Portada » Filosofía » La Cuestión del Hombre: Reflexiones Filosóficas sobre la Existencia y el Sentido
Las razones que da Joseph Gevaert para definir la actualidad y urgencia del problema antropológico son que, en este contexto de pérdida de identidad, de incertidumbre y desconcierto respecto a la imagen del ser humano, la reflexión filosófica, crítica y sistemática sobre el ser y el significado del hombre se convierte en una de las tareas más urgentes de nuestro tiempo. Además, señala la necesidad de recuperar la certeza secular del hombre, repensarla a fondo y enriquecerla con todas las nuevas interpretaciones. Finalmente, Gevaert sugiere que si se redescubren las líneas fundamentales del ser humano y si una orientación dinámica permitiera averiguar su significado último, el hombre de hoy estará, nuevamente, en disposición de situar la gigantesca expansión de la cultura técnico-científica de modo que contribuya a su realización auténtica.
La constante universal, como pregunta fundamental sobre el ser humano, que da inicio y desarrollo a la Antropología filosófica es la pregunta fundamental: «¿Quién soy?». Todo hombre y toda mujer se plantean esta pregunta y buscan comprender su propia identidad. Pero no solo buscan responder a este interrogante, sino que también intentan abordar otras cuestiones fundamentales, como por ejemplo: «¿Qué significa ser libre?», «¿Qué son mis sentimientos?», «¿Qué ocurre al morir?», entre otras. Si no tuviéramos esa necesidad de dar alguna respuesta, más o menos explícita, a estas preguntas que forman parte intrínseca de la vida, estaríamos sumidos en lo absurdo, en la ignorancia, lo cual resultaría inhumano.
El interrogante que, según Gevaert, trasciende mi vida, tu vida, tu existencia personal y mi existencia personal e histórica es: «¿Quién soy yo?» o «¿Qué significa ser humano?». La relación que establece el autor entre este interrogante y la posibilidad de vivir la libertad y el amor radica en que los problemas antropológicos poseen un elemento comunitario y social. Estos problemas nacen específicamente en el espacio de los vínculos que nos unen con los demás seres humanos en el mundo; por ejemplo, en el trabajo, en el dolor, en el gozo del amor y de la amistad, en la muerte del ser querido, entre otros. El sentido mismo de la existencia y la posibilidad de realizar una auténtica libertad parecen depender, en gran medida, de los demás. La frustración de estas relaciones parece conducir, por tanto, casi inevitablemente a plantear el problema del ser y del significado del ser humano.
Las razones que, según J. M. Burgos, esgrimió la filosofía del siglo XX para cuestionar la posibilidad misma de la antropología filosófica como tal son las siguientes: