Portada » Historia » La Configuración del Estado Borbónico y el Antiguo Régimen en España (1700-1788)
La guerra se desencadenó tras la muerte sin descendencia de Carlos II, el último monarca de la Casa de Austria. Había dos candidatos principales para el trono español:
Aunque Carlos II estableció en su testamento que su sucesor fuera Felipe, la ratificación por parte de Luis XIV de los derechos sucesorios de Felipe V al trono francés provocó el estallido de la guerra por miedo a la hegemonía borbónica en Europa.
El fin de la guerra internacional llegó en 1713 mediante los Tratados de Utrecht y Rastadt. Felipe V fue reconocido como rey de España, pero renunció a sus derechos al trono de Francia. España perdió sus posesiones en Europa:
Estos tratados supusieron el final de la guerra y reconfiguraron el mapa europeo:
Supusieron el final de la hegemonía francesa en Europa y el inicio del dominio de los mares por parte de Gran Bretaña.
Los Decretos de Nueva Planta se promulgaron en Valencia (1707), Aragón (1707-1711), Mallorca (1715) y Cataluña (1716). Mediante ellos, el rey Felipe V asumió la tarea de unificar y reorganizar los diferentes reinos peninsulares. Su importancia radica en que impusieron la organización político-administrativa de Castilla a los territorios de la Corona de Aragón, que perdieron su soberanía y se integraron en un modelo unificador y centralista.
A partir de entonces, nace España como entidad política unificada, rompiendo con la tradición de la España de los Austrias, que mantenía las leyes e instituciones de los distintos reinos.
Las principales medidas de los Decretos fueron:
Felipe V estableció un modelo de monarquía absoluta y centralizada. Por encima de cualquier institución se situaba el poder del monarca, auxiliado por las Secretarías. Los secretarios eran nombrados y destituidos por el rey y solo rendían cuentas ante él.
Otras reformas clave fueron:
Carlos III, el máximo exponente del Despotismo Ilustrado en España, impulsó importantes cambios:
Fue una revuelta popular en Madrid contra las medidas de saneamiento y orden público tomadas por el ministro italiano Esquilache. Las causas principales fueron:
Partía del concepto del Estado absoluto, de la monarquía omnipotente y de la soberanía real exclusiva. Hacía hincapié en el papel del gobernante como benefactor de su pueblo e impulsor de las reformas necesarias para el progreso. La política era concebida en beneficio del país, pero sin contar con él, según el axioma: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.
Alianzas militares de los Borbones de España y Francia para luchar conjuntamente contra Inglaterra. Se firmaron tres pactos: los dos primeros bajo el reinado de Felipe V y el tercero bajo el reinado de Carlos III.
Es un conjunto de documentos que se enmarcan dentro de una gran reforma fiscal planteada por el marqués de la Ensenada durante el reinado de Fernando VI. Estos documentos recogen multitud de datos sobre población, cultivos o actividades económicas de cada pueblo y ciudad. Es una radiografía de la sociedad y la economía española de mediados del siglo XVIII.
Es un término acuñado por los revolucionarios franceses para referirse a las estructuras políticas, sociales y económicas anteriores a la Revolución Francesa. Se caracterizaba por:
Se mantenía una división en estamentos, y sus características esenciales eran la desigualdad jurídica y el inmovilismo.
La agricultura era la fuente esencial de riqueza. La mayor parte de la tierra estaba amortizada o vinculada, es decir, no podía ni comprarse ni venderse y debía transmitirse en herencia (tierras de manos muertas).
La mayor parte de la tierra estaba en manos de la Iglesia, de los ayuntamientos o de la nobleza (a través del mayorazgo). Asimismo, estos últimos eran los titulares de los señoríos jurisdiccionales. En consecuencia, la mayor parte de la tierra cultivable estaba fuera del mercado y la inmensa mayoría de la población no podía acceder a la propiedad.