Portada » Filosofía » Fundamentos de la Filosofía: Métodos, Orígenes Griegos y Pensadores Clave
La filosofía se basa en el ejercicio racional de hacer preguntas y buscar respuestas fundamentadas. Su objetivo es alcanzar una comprensión crítica de la realidad, y para ello utiliza distintos métodos y herramientas. La principal forma de creación filosófica es el ensayo, donde se exponen y defienden argumentos basados en la evidencia.
Un filósofo debe:
El diálogo racional es otra herramienta central. Para pensadores como Sócrates o Habermas, el diálogo argumentativo es un medio para alcanzar la verdad o el consenso, no para imponer ideas. En él, los razonamientos se justifican mediante la razón y no por autoridad o emoción.
La investigación filosófica también ocupa un lugar importante: plantea un problema, formula hipótesis, busca información y extrae conclusiones que pueden confirmar o modificar las ideas iniciales. En este proceso, el filósofo busca no solo conocer, sino comprender críticamente el mundo y su sentido.
En conjunto, estos métodos permiten desarrollar un pensamiento autónomo, reflexivo y crítico. La filosofía, por tanto, no se limita a acumular conocimientos, sino que ofrece herramientas para analizar la cultura y la sociedad, ayudando al ser humano a cuestionar sus creencias, comprender su realidad y construir argumentos racionales que favorezcan el diálogo, la libertad y el progreso del pensamiento.
La historia de la filosofía demuestra que las preguntas y concepciones filosóficas cambian con el tiempo, aunque algunas se repiten constantemente. Esto plantea el debate sobre si la filosofía es un conjunto de problemas históricos o si responde a cuestiones universales del ser humano.
Es evidente que los temas filosóficos han tenido un fuerte componente histórico. Cada época ha formulado sus preguntas en función de su contexto cultural, político y científico:
Este recorrido muestra la *historicidad* de la filosofía: las preguntas se adaptan a las necesidades y mentalidades de cada época.
Sin embargo, también hay cuestiones que trascienden el tiempo y el lugar. Preguntas como “¿Qué es la verdad?”, “¿Qué es el bien?” o “¿Qué sentido tiene la existencia?” aparecen una y otra vez en distintas culturas, lo que demuestra su carácter *universal*. Estas cuestiones surgen de la condición humana misma, de la necesidad de comprender el mundo, actuar correctamente y encontrar sentido a la vida.
Por tanto, la filosofía combina *historicidad* y *universalidad*. Cada época y cultura le da forma distinta a las mismas preguntas fundamentales. Esto la convierte en una disciplina viva, en constante evolución, pero también profundamente humana, porque expresa las inquietudes permanentes del ser racional que busca conocer la verdad y orientar su vida de acuerdo con ella.
La filosofía occidental nació en Grecia, en el siglo VI a.C., en la región de Jonia. Su origen marcó el paso del pensamiento mítico al pensamiento racional o *logos*. Antes de la filosofía, el ser humano explicaba el mundo mediante mitos, es decir, relatos imaginarios en los que los dioses y seres sobrenaturales daban sentido a los fenómenos naturales. Con la aparición del pensamiento filosófico, se empezó a buscar explicaciones racionales basadas en la observación y la argumentación.
Este cambio no fue repentino, sino resultado de un contexto cultural y social favorable:
Gracias a todos estos factores, los primeros filósofos comenzaron a sustituir las explicaciones míticas por teorías racionales sobre el cosmos y la naturaleza. Así surgió la filosofía como una forma de conocimiento que busca causas y principios mediante la razón, no mediante la fantasía. Este paso del mito al *logos* fue una auténtica revolución intelectual que sentó las bases del pensamiento científico y crítico occidental.
Los primeros pensadores griegos, llamados presocráticos, fueron los pioneros en buscar explicaciones racionales sobre el origen y la estructura del universo. Su preocupación principal era descubrir el *arjé*, es decir, el principio o sustancia fundamental de todas las cosas.
Los primeros filósofos propusieron soluciones monistas, es decir, que todo procede de un único elemento:
Otros pensadores reflexionaron sobre la forma de ser del *arjé*:
Más adelante surgieron las soluciones pluralistas, como la de Demócrito, quien junto con Leucipo explicó el mundo por medio de átomos: partículas eternas e indivisibles que se mueven en el vacío y se combinan formando los cuerpos.
En conjunto, los presocráticos dieron un paso fundamental: sustituyeron los relatos míticos por la observación, la argumentación y la búsqueda racional de causas. Su pensamiento fue el punto de partida de la filosofía y de la ciencia, ya que intentaron explicar el universo con leyes naturales, sin recurrir a dioses o mitos.
Durante el siglo V a.C., Atenas vivió un gran desarrollo cultural y político conocido como el “Siglo de Pericles”. La democracia permitió la participación de los ciudadanos en la vida pública y generó nuevas preguntas filosóficas sobre la justicia, la ley y el ser humano. Sin embargo, los derechos estaban limitados: solo los varones libres y atenienses eran ciudadanos. Esclavos, extranjeros y mujeres quedaban excluidos.
Las constituciones atenienses se basaban en tres principios:
No obstante, las mujeres no podían hablar en público ni participar políticamente. Pese a ello, figuras como Aspasia de Mileto destacaron por su inteligencia y habilidad retórica, llegando a enseñar a Pericles y Sócrates. Su ejemplo mostró que las mujeres también podían tener un papel relevante en la cultura y el pensamiento, aunque la sociedad no les reconociera ese derecho.
Los sofistas fueron maestros que enseñaban retórica a los ciudadanos atenienses. Defendían el relativismo moral y epistemológico, afirmando que no existen verdades universales, sino opiniones distintas según cada cultura o persona. Consideraban que las leyes son convenciones humanas (*nomos*) y no derivan de una naturaleza universal (*physis*). Por tanto, lo justo o lo bueno depende de cada sociedad.
Sócrates se opuso a esta visión. Sostenía que sí existen valores universales y que conocer el bien lleva necesariamente a obrar bien, idea conocida como intelectualismo moral. Para descubrir la verdad, empleaba el diálogo socrático, que tenía dos fases:
Su método puso las bases del pensamiento ético y racionalista occidental.
Tras Sócrates, la filosofía griega alcanzó gran profundidad con Platón y Aristóteles, quienes reflexionaron sobre el conocimiento, la ética y la política.
En el ámbito moral:
En política:
Mientras Platón soñó con una ciudad ideal guiada por la razón, Aristóteles analizó las sociedades reales y buscó un equilibrio entre ética y política. Ambos, sin embargo, coincidieron en que el conocimiento y la virtud son las claves de la vida buena y de una comunidad justa.
