Portada » Filosofía » Fundamentos del Pensamiento Moderno: Razón, Sociedad y Conocimiento
Lo primero que intenta descubrir Descartes es la estructura de la **razón**. La razón está formada por la **intuición** y la **deducción** (mecanismos a través de los cuales opera). La **intuición** es un instrumento natural que permite conocer una realidad con total claridad y certeza.
Ambos procesos deben seguir una serie de reglas:
Se presenta ante nosotros cuando no tenemos dudas. Una idea es clara cuando se percibe de forma distinta y separada de otras ideas.
Consiste en descomponer los problemas o conocimientos hasta llegar a lo más sencillo y en hacerlo en partes muy pequeñas para poder obtener un mayor número de intuiciones.
A partir de las ideas simples y evidentes obtenidas al descomponer el conocimiento del análisis, se procede a un proceso de deducción mediante las intuiciones hasta llegar a construir lo más complejo.
Revisar y comprobar si lo realizado anteriormente está bien hecho.
Mediante este proceso, lo que hemos hecho ha sido aplicar la **duda metódica**. Poner en duda todo el saber convencional y aceptar únicamente aquel principio que resista a toda crítica. **La duda** es el punto de partida:
Si ya lo han hecho alguna vez, es probable que nos engañen constantemente. Descartes duda de ellos.
Resulta difícil distinguir lo que se sueña de la realidad. Puede ser que estemos engañados y que el sueño sea la realidad. Descartes duda.
Pone en duda todos los conocimientos más evidentes. Descartes plantea la posibilidad de que estemos programados por un **genio maligno** que nos hace creer que lo que hacemos está bien, como un ordenador ya programado. Duda incluso de los conocimientos matemáticos, porque podrían ser erróneos sin que nosotros lo sepamos, inducidos por este genio maligno.
Luego, de lo único que no puedo dudar es de que **Pienso, luego existo** (*Cogito, ergo sum*), y si dudo es porque existo. Y esa evidencia clara es la primera de las certezas a las que llega Descartes.
La primera verdad absoluta es la existencia del propio sujeto que piensa y duda. El **cógito** es la primera verdad, pero también el criterio de toda verdad: aceptar como verdadero lo que se le presente con la misma claridad y distinción que el cógito.
La existencia del yo no parece implicar la existencia de ninguna otra cosa, por lo que será necesario aplicar la deducción a partir de los dos elementos con los que cuenta: el yo y las ideas que piensa el yo. Estas ideas las clasifica según su origen como:
Para Descartes, en este momento, solo existen las ideas innatas y son las únicas a partir de las cuales podemos obtener un conocimiento, porque se presentan de forma clara. Entre las innatas, Descartes encuentra la idea de infinito, que solo puede provenir de un ser que contenga esa cualidad (Dios).
A partir de la idea de Dios, Descartes prueba su existencia mediante dos argumentos:
La idea de un ser infinito requiere una cosa infinita, y la idea de un ser perfecto puesta en mí solo puede haber sido puesta en mí por un ser perfecto.
Si Dios es perfecto y la característica de la perfección es la existencia, entonces Dios existe.
Descartes afirma que Dios garantiza el principio de evidencia (no permitiría que me engañase al percibir algo con absoluta claridad y distinción). También garantiza la existencia del mundo (no permitiría que nos engañásemos al percibir los cuerpos como dotados de extensión). Ahora bien, lo que Dios garantiza son las **cualidades primarias** (longitud, anchura, profundidad), cualidades objetivas de los cuerpos. Las **cualidades secundarias** (color, olor, sonido, etc.) son subjetivas, las cosas las causan en nosotros. Descartes las elimina de la física: todo se reduce a materia y movimiento. Dios es la causa primera del movimiento.
El universo de Descartes es mecanicista: no hay causas finales y todo se explica por leyes mecánicas, incluso los animales (autómatas sin alma) y los cuerpos humanos. Descartes llega así a distinguir tres sustancias, a cada una de las cuales le corresponde un atributo:
Descartes propone la **glándula pineal** como el punto en el que el alma actúa sobre el cuerpo, pero sigue sin ser una solución satisfactoria, dado que el **dualismo cartesiano** deja el ser partido en dos y no explica claramente cómo se relacionan.
Dos aspectos fundamentales en su pensamiento son: la consideración negativa de la cultura y la civilización humana, y la reflexión positiva de la **política** y del gobierno.
La obra de Rousseau es dispersa y poco sistemática, y su pensamiento presenta algunas inconsistencias. Parece lógico pensar que si la civilización humana es un error y la organización política es un producto más de la civilización, esta organización también debería ser un error.
Rousseau afirma que el ser humano es bueno por naturaleza y que la civilización y la cultura lo han corrompido, contribuyendo a fomentar la desigualdad y la degeneración moral. Las causas principales son:
Rousseau considera que es necesario establecer un **Contrato Social** para que no existan desigualdades:
Como pasaba antiguamente, antes de la civilización, el ser humano vivía aislado e independiente. Para Rousseau, el ser humano es independiente y no apto para vivir en sociedad.
La formación de la sociedad surge como una necesidad; sin embargo, la civilización ha convertido en malo al ser humano.
El Estado ha creado desigualdades, por eso es necesario reformar la sociedad actual y establecer unas nuevas bases (mediante la **voluntad general**). Rousseau considera que el Estado es necesario, pero solo cuando es capaz de conservar la libertad y la igualdad que existían en el **Estado de Naturaleza**.
La **estética trascendental** se ocupa de los elementos *a priori* que existen en la sensibilidad. Los sentidos aportan un conjunto de impresiones desordenadas y caóticas que el sujeto reordena y a las que proporciona una estructura. Es decir, existen en el sujeto unas **formas *a priori* de la sensibilidad**, que Kant identifica con el **espacio** y el **tiempo**, las cuales son responsables de reordenar los datos que obtenemos por los sentidos. Los elementos *a priori* en la sensibilidad posibilitan y explican la existencia de **juicios sintéticos *a priori*** respecto a la intuición espacial y temporal que dan lugar a la geometría y la aritmética.
La **analítica trascendental** se ocupa del estudio de los conceptos que estructuran el entendimiento, y la tarea del entendimiento consiste en sintetizar, a partir de los conceptos, las representaciones de la sensibilidad.
El estudio de Kant se centra en los **conceptos puros**, a los que denomina **categorías**, que son **formas *a priori* del entendimiento** que permiten pensar sobre las intuiciones sensibles. Para Kant, en todo juicio o enunciado se ha empleado una categoría.
El resultado final del proceso de intuir una realidad y pensarla a partir de las categorías del entendimiento es el **fenómeno**. La realidad previa a la forma humana de conocer es el **noúmeno** o *cosa en sí*, y representa el límite de la experiencia, la realidad externa que permite que haya conocimiento, pero que en sí mismo no puede conocerse.
En la **dialéctica trascendental**, Kant demuestra que la metafísica no es una ciencia.