Portada » Lengua y literatura » La Novela Española de Posguerra: Temas y Estilo en ‘Nada’ de Carmen Laforet
La novela española de la posguerra estuvo condicionada por la crisis económica y social de esos años conflictivos, así como por la censura. La mayoría de los autores de la época consiguieron adaptar sus temas y estructuras a las exigencias de un mercado en auge. Durante este periodo, la narrativa española evolucionó desde un realismo existencial hasta un realismo social y, finalmente, la novela experimentalista.
En los años cincuenta, surge un grupo de narradores que empiezan a expresar protestas e inquietudes sociales. El tema habitual es la situación de España a raíz de la dictadura. Estas novelas están protagonizadas por personajes colectivos que representan a una clase social.
Dentro de la novela social, se distinguen dos corrientes:
Durante la década de 1960, hasta el comienzo de la democracia española en 1975, se produjo en la novela una gran renovación experimentalista. En estos años, se aprecia una europeización de la novela, adoptando el punto de vista múltiple y dando más importancia al lenguaje que al argumento, o utilizando estructuras complejas. El cambio lo marcará Luis Martín Santos con Tiempo de silencio.
La novela sigue a Andrea, quien llega a Barcelona para estudiar letras y vivir con sus parientes en la calle Aribau. La casa familiar es descrita como oscura, opresiva y habitada por personas que han fracasado en sus vidas:
Andrea trata de evadirse de este ambiente, recorriendo la ciudad y conociendo a nuevos amigos, entre ellos Ena, su amiga universitaria. Ena busca vengarse de Román por el daño causado a su madre, engañándolo con una falsa relación.
La novela termina con la partida de Ena a Madrid, el suicidio de Román y Andrea mudándose también a Madrid para trabajar en la empresa del padre de Ena.
La novela refleja el deseo de libertad de Andrea, que se manifiesta a través de su viaje a Barcelona y, al final, con su partida a Madrid. Sin embargo, su liberación es ambigua, ya que antes de marcharse ha suavizado sus ideas y adoptado una postura menos radical.
A través del personaje de Margarita, la madre de Ena, se muestra que ni el amor apasionado ni el matrimonio garantizan la felicidad. En cambio, Margarita encuentra sentido en la maternidad.
Aunque la religión no es un tema central en la novela, Andrea tiene momentos de reflexión casi mística, como cuando contempla la catedral de Barcelona.
Andrea no busca pareja ni sigue los modelos tradicionales de la mujer enamorada. Se relaciona con los hombres en igualdad de condiciones y siente rechazo por los gestos románticos, como el beso de Gerardo, que la llena de asco.
Andrea se deja llevar momentáneamente por la ilusión de un amor de cuento de hadas cuando Pons la invita a una fiesta de la alta sociedad, pero pronto comprende que no encaja en ese mundo y lo rechaza.