Portada » Psicología y Sociología » Neuroeducación: Potenciando el Aprendizaje y el Desarrollo Cerebral
La neurociencia ofrece una nueva perspectiva para la educación, buscando identificar cuáles son los procesos de aprendizaje más adecuados para los alumnos desde una visión neurológica. Se centra en identificar componentes neuronales clave como la percepción, la atención y la memoria.
La motivación es un pilar fundamental en el proceso de aprendizaje.
El método Hervat tiene como objetivo conseguir el estado óptimo del organismo para favorecer los procesos neurológicos básicos implicados en cualquier proceso cognitivo. Consiste en organizar y estimular de manera continuada el funcionamiento cerebral de las áreas y estructuras subcorticales y corticales primarias implicadas en el proceso de maduración.
La Sonrisa de Duchenne pretende: Estar sonriendo en clase todo el tiempo, estimular al niño muchas veces al día, que la estimulación sea de forma instantánea y que no interfiera en procesos cognitivos.
El proceso de aprendizaje es un conjunto de cambios físicos y funcionales que suceden en el Sistema Nervioso Central (SNC) como resultado de la propia experiencia, lo que modifica la manera de comportarnos y relacionarnos.
La memoria es el mecanismo por el cual el conocimiento derivado de las experiencias es codificado y almacenado para su posterior recuperación. La práctica es clave en los mecanismos de consolidación de la memoria, y la repetición es un factor fundamental para aprender.
La estilística de la educación es el proceso de identificación, valoración y clasificación de los diferentes modos y formas de aprender que presentan los discentes.
La atención a la diversidad se refiere a la atención por parte del profesor a las distintas demandas que realizan los alumnos.
Los estilos docentes se pueden identificar a través de inventarios, tests, observación, entrevistas y análisis de áreas.
Este modelo sugiere que las cualidades personales del profesorado guían y dirigen la selección de procesos de aprendizaje en el alumnado.
Analizan los niveles de participación entre alumnado y docentes, proponiendo 3 estilos:
Propone tres estilos de enseñanza:
Analizan los comportamientos docentes, la proximidad entre alumno-profesor y la gestión de la influencia en la enseñanza, identificando 8 tipos de comportamiento:
Las estrategias de aprendizaje son procedimientos que se utilizan para aprender, manejar, dirigir y controlar el propio aprendizaje en diferentes contextos.
Las destrezas de pensamiento son un conjunto de procesos, herramientas, destrezas y hábitos de pensamiento.
Clasifica las preferencias de aprendizaje según el canal sensorial predominante.
Se basa en la observación de conductas y patrones relacionados con las preferencias de los alumnos al interactuar con otros o con profesores.
Propone dos dimensiones del aprendizaje (percepción y procesamiento) y trabaja la información en 4 fases:
Características del alumno según Kolb:
Buscan dar respuesta a por qué dos personas comparten una misma situación y una aprende y otra no. Proponen 4 estilos:
Definen el estilo de aprendizaje como un conjunto de elementos externos que influyen en el contexto de la situación de aprendizaje que vive el alumno. Identifican 5 estímulos:
Proponen 5 dimensiones del estilo de aprendizaje:
En su libro, David Bueno nos ayuda a comprender cómo funciona el cerebro humano en cada etapa del desarrollo y cómo ese conocimiento puede transformar los métodos educativos actuales. A través de varios capítulos, el autor plantea que el aprendizaje no es solo un proceso intelectual, sino también emocional, social y biológico, muy influido por el entorno.
El desarrollo cerebral comienza antes del nacimiento, por lo que los hábitos y emociones de los padres tienen un impacto determinante en la formación del cerebro del futuro bebé. La nutrición, el estrés y la estabilidad emocional son factores que afectan directamente la calidad de las conexiones neuronales iniciales.
Durante los primeros tres años de vida, el cerebro se encuentra en su etapa de mayor plasticidad. Las experiencias vividas influirán en el comportamiento a largo plazo de las personas. Un ambiente seguro y afectivo favorece la autorregulación emocional, mientras que la tensión constante puede generar impulsividad.
Las emociones, según Bueno, son un motor del aprendizaje. Aquello que aprendemos con placer y alegría se retiene mejor, mientras que el miedo, aunque puede fijar ciertos recuerdos, genera rechazo y bloqueos emocionales. El aula debe ser un espacio emocionalmente positivo, donde el error se perciba como una oportunidad y no como un castigo.
A partir de los cuatro años, los niños comienzan a conectar sus emociones con el aprendizaje. Lo que se aprende con alegría se retiene mejor, mientras que el miedo genera rechazo y bloqueos, lo que puede crear un «apagón emocional» y dificultar el aprendizaje. Asimismo, el aprendizaje tiene un enemigo llamado estrés, que bloquea la atención, la memoria y la toma de decisiones, mientras que la motivación, la curiosidad y el placer facilitan el aprendizaje y fortalecen las conexiones neuronales.
La plasticidad del cerebro no solo nos permite aprender, sino también desaprender. En la adolescencia hay una gran transformación, impulsada por el deseo de explorar, desafiar y pertenecer. Los adolescentes pueden recurrir al consumo de drogas por el mero hecho de buscar recompensa y placer.
Como señala David Bueno, el aprendizaje es un proceso social y el juego es un mecanismo de desarrollo muy importante. Por último, el libro aborda las asignaturas tradicionalmente llamadas «Marías» (como música, arte y educación física), destacando su gran valor neuroeducativo y su impacto significativo en el desarrollo cognitivo, emocional y social del alumnado.