Portada » Español » La Oración Compuesta en Español: Perspectivas y Tipologías Gramaticales
El estudio de la llamada «oración compuesta» ha sido objeto de debate a lo largo de la historia de la lingüística. Una de las primeras discrepancias se refiere al marco metodológico en que debe abordarse esta unidad. Las unidades morfosintácticas poseen significante y significado; sin embargo, algunos estudios priorizan el significado (perspectiva onomasiológica) y otros el significante (perspectiva semasiológica). Ambas resultan insuficientes si no se consideran conjuntamente desde una perspectiva funcional.
Parte de los significantes (formas) para sistematizar sus valores o significados. Ejemplo: la conjunción «si» suele tener valor condicional (Si tuviera dinero, te lo daría), pero también puede expresar valores retóricos o contrastivos (Si esto es música, yo soy Beethoven). Esta perspectiva tiende a agrupar formas semejantes con significados muy distintos.
Parte del significado o valor y determina qué formas lo expresan. Ejemplo: para expresar condicionalidad se pueden usar «si», «como» + subjuntivo, «con tal que», «de + inf.», coordinación con «y/o», interrogación, etc. Esta perspectiva también agrupa unidades con comportamientos muy dispares.
Ambos enfoques deben integrarse, como afirmaba Saussure, pero no es fácil lograrlo en este ámbito. El predominio de uno u otro provoca distorsiones tanto en gramáticas tradicionales como en modernas.
La gramática tradicional distingue:
El concepto de subordinación es ambiguo: a veces designa una relación parte-parte, otras parte-todo. Además, el número de categorías es insuficiente. Hjelmslev distingue:
Esto sugiere la existencia de tres tipos reales de oración compleja. La subordinación tradicional es, por tanto, muy heterogénea y encierra tipos distintos.
Para la gramática tradicional, la oración es la unidad máxima. Una oración compuesta consiste en una oración simple que contiene otra oración como uno de sus miembros (proposición). Esto se denomina recursividad. Esta configuración es compatible con el análisis funcional, que distingue entre cláusula simple y cláusula compleja.
En el modelo tradicional, la expresión «Juan llegó tarde» puede ser:
Este modelo mezcla criterios internos y externos. Funcionalmente, todas son cláusulas, simples o complejas, según contengan o no otra cláusula.
Esta clasificación se basa en el concepto de transposición (o metábasis): las funciones internas de un sintagma pueden ser desempeñadas por cláusulas en lugar de por sustantivos, adjetivos o adverbios. Ejemplos:
El concepto de transposición plantea problemas, como la aplicación cíclica. Ejemplo: Quien diga eso no sabe lo que dice (una relativa que funciona como sustantiva, que a su vez contiene otra sustantiva).
Gili Gaya observa que muchas de las llamadas cláusulas adverbiales son en realidad sustantivas por su estructura. Ejemplo: Te esperaré hasta que den las seis es estructuralmente similar a hasta las seis. Esto lleva a clasificaciones incoherentes, como la de la RAE (1973), que distingue subordinadas sustantivas, adjetivas y circunstanciales.
El castellano integra cláusulas mediante diversas formas:
Estas cláusulas no tienen modo, tiempo ni persona, por lo que no son independientes. Ejemplos:
Estas cláusulas integran oraciones personales. Ejemplos: dice que no vendrá, preguntó si…. La conjunción es parte de una frase conjuntiva con función (Sujeto, Complemento Directo, etc.).
En la elección entre infinitivo y «que»: si el sujeto es el mismo, es preferible el infinitivo; si son distintos, se usa «que». También influye el control del sujeto o el valor genérico (Ejemplo: Conviene hacer ejercicio).
La función de la conjunción puede ser: Transposición (convierte en Sintagma Nominal), Complemento, o Relator.
Pueden ser con antecedente (modifican un sustantivo) o sin él (funcionan como Sujeto, Término, etc.). Ejemplos: la persona que trajiste, quien llegue tarde…. Los relativos son bifuncionales: habilitan la cláusula y cumplen una función interna (Sujeto, Complemento Directo, etc.).
Introducidas por «quién», «qué», «dónde»…, sin antecedente, con función de Complemento Directo. Ejemplos:
Son cláusulas tematizadoras con el verbo «ser». Ejemplos: Es Juan quien pasea, Por donde pasa Juan es por el campo. No son copulativas, sino tematizadoras (Alarcos las denomina ecuacionales).
Las cláusulas complejas pueden desempeñar cualquier función sintáctica:
Según su valor semántico, se clasifican en: condicionales (si llueve…), consecutivas (tan cansado que…), causales (porque…), finales (para que…), concesivas (aunque…), comparativas (más que…). Estas últimas se consideran adverbiales impropias.
Construcciones bipolares (Alonso-H.U.): presentan núcleos interdependientes, donde el sentido emerge de la relación entre ambas cláusulas. Ejemplo: No porque me lo digas voy a creértelo.
G. Rojo las denomina construcciones correlativas, donde los elementos afectan a ambas cláusulas. Ejemplo: Cuanto más estudias, más aprendes. No son subordinadas ni coordinadas, sino de interdependencia.