Portada » Biología » Principios y Métodos de Conservación de Alimentos: Técnicas Clave para la Preservación
La conservación de alimentos busca prolongar su vida útil y mantener sus propiedades organolépticas y nutricionales, previniendo el deterioro causado por microorganismos, enzimas y reacciones químicas. Se basa en la aplicación de diversos métodos que actúan sobre factores biológicos, químicos y físicos.
La aplicación de calor es uno de los métodos más antiguos y efectivos para la conservación de alimentos, actuando principalmente sobre la carga microbiana y la actividad enzimática.
Proceso térmico aplicado a alimentos líquidos con el objetivo de reducir la población de microorganismos patógenos y la mayoría de los alterantes, sin alterar significativamente sus propiedades organolépticas y nutricionales.
Proceso térmico más intenso que la pasteurización, diseñado para eliminar todos los microorganismos, incluyendo esporas bacterianas, que podrían causar deterioro o enfermedades bajo condiciones normales de almacenamiento.
Las bajas temperaturas retardan el crecimiento microbiano y la actividad enzimática, prolongando la frescura de los alimentos.
Mantiene los alimentos a temperaturas por encima del punto de congelación (generalmente entre 0ºC y 7ºC), ralentizando el deterioro.
Consiste en alterar la composición de la atmósfera alrededor del alimento (reduciendo oxígeno y aumentando dióxido de carbono o nitrógeno) para inhibir el crecimiento microbiano y la oxidación.
Proceso de reducción de la temperatura del alimento por debajo de su punto de congelación, transformando el agua en hielo y deteniendo casi por completo la actividad microbiana y enzimática.
La reducción del contenido de agua en los alimentos es una estrategia eficaz para inhibir el crecimiento microbiano y la actividad enzimática, ya que el agua es esencial para estos procesos.
La deshidratación implica la eliminación casi completa del agua del alimento por evaporación. Este proceso se basa en la transferencia de calor al agua para convertirla en vapor, y la posterior transferencia de masa del vapor de agua al ambiente.
La actividad de agua (Aw) es un parámetro crítico que indica la cantidad de agua disponible para el crecimiento microbiano y las reacciones químicas. Su reducción es clave en la conservación.
Métodos de secado a gran escala utilizados en la industria alimentaria.
Método tradicional que utiliza la energía del sol para evaporar el agua de los alimentos.
Utiliza aire calentado para acelerar la evaporación del agua de los alimentos.
Proceso basado en la ósmosis, donde el agua se mueve a través de una membrana semipermeable desde una zona de baja concentración de solutos (el alimento) hacia una zona más concentrada (una solución hipertónica de sales o azúcares) hasta alcanzar un equilibrio.
Es especialmente útil para la pre-concentración de frutas y hortalizas antes de otros procesos de secado.
La temperatura, la concentración de la solución osmótica, el tiempo de inmersión y la relación superficie/volumen del alimento son factores críticos.
También conocida como deshidratación por congelación, es un proceso que elimina casi completamente el agua del alimento por sublimación (paso directo del hielo a vapor) bajo bajas temperaturas y presiones reducidas. Es ideal para alimentos de gran valor, preservando su aroma y textura.
La cocción, además de hacer los alimentos comestibles, puede ser una etapa crucial en la conservación, especialmente cuando se combina con enfriamiento o congelación rápidos.
Consiste en cocinar los alimentos, enfriarlos rápidamente y almacenarlos refrigerados para su posterior regeneración y consumo. Este sistema ofrece:
Implica la cocción, enfriamiento rápido y congelación de alimentos. Sumado a un adecuado proceso de mantenimiento en congelación, permite conservar los alimentos cocinados por meses.
Técnica de cocción que emplea bolsas de plástico selladas herméticamente, sumergidas en agua caliente por debajo del punto de ebullición (alrededor de 60 °C).