Portada » Historia » La Guerra de Independencia Española (1808-1814): Alzamiento, Fases y Consecuencias
Tras el Motín de Aranjuez, Napoleón Bonaparte consiguió:
En Bayona tuvieron lugar las “Abdicaciones de Bayona”: Fernando VII y Carlos IV entregaron la corona a Napoleón, quien nombró rey a su hermano José (José I Bonaparte).
El alzamiento popular se inició en Madrid el 2 de mayo de 1808. Murat, general de las tropas francesas, ordenó disparar, lo que no hizo sino generalizar las insurrecciones en forma de combates aislados. Las instituciones oficiales no se sumaron al levantamiento.
Murat ordenó una durísima represión, con unos 500 fusilamientos. Los sucesos de Madrid y las abdicaciones de Bayona se difundieron por todo el país, generando dos tipos de reacciones:
El levantamiento y la guerra que se originaron tuvieron las siguientes características:
El conflicto se desarrolló en tres fases principales:
El “Alzamiento Nacional” impidió la ocupación francesa del territorio. Dos hechos destacados:
Estos éxitos iniciales y los actos de rapiña de las tropas francesas afianzaron la voluntad de resistencia. España se alió con Portugal y el Reino Unido para expulsar a los franceses.
La presencia del Emperador permitió la ocupación de casi todo el país, salvo los archipiélagos y el litoral de Gibraltar-Cádiz y Lisboa. Sin embargo, la ocupación fue precaria porque habían comenzado a actuar las guerrillas.
Napoleón se vio obligado a retirar la mitad del ejército de ocupación debido a la campaña de Rusia. Ello permitió al ejército aliado británico, al mando del duque de Wellington, contraatacar desde Portugal. En el Tratado de Valençay, Napoleón reconoció a Fernando VII como rey de España.
La derrota francesa se explica por varios factores:
Ante la superioridad del ejército francés, los españoles adoptaron una forma de lucha inédita: la guerrilla. Era una agrupación campal permanente de civiles y de pequeño número de componentes cuyo objetivo era desgastar al enemigo, no controlar el territorio, y que basaba su actuación en emboscadas y pequeñas escaramuzas con rápida huida. Algunos guerrilleros demostraron gran capacidad militar. Los más importantes fueron Juan Martín Díaz “el Empecinado”, el cura Merino y Espoz y Mina. Su actuación se basó en varios puntos:
La crueldad con que fueron tratados los guerrilleros cuando caían prisioneros refleja la impotencia de los franceses. Su labor de desgaste fue decisiva y fueron el factor decisivo de la victoria.
Las consecuencias de la guerra fueron catastróficas para España:
Las pérdidas humanas se han cuantificado en medio millón de personas. Se incluyen tanto los muertos en combate como las muertes producidas por epidemias y por el hambre.
La destrucción de talleres, la práctica de “tierra quemada” de los guerrilleros, las requisas de los ejércitos y la interrupción del tráfico dejaron al país completamente arruinado.
Las pérdidas monumentales se debieron tanto a acciones de guerra como al expolio de obras artísticas realizado por los franceses. Es en este periodo cuando salen de España obras de Velázquez y El Greco, entre otros.
La situación de guerra provocó que las reformas fuesen nulas y que el gobierno real estuviera, de facto, en manos de Napoleón.
El texto legal fundamental fue el “Estatuto de Bayona”. Es importante diferenciarlo de una constitución, que es una ley de rango superior elaborada por representantes legítimos del pueblo reunidos en cortes constituyentes y que reconoce la soberanía nacional, la separación de poderes y derechos y libertades.
El Estatuto de Bayona no cumplía estas condiciones y, por tanto, no es una constitución. Se trata de una “carta otorgada”, donde el rey cede parcelas de poder sin renunciar a su plena soberanía. Reconocía derechos liberales a los ciudadanos, pero las cortes seguían siendo estamentales y no tenían un poder legislativo real.
El Estatuto y los “Decretos de Burgos”, dictados por Napoleón, pretendían regenerar España para el desarrollo del capitalismo y de la burguesía, en quien confiaba encontrar apoyo. Las reformas principales fueron:
Esto era la versión de la Revolución Francesa que Napoleón extendía por Europa. Solo en materia religiosa fue más radical que las Cortes de Cádiz. Por tanto, supuso un avance, pero se quedó corto respecto a la obra revolucionaria que realizaron los diputados españoles en Cádiz.
Los afrancesados fueron una minoría de intelectuales y políticos que creyeron servir a España aceptando la nueva dinastía y su programa de reformas. Casi todos ellos fueron ilustrados. Su decisión de colaborar obedeció a varias ideas, principalmente que nunca creyeron en la posibilidad de una victoria española. Padecieron un error de visión histórica, pero no cabe considerarlos como vulgares traidores.
Marcharon unos 15.000 españoles en el primer exilio, pues la pena para los afrancesados era el descuartizamiento.