Portada » Historia » La Evolución Económica de España bajo el Franquismo: De la Autarquía al Desarrollismo (1939-1975)
El crecimiento económico durante este periodo se basó en el desarrollo industrial intensivo y autónomo. El problema más grave fue la carencia de recursos financieros y tecnología adecuada. Esta industrialización estuvo alentada por el INI (Instituto Nacional de Industria, 1941). Además, se nacionalizaron empresas y se reconstruyeron infraestructuras.
La agricultura quedó marginada. El Estado intentó paliar la escasez mediante la fijación de precios máximos y mínimos, y el racionamiento (vigente hasta 1952). Esta situación propició el surgimiento del mercado negro.
Durante los años cincuenta, las importaciones aumentaron más que las exportaciones, generando un desequilibrio. Para 1958, era evidente que, o se cambiaba la política económica, o el régimen se enfrentaría a la ruina. A finales de los cincuenta y principios de los sesenta, Franco consiguió el más amplio consenso interior, en gran parte debido a la mejora de la situación económica posterior a la crisis. En este momento, Franco dio el visto bueno a un esquema institucional y designó sucesor.
En 1957, la situación económica era insostenible (marcada por la inflación y el déficit comercial). Además, España se quedó al margen del Tratado de Roma (1958), lo que evidenciaba un aislamiento económico real. La imagen política del régimen debía suavizarse, buscando reservar algunos espacios de libertad y la apariencia de un Estado de derecho.
Para cambiar la situación económica, se implementó el Plan de Estabilización, una serie de medidas político-administrativas y económicas. Estaba claro que España necesitaba ayuda exterior. En 1958, el país ingresó en la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE) y en el FMI (Fondo Monetario Internacional). Estas integraciones fueron fundamentales, ya que un informe de la OECE se convirtió en la base del Plan de Estabilización, el cual partía del reconocimiento de la grave situación económica.
Las medidas que se tomaron fueron las siguientes:
En este momento, aumentó un poco el paro, y se redujeron la actividad económica y los salarios.
Las inversiones dedicadas a la agricultura aumentaron y se centraron en incrementar las tierras de regadío. El campo se mecanizó y se mejoró la comercialización. Como consecuencia, la productividad aumentó, así como los salarios del campo.
Nuevos informes económicos aconsejaban incrementar la inversión privada para aprovechar el éxito de la estabilización e iniciar un Plan de Desarrollo. La integración económica en Europa y el desarrollismo estaban intrínsecamente unidos. En 1962, se produjo la petición formal de ingreso en el Mercado Común y la implementación del Plan de Desarrollo.
Los planes de desarrollo pretendían ordenar los recursos económicos para obtener un crecimiento mayor y equilibrado. Para ello, se conjugaron los intereses privados y públicos. Las empresas privadas que aceptaban las condiciones del plan recibieron algunas ventajas, mientras que para las públicas era obligatorio.
Hubo tres planes:
Se crearon polos de desarrollo y promoción, que fueron zonas en las que se quería potenciar la industrialización y el crecimiento económico. La puesta en marcha del primer plan provocó una pugna entre los equipos de Carrero Blanco con los falangistas y los que demandaban reformas más intensas. Franco dio su confianza a Carrero y sus hombres desde 1962.
Entre 1960 y 1975, el crecimiento económico fue una constante: la producción nacional se triplicó. La modernización económica de España vino por la fuerte industrialización. Aunque la transformación también afectó al sector terciario (en concreto, los transportes se modernizaron considerablemente y el crecimiento del turismo fue espectacular) y el sector agrario mejoró con creces. Lo negativo fueron los grandes desequilibrios generados, que afectaron a muchas zonas y a los diferentes sectores.
Los intensos cambios que se produjeron tuvieron estrecha relación con la emigración. Se pasó de un país agrario a otro urbano, de una economía agraria a otra industrial y de servicios. No obstante, lo más importante fue la creación de una clase media urbana importante.
La emigración hizo que recalaran en España grandes cantidades de remesas de divisas que facilitaron el equilibrio de la balanza de pagos. Dentro de España, la emigración se dirigió del campo a la ciudad; la población activa aumentó un 30% y se redujo considerablemente la población activa agraria.
En política no hubo una liberalización paralela a la económica. Las Leyes Fundamentales del Régimen fueron las siguientes:
