Portada » Filosofía » El Pensamiento de Marx: Materialismo, Dialéctica y Transformación Social
El pensamiento de Marx surge por factores de carácter práctico:
El objetivo de la obra de Marx es comprender el orden del capital como origen de la desigualdad social para poder destruir tal desigualdad y liberar a la clase obrera. Transformar la realidad debe ser la tarea principal de la filosofía. La filosofía de Marx no se limitó a ser un proyecto teórico, sino que impulsó una intensa actividad política que en el año 1864 culminó con la fundación de la Primera Internacional de los Trabajadores.
Marx y Engels asumen la idea de que la realidad histórica está en movimiento y que la dialéctica es la ley por la que podemos comprenderla. También asumirán los tres momentos de la dialéctica que son la idea, la negación de la idea y la negación de la negación de la idea. Negarán que sea el espíritu, las ideas, el motor de la historia, y uno de los objetivos de su materialismo dialéctico será invertir la dialéctica hegeliana: no son las ideas las que determinan la materia, sino que son las condiciones materiales en las que vive el ser humano, siendo además el motor de los procesos y cambios históricos. Al idealismo de Hegel, Marx y Engels oponen el materialismo: todo elemento y actividad espiritual están impregnados de materia. La naturaleza es previa al espíritu.
Aunque no se sabe ciertamente si fue Engels o Marx quien ideó el materialismo dialéctico, en la actualidad se apunta a que es una creación conjunta y no una teoría creada únicamente por Engels. Inspirándose en la teoría evolucionista de Darwin, que defendía la hipótesis de que toda la naturaleza evoluciona, desde el reino mineral al vegetal, desde este al animal y finalmente a la aparición de los seres humanos, Engels consideró que los cambios que se observaban en la materia seguían una serie de leyes dialécticas propias:
Todas las existencias tienen un carácter de unidad cambiante. Esta unidad se considera temporal, pero el proceso de cambio, expresado por la lucha y el conflicto, es continuo.
Los cambios que se producen en la naturaleza no son solo cambios cuantitativos, sino que en muchas ocasiones son cambios cualitativos y suponen cambios graduales cuantitativos. El cambio cualitativo conlleva una fase de desarrollo.
La serie de cambios cuantitativos y cualitativos es infinita. Cada fase de desarrollo se considera como una síntesis que resuelve las contradicciones contenidas en la síntesis anterior y que produce otro tipo de contradicciones.
Este término fue acuñado por Engels para definir la filosofía de Marx y será una prolongación del materialismo dialéctico. Marx quiso ir más allá de la idea de que todo es materia y aplicó el materialismo a la interpretación de la historia, dando lugar al materialismo histórico. Las condiciones materiales de los seres humanos lo obligan a transformar la naturaleza por medio del trabajo con el fin de subsistir, pero ese proceso lo lleva a estar en contacto con otros seres humanos, lo que lo convierte en un ser social. Son el trabajo y las necesidades humanas las que determinan a los seres humanos y son la realidad humana sobre la cual se producirán otras realidades. En ocasiones, el trabajo no es elegido de forma voluntaria, implica una relación económica y, como el trabajo es el motor del cambio histórico, entonces las relaciones económicas son el motor de la historia.
Esta idea de que la base organiza la formación social y sobre esta se desarrollan y generan las ideas de una sociedad en un momento histórico determinado, Marx la expresa en la diferenciación entre estructura económica y superestructura.
Es la base real desde la que se constituye la formación social y las ideas, está compuesta por:
Está condicionada por la infraestructura y es el conjunto de ideas, valores e imágenes que configuran la conciencia en un momento concreto de la historia. La superestructura funciona como ideología, que es entendida por Marx como falsa conciencia. La ideología representa los intereses de la clase dominante.
La infraestructura y la superestructura mantienen una relación de reciprocidad, pues de la infraestructura económica emana la superestructura (y no a la inversa, como pensaba Hegel), y esta justifica y protege los intereses de la clase dominante, en el capitalismo, la burguesía.