica e intelectual** del personaje se convierte en el verdadero centro de la narración.
La conciencia crítica y el interés por la realidad de su tiempo hicieron que el **ensayo** fuera, junto a la novela, uno de los géneros más cultivados por el 98. Se destacan autores como **Ramiro de Maeztu**, **Unamuno** o **Azorín**.
La Generación del 98 consiguió una renovación de la novela que coincidió con la revolución de las técnicas narrativas europeas a principios del siglo XX.
Como explica a través de sus personajes en Niebla (1914), la teoría novelesca de Unamuno busca la renovación del género a través de la supresión de la fábula convencional. Así, Unamuno defiende lo que él llama «**escritura vivípara**», aquella que nace de la acumulación y la improvisación, pero no de un plan artificial que estiliza y ordena la realidad al estilo decimonónico. Unamuno plasma sus innovaciones narrativas en la creación de un género inédito, la **nivola**, palabra que él mismo forja para marcar una clara separación respecto a la novela realista y naturalista tradicional.
Baroja concibe la novela como un género heterogéneo y permeable en el que cabe todo: la reflexión, la acción, el diálogo, el sentimiento, la crítica… La obra se convierte en un **cajón de sastre** que admite múltiples formas y contenidos. Los rasgos más sobresalientes de la novela barojiana pueden resumirse en:
Pío Baroja escribió más de sesenta novelas, que agrupó en trilogías:
El tema central de la obra narrativa y ensayística de **Azorín** es la reflexión sobre el **tiempo**. En su literatura hay una aguda percepción de la vida como transcurso hacia la muerte, que produce en él una profunda **melancolía**.
De las novelas publicadas por el autor, destacan las cuatro primeras, caracterizadas por la utilización de material autobiográfico:
La casa de Bernarda Alba es una de las obras cumbre del teatro universal y en particular del teatro español del siglo XX. Lorca parte de una serie de antecedentes que orientarán su camino y le mostrarán nuevas formas de dramaturgia más allá del realismo propio del siglo XIX.
A pesar de las exigencias del teatro comercial de su época (ej. Mariana Pineda, 11927), Lorca se consagró gracias a un teatro más personal y experimental, llegando a creaciones como Así que pasen cinco años (1931), Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba (1936). En estas obras el dramaturgo explora lo **poético**, la **tragedia** y los conflictos humanos.
Los personajes de la obra son ricos en simbología: encarnan o representan la **opresión**, el **deseo de libertad** y las tensiones sociales.
La obra presenta una **estructura clásica en tres actos**, con una progresión dramática que va intensificando el conflicto hasta alcanzar el clímax final.
El lenguaje de esta tragedia es fundamental para crear el ambiente de opresión y tensión. Lorca utiliza un **lenguaje coloquial y directo**, propio del ambiente rural andaluz, lo que confiere autenticidad a los diálogos. El uso de refranes y frases populares refleja el peso de la tradición y la moral popular.
Sin embargo, este lenguaje sencillo está cargado de simbolismo y poesía:
Pese a su apariencia de obra realista, La casa de Bernarda Alba se caracteriza por un profundo **valor poético**, tanto por la belleza de su lenguaje, el empleo de imágenes poéticas que dotan de mayor profundidad a la trama (por ejemplo, el constante contraste entre el interior y exterior de la casa), los símbolos visuales y verbales, y los monólogos del personaje María Josefa.
La obra tiene un indiscutible aire de **tragedia griega**, no solo por su estructura, sino por el empleo de elementos simbólicos que elevan un conflicto familiar, puramente doméstico, a un **nivel universal**. En este sentido, el valor poético de la obra reside en el tratamiento de temas complejos y profundos (la libertad, la muerte, la condición humana) a través de un lenguaje sencillo, todo ello envuelto en una atmósfera de gran lirismo.
