Portada » Historia » La Dictadura Franquista y la Guerra Civil Española: Un Recorrido Histórico
Tras el fin de la Guerra Civil, el 1 de abril de 1939, se instauró en España una dictadura personalista bajo el mando de Francisco Franco, que duró casi cuarenta años. Esta se consolidó gracias al apoyo inicial de Alemania e Italia y, más tarde, por el contexto de la Guerra Fría.
Aunque el régimen aparentaba unidad, en realidad se sustentó en distintos grupos que Franco utilizó según le convenía:
España fue reconocida internacionalmente gracias a los acuerdos con EE. UU. (bases militares a cambio de ayuda) y el Concordato con el Vaticano (1953). En 1955, ingresó en la ONU. Se aprobó la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958), que maquillaba el discurso del régimen sin cambiar su esencia.
Aunque el sistema político no cambió, la sociedad sí lo hizo: la modernización económica y social fue preparando el camino hacia la democracia. Tras la muerte de Franco en 1975, comenzó la Transición democrática que integró plenamente a España en el mundo occidental.
Estas dos imágenes muestran momentos clave del inicio de la Guerra Civil Española, que comenzó el 18 de julio de 1936. Se trata de documentos fotográficos, es decir, fuentes primarias de carácter histórico y político, ya que reflejan el estallido del conflicto y la división entre los dos bandos enfrentados.
La primera imagen recoge la entrega de fusiles por parte del Gobierno de la Segunda República a la población civil en Madrid. Esta escena muestra cómo, ante el golpe militar iniciado por varios generales, el gobierno republicano decidió armar al pueblo para defender la legalidad democrática. La idea principal de esta imagen es el intento desesperado del gobierno de frenar la insurrección militar con el apoyo popular, marcando el inicio de una guerra que no sería solo entre ejércitos, sino también entre ideologías enfrentadas.
La segunda imagen muestra a los generales sublevados Franco, Mola y el italiano Cavalcanti en Burgos, uno de los primeros centros de mando del bando sublevado. Esta fotografía refleja la organización militar y la alianza entre los sectores conservadores y fascistas, tanto nacionales como extranjeros. El mensaje de esta imagen es la formación de un bloque autoritario y organizado que pretendía derrocar a la República.
Ambas imágenes, juntas, ilustran el comienzo de la Guerra Civil y la polarización del país: por un lado, un gobierno republicano debilitado que entrega armas al pueblo; por otro, una insurrección militar que se presenta como alternativa firme y ordenada. Son documentos clave para entender cómo se rompió la convivencia democrática en España y se dio paso a un conflicto violento y duradero.
Este texto es el Manifiesto del General Francisco Franco, publicado el 17 de julio de 1936 en Tetuán (Marruecos). Es un documento político y una fuente primaria, ya que fue emitido por el propio Franco al inicio del levantamiento militar contra la Segunda República Española. El manifiesto fue parte del esfuerzo propagandístico para justificar la sublevación y buscar apoyos entre los españoles.
La idea principal del texto es denunciar el supuesto caos, anarquía y violencia que, según Franco, reinaban en España bajo el gobierno republicano. El general hace un llamado directo a los militares, a los patriotas y a los ciudadanos que se consideraban defensores de la nación para que se unan al levantamiento. Presenta la sublevación como una respuesta legítima ante un Estado incapaz de mantener el orden y apela al honor y al deber patriótico de los españoles.
El contexto histórico es el comienzo de la Guerra Civil Española (1936-1939). El 17 de julio de 1936, Franco y otros altos mandos del ejército iniciaron un golpe de Estado contra el gobierno de la Segunda República. El golpe no triunfó de forma inmediata en todo el país, lo que provocó una guerra civil entre los sublevados (nacionalistas) y los republicanos. Este manifiesto forma parte de los primeros pasos públicos del levantamiento, con el objetivo de ganar legitimidad y respaldo popular.
Este documento es importante porque marca el inicio formal del alzamiento militar que desembocó en una guerra civil devastadora. Refleja el discurso justificativo del bando sublevado, que presentó su acción como una cruzada por el orden, la justicia y la unidad nacional. También muestra el uso de un lenguaje emocional y patriótico para movilizar a la población contra el gobierno republicano, sentando las bases ideológicas del régimen que Franco establecería tras la victoria en 1939.
Este documento incluye dos carteles propagandísticos del bando republicano durante la Guerra Civil Española. Son fuentes primarias de carácter político e ideológico, cuyo objetivo era movilizar y concienciar a la población en un contexto de guerra total. Ambos carteles fueron elaborados por la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), una organización anarcosindicalista muy influyente en el bando republicano, especialmente en Cataluña y otras zonas industriales. Reflejan la movilización revolucionaria y el protagonismo de las masas trabajadoras en la lucha contra el fascismo.
El primer cartel muestra a un combatiente con un fusil levantado y la fecha “19 de julio de 1936”, el día siguiente al golpe de Estado, representando el estallido de la revolución y la respuesta popular contra los sublevados. El gesto del combatiente, de pie y armado, transmite fuerza, decisión y compromiso con la causa revolucionaria.
El segundo cartel, con un avión lanzando bombas sobre un símbolo del fascismo (un yugo y unas flechas, emblema de Falange Española), representa el poder aéreo republicano como instrumento para derrotar al enemigo ideológico. Refuerza la idea de una lucha no solo militar, sino también simbólica y total contra el fascismo.
Ambas imágenes tienen una fuerte carga ideológica: exaltan la participación activa del pueblo trabajador, especialmente bajo los ideales anarquistas, y transmiten un mensaje de lucha, revolución y victoria frente al fascismo. Son ejemplos claros de cómo la propaganda visual fue utilizada para generar unidad, esperanza y resistencia en el frente republicano. Estos documentos ilustran también cómo, dentro del bando republicano, no solo se combatía al enemigo, sino que se aspiraba a transformar radicalmente la sociedad.
Este texto es un documento político y religioso, publicado el 1 de julio de 1937, en plena Guerra Civil Española (1936-1939). Se trata de una Carta Colectiva del Episcopado Español, en la que la mayoría de obispos apoyan a los sublevados. Es una fuente primaria, ya que refleja directamente la postura oficial de la Iglesia católica en ese momento. Su tono es ideológico y propagandístico, claramente favorable al bando franquista.
La idea principal del documento es que la Iglesia interpreta la guerra como una lucha entre dos visiones del mundo: una “espiritual”, representada por los sublevados (nacionales), que defendían el orden, la religión y la civilización tradicional; y otra “materialista”, representada por los republicanos, a quienes asocian con el marxismo, el comunismo y el anarquismo. Según los obispos, el conflicto no era solo político, sino moral y religioso: una cruzada para salvar el alma de España frente a la amenaza del ateísmo y la revolución soviética.
Este documento aparece después de que, el 18 de julio de 1936, se produjera el golpe de Estado militar que dio inicio a la Guerra Civil Española, un conflicto entre el gobierno de la Segunda República y los militares sublevados. En los primeros meses de la guerra hubo una fuerte persecución religiosa en la zona republicana, con quema de iglesias y asesinato de sacerdotes, lo que impulsó el apoyo de la Iglesia al bando franquista.
Después de este documento, en abril de 1939, terminó la Guerra Civil con la victoria de Franco, que instauró una dictadura que duraría hasta su muerte en 1975. Durante esa dictadura, la Iglesia Católica tuvo un papel central, con una estrecha alianza con el régimen franquista.
Este texto es importante porque muestra cómo la Iglesia legitimó la sublevación y el régimen que surgiría de ella, y cómo la religión se usó como justificación moral y espiritual del conflicto.
Esta imagen es un cartel propagandístico de la Guerra Civil Española, concretamente del bando republicano durante el asedio de Madrid por las tropas sublevadas. Se trata de una fuente primaria de carácter político y propagandístico, ya que busca movilizar emocionalmente a la población y reforzar la resistencia frente al enemigo.
El cartel contiene el lema “¡No pasarán!”, uno de los más icónicos de la resistencia republicana, que fue popularizado por Dolores Ibárruri, “La Pasionaria”. Está colgado en una calle de Madrid y tiene como objetivo levantar la moral de los ciudadanos ante el avance de las tropas franquistas. El mensaje central es de resistencia, firmeza y defensa del orden republicano frente a la agresión de los sublevados.
La imagen refleja claramente cómo la Guerra Civil no fue solo un conflicto militar, sino también ideológico, en el que la propaganda jugó un papel fundamental para ganar el apoyo popular y mantener la cohesión del frente interno. El lema y la estética del cartel apelan al compromiso con la libertad y la lucha antifascista, y refuerzan el carácter heroico y defensivo del Madrid sitiado.
Este cartel representa un momento clave de la guerra: la defensa de la capital, símbolo de la legitimidad republicana, que resistió el sitio franquista desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1939.
Este texto es el Decreto nº 255, firmado por Francisco Franco el 19 de abril de 1937 en Salamanca, durante la Guerra Civil Española. Es un documento político y una fuente primaria, ya que refleja las decisiones del líder del bando sublevado en un momento clave del conflicto. El decreto establece la unificación de las fuerzas políticas que apoyaban el levantamiento: Falange Española y los Requetés (tradicionalistas carlistas).
La idea principal del texto es justificar y ordenar la creación de un único partido político bajo el mando de Franco: la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Franco defiende que esta unificación no es una alianza temporal ni una simple fusión, sino la formación de una nueva estructura política al servicio de la victoria militar y la futura organización del Estado. Argumenta que es necesaria una acción colectiva y disciplinada en nombre del sacrificio de los caídos por España.
El contexto histórico es la Guerra Civil Española (1936-1939), un conflicto entre el bando republicano y el bando sublevado (nacionalista), liderado por Franco. En 1937, el bando nacionalista había consolidado parte de su poder militar y político. Este decreto marca un paso importante en la construcción del régimen franquista, al eliminar la pluralidad ideológica dentro del bando nacionalista y concentrar todo el poder en torno a la figura de Franco.
Este decreto es importante porque representa el nacimiento del partido único que dominaría la vida política de España durante la dictadura franquista. La unificación impuesta por Franco supuso la eliminación de las diferencias internas entre falangistas y carlistas, estableciendo una organización totalitaria que reforzaba su liderazgo. Es una muestra clara del proceso de centralización del poder y de la ideología autoritaria que caracterizó al franquismo.