Portada » Historia » Historia del Franquismo en España: Régimen, Evolución y Fin
El régimen se instaura tras la Guerra Civil. Para mantener este régimen con éxito, el dictador promulgó las “Leyes Fundamentales” y cultivó el apoyo de determinados grupos sociales.
Se promulgaron según las necesidades políticas del régimen.
Entre los factores externos, fue clave el apoyo recibido a partir de los años 50 desde Estados Unidos en el contexto internacional de la Guerra Fría, a cambio de que España albergase bases militares estadounidenses. A estos factores de pervivencia se añaden los tres grandes pilares institucionales del franquismo: la Falange, el Ejército y la Iglesia. Además, mantuvo siempre el respaldo de los grupos sociales: grandes terratenientes, empresarios industriales y financieros. A estos grupos se unió la creciente clase media.
Desde el principio de la Guerra Civil hubo exilio.
En conjunto se calcula que hubo aproximadamente medio millón de exiliados. La mayor parte pasó a Francia, donde fueron internados en campos de concentración. Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial, alrededor de 200.000 exiliados volvieron a España. Entre los que no volvieron a España, hubo quienes se sumaron a la Resistencia francesa para luchar contra el nazismo. Los que pudieron se embarcaron rumbo a Hispanoamérica, sobre todo a México, cuyo presidente Lázaro Cárdenas hizo un esfuerzo para acoger a cuantos pudieron llegar.
Respecto a la represión, esta se amparó legalmente en la Ley de Responsabilidades Políticas y adoptó diferentes formas, siendo comunes la prisión, la tortura, los trabajos forzados o la depuración. Se habilitaron campos de concentración. La tortura, los apaleamientos y las muertes eran frecuentes. Cualquiera que hubiera tenido relación con la República era considerado peligroso y apartado de toda responsabilidad pública. El profesorado universitario, de institutos de enseñanza media y de magisterio fue objeto de depuración.
La política exterior del régimen se vio condicionada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, en la que Franco apostaba por integrarse en el bloque de las potencias fascistas. Serrano Suñer y Franco deseaban corresponder a la ayuda recibida durante la Guerra Civil. Franco se reunió con Hitler en Hendaya. En esta reunión, Franco pedía parte del imperio colonial francés en África y suministros. Hitler rechazó estas condiciones. Franco finalmente no entró en la guerra.
Franco y Mussolini se reunieron; Franco insistió en pedir mucho y no hubo acuerdo. España cambió su estatus de neutral por el de no beligerante, dando apoyo logístico a barcos, submarinos y aviones alemanes.
La URSS fue invadida. Entonces el gobierno decidió enviar una división de voluntarios a luchar contra el comunismo: la División Azul, compuesta por voluntarios, en su mayoría falangistas, al mando del General Muñoz Grandes. La victoria de los aliados obligó al Caudillo a cambiar su discurso. Los países vencedores de la guerra consideraron al régimen de Franco como fascista, lo que provocó que la ONU dejara a España en situación de aislamiento internacional tras la retirada de embajadores de casi todos los países.
El acuerdo de la ONU significó un bloqueo diplomático y económico atenuado, puesto que los suministros de petróleo por parte de Estados Unidos nunca llegaron a paralizarse. La actitud internacional hacia España comenzó a cambiar a partir de finales de 1950.
Con el comienzo de la Guerra Fría, Estados Unidos valoró tanto el anticomunismo de Franco como la situación estratégica de España en el mapa. Desde los años 50 hay un reconocimiento de Franco por el bloque occidental. España no recibió las ayudas económicas del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa que Estados Unidos concedió a sus aliados, ni entró en la OTAN.
Entre 1951 y 1959, los apoyos principales fueron Estados Unidos y el Vaticano. Con Estados Unidos se firmó el Pacto de Madrid (1953), que concedía a los estadounidenses la instalación de cuatro bases militares, que podían utilizarse en caso de ataque a Occidente por la URSS. A cambio de las bases militares, España recibió ayuda económica.
Un mes antes, España había firmado el Concordato con la Santa Sede (1953). Franco se reservaba el derecho de presentación de obispos, la Iglesia conseguía importantes privilegios económicos y educativos, y se defendía la unidad religiosa de España.
Tras la Guerra Civil, la recuperación económica fue muy lenta. La Segunda Guerra Mundial no supuso para España ninguna ventaja económica. España estaba destrozada y no estaba en condiciones de favorecer la recuperación de la industria, lo que provocó un largo estancamiento de la economía nacional.
Hubo intervencionismo estatal. Se pretendía alcanzar la autosuficiencia económica (la autarquía) a partir del aislamiento exterior.
Se creó el INI (Instituto Nacional de Industria), que convertía al Estado español en empresario. Eran empresas públicas que desarrollaron sectores industriales básicos, como: siderurgia, líneas férreas y aéreas, industria naval, cementeras… Los años 40 fueron los años del hambre. La inflación multiplicó por 10 el índice de precios. España no pudo beneficiarse de las ayudas estadounidenses.
Por lo tanto, la escasez de productos y el alza de los precios aumentaron los niveles de pobreza. El régimen recurrió al racionamiento de los productos y al Auxilio Social como solución. Con el tiempo se suprimió el racionamiento y se estableció la libertad de precios, comercio y circulación de los productos alimenticios.
En 1959 se produjo el Plan de Estabilización, que provocaría de inmediato mayores entradas de divisas y turistas.
Franco nombró un nuevo gobierno integrado por los llamados tecnócratas del Opus Dei. Tenían una tendencia más moderna en lo económico al establecer medidas liberalizadoras, destacando el importante papel de López Rodó. Las principales medidas que adoptaron fueron:
Sin embargo, los planes no consiguieron reducir los desequilibrios interregionales, quedando atrasadas regiones como las dos Castillas, Extremadura y Andalucía. Se impulsó el Plan Badajoz. España tuvo en los años 60 una de las tasas de crecimiento más altas del mundo (el ‘milagro español’). Hubo una rápida industrialización, impulsada por la importación de bienes de equipo, que pudo realizarse gracias a las divisas procedentes del turismo y de los ahorros enviados por los emigrantes desde distintos países europeos, además de las fuertes inversiones de capitales extranjeros.
Se produjo un enorme éxodo rural. Esto alivió el paro en el interior y aumentó las divisas gracias al envío de remesas por los emigrados. Cuatro millones de personas abandonaron sus pueblos para dirigirse a Europa (especialmente a Francia, Suiza y Alemania) o a las regiones de España que ya tenían industria (País Vasco, Cataluña y Madrid).
En cuanto a derechos sociales, se promulgó la Ley de Bases de la Seguridad Social. Un número creciente de españoles accedió a las pensiones de jubilación, extendiéndose también la cobertura sanitaria. Esto permitió un aumento del consumismo: vacaciones en la playa, compra de electrodomésticos o coches como el Seat 600, que se convirtió en símbolo de esta época.
La oposición al régimen careció de organización por las condiciones de clandestinidad, en un ambiente de férreo control militar y policial. Los republicanos ayudaron a los aliados. Grupos de excombatientes, comunistas y anarquistas llevaron a cabo actuaciones de guerrilla (el maquis).
El PCE emergió como la principal fuerza de la oposición en el interior y, a partir de las huelgas asturianas de 1957-1958, desarrolló su influencia a través del sindicato.
La conflictividad laboral aumentó.
El movimiento estudiantil se convirtió en símbolo de oposición al franquismo. Joaquín Ruiz-Giménez promovió una reforma en la enseñanza secundaria, que fue rechazada por los falangistas.
Un grupo de jóvenes universitarios expulsados del PNV fundó ETA. Reaccionaron contra la pérdida de identidad impuesta por la dictadura y agudizada por la masiva llegada de trabajadores foráneos.
Se celebró un congreso en Múnich (1962), llamado ‘Contubernio de Múnich’ por el régimen. Franco aprovechó esta crisis para formar un nuevo gobierno de aspecto más amable. El distanciamiento de la Iglesia molestó a los políticos del régimen. Algunos sectores eclesiásticos comprometidos con la libertad y los derechos humanos participaron en organizaciones políticas.
Se conoce como el tardofranquismo. En el régimen se posicionaron los aperturistas, los inmovilistas y los conservadores como Carrero Blanco.
En el Proceso de Burgos (1970), se condenó a muerte a varios miembros de ETA, lo que generó una fuerte respuesta internacional y protestas internas. El dictador conmutó las penas de muerte a los condenados para evitar el aislamiento internacional. Así, Franco nombró a Luis Carrero Blanco presidente del gobierno en 1973.
Carrero Blanco murió asesinado por un atentado de la banda terrorista ETA en diciembre de 1973, desapareciendo la única figura capaz de dar continuidad al franquismo tras el propio Franco. Franco nombró al conservador Arias Navarro nuevo presidente del gobierno.
El nuevo gobierno tuvo que hacer frente a la crisis económica que se inició en 1973 (crisis del petróleo). En Portugal se produjo la Revolución de los Claveles (1974), que ponía fin a la dictadura de Salazar.
La evidencia de la crisis del régimen aumentó la conflictividad laboral, la tensión con la Iglesia y se formó la Unión Militar Democrática (UMD).
Apareció otro grupo terrorista, el GRAPO, que asesinó a cuatro policías.
La política exterior también se vio afectada por la debilidad del régimen, ya que aceleró la descolonización. Quedaba el Sáhara Español, colonia española desde el siglo XIX, ambicionada por Argelia, además de Marruecos.
Por otra parte, el Frente Polisario reclamaba la independencia del territorio. Ante la inminente muerte de Franco, Marruecos llevó a cabo la Marcha Verde (1975): la invasión pacífica del territorio por decenas de miles de civiles. Franco murió en 1975.
La sensación era de inseguridad e incertidumbre por el relevo del poder y por el futuro político de España. Constituiría un ejemplo extraordinario de transición pacífica hacia la democracia desde un régimen autoritario.