Portada » Filosofía » Pilares del Pensamiento Griego: De los Presocráticos a la Doctrina Platónica
Se produce un cambio significativo con la aparición de una nueva temática filosófica. Se abandonan los problemas cosmológicos sobre la naturaleza para dar paso a la reflexión ético-antropológica; es el amanecer de un humanismo, donde los problemas giran en torno al hombre, sus necesidades, sus deseos y su libertad. Atenas se convierte en un hervidero de nuevas ideas y teorías, destacando en primer lugar a los sofistas y en segundo lugar a Sócrates.
Eran «metecos» (extranjeros residentes que no podían participar en la política de la ciudad). Su enseñanza se centraba en la retórica y la oratoria, buscando persuadir y ganar debates. Con el tiempo, el término «sofista» adquirió un sentido peyorativo, aunque inicialmente era positivo. Esta connotación negativa se debió a la percepción de que sus métodos podían llevar al engaño.
Se distingue de los sofistas por varios rasgos: no escribió libros, no cobraba a sus discípulos y su método era el diálogo. Su famosa frase es: «Solo sé que no sé nada». Su búsqueda de la verdad estaba impulsada por la voz de un espíritu interior, su daimon, y se consideraba a sí mismo un «tábano» de Atenas, incitando a la reflexión. Tras la restauración de la democracia, fue juzgado y condenado a muerte, siendo su condena de naturaleza política y, para muchos, un error judicial.
La filosofía de Platón se entiende a partir de dos motivaciones principales: en primer lugar, como una reacción frente a las teorías sofistas; y en segundo lugar, por su insatisfacción y descontento con la situación política de su época. Platón se dedicó a la filosofía con un doble objetivo:
Platón propone, como «medicina» a los males políticos, un gobierno de filósofos. Postula una necesidad absoluta de reforma social y política.
La educación, para Platón, es un requisito indispensable que debe seguirse desde la niñez hasta la edad más avanzada. Solo aquellos así formados gobernarán una polis justa, pues serán hombres justos.
El objetivo es lograr una polis justa, unida y cohesionada, en la que todos trabajen en beneficio común. Esto depende fundamentalmente de la elección de los gobernantes: si quienes dirigen la sociedad son hombres virtuosos y sabios, se alcanzará una sociedad justa. Es en este punto donde Platón retoma el intelectualismo moral de Sócrates, evidenciando la importancia que le otorga a la educación.
Platón, a partir del pensamiento de Parménides, postula la existencia del mundo inteligible, y a partir del de Heráclito, la del mundo sensible.
Existen dos maneras de conocer estos mundos, a partir de dos tipos de conocimiento:
El concepto de hombre en Platón es la unión de cuerpo y alma, pero una unión accidental.
La ética de Platón es de «máximos», lo que implica que, aunque todas estas partes del alma están presentes en las personas, una de ellas tiende a destacar. Platón divide el alma en tres partes:
El equilibrio y la armonía entre estas tres partes del alma, cada una ejerciendo su virtud correspondiente, dan lugar a la justicia en el individuo.
Platón divide la sociedad ideal en tres grupos, cada uno correspondiente a una parte del alma y una virtud: