Portada » Filosofía » Fundamentos de la Ética y el Desarrollo Moral: Principios, Teorías y Aplicación Educativa
La experiencia moral consiste en los eventos, decisiones y sentimientos que una persona enfrenta al discernir entre lo correcto o incorrecto, lo bueno o malo en sus acciones y en las de los demás. Es subjetiva, pero está influida por valores, normas sociales y principios éticos interiorizados.
En los niños, aunque su razonamiento moral no está completamente desarrollado, las experiencias cotidianas y la guía de adultos les ayudan a formar un sentido ético y a distinguir lo correcto de lo incorrecto.
Los principios éticos son guías fundamentales que orientan el comportamiento humano hacia el bien, la justicia y el respeto mutuo. No son leyes estrictas, pero sirven como base para tomar decisiones morales. Los principales son:
La ética, como rama de la filosofía, tiene la misión de abordar cuestiones sobre la moralidad y orientar a individuos y sociedades en sus decisiones. Sus funciones principales son:
El “motor ético” funciona gracias a la interacción de varias facultades humanas —razón, voluntad, emociones, conciencia, memoria e imaginación— que juntas permiten evaluar y actuar moralmente:
Las éticas eudemonistas son teorías que consideran la felicidad o el bienestar como el fin último de la vida humana. Sostienen que una vida buena consiste en desarrollar las potencias naturales y alcanzar la perfección viviendo conforme a la razón y cultivando virtudes.
La razón es esencial porque la verdadera felicidad solo se logra mediante una vida racional que permita distinguir lo bueno de lo malo. Estas éticas destacan las virtudes, entendidas como disposiciones estables del carácter que permiten actuar correctamente de forma constante, no solo en acciones aisladas. Se distinguen dos tipos:
Las éticas hedonistas afirman que el placer es el bien supremo y el principal fin de la vida humana. La conducta moral se basa en buscar placer y evitar el mal. Sus principales representantes son:
El hedonismo puede llevar a que la búsqueda del placer domine todo, incluso las relaciones personales. Puede generar ensimismamiento, donde solo importa el beneficio propio, fomentando una búsqueda constante de excitación que termina en aburrimiento y placeres inferiores.
El estoicismo, representado por Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, sostiene que la felicidad no depende de lo externo, sino de la actitud interna y del control de las pasiones y deseos.
Las éticas del consenso sostienen que, en sociedades diversas, los acuerdos éticos deben alcanzarse mediante diálogo racional, favoreciendo la convivencia y el respeto a la pluralidad de valores.
Decidir lo ético por consenso presenta problemas: la mayoría no siempre tiene criterio suficiente, la mayoría puede equivocarse o pueden alcanzarse consensos inhumanos. En realidad, el consenso solo sería válido si se basa en normas éticas básicas aceptadas por todos.
Esta perspectiva entiende que vivir éticamente no es solo cumplir normas, sino alcanzar una vida plena, significativa y realizada, conectada con el eudemonismo y la idea de felicidad o florecimiento humano. Resalta el desarrollo de las capacidades humanas a lo largo de toda la vida.
La generación líquida, inspirada en la modernidad líquida de Bauman, vive en una sociedad cambiante y fluida que afecta sus valores éticos. Sus rasgos principales son:
El relativismo sostiene que no existe una verdad absoluta; todas las verdades son válidas mientras no causen daño.
El relativismo enfrenta desafíos como la Ley del más fuerte (la verdad puede imponerse por poder), el hecho de que el consenso no garantiza la verdad (ej. Hitler llegó al poder mediante elecciones) y la autorrefutación lógica (decir “no existe la verdad” es contradictorio).
Reflexión: La realidad admite diversas perspectivas, pero existen verdades objetivas. El pluralismo es necesario, pero la verdad no depende solo del consenso.
El hombre contemporáneo duda de la razón por su fracaso en encontrar fundamentos inmutables e incapacidad para establecer verdades absolutas. Sin embargo, la razón, aunque limitada, puede alcanzar conocimientos ciertos. El conocimiento humano es perfectible y puede mejorarse con el tiempo.
El emotivismo valora excesivamente las emociones como criterio de verdad.
Conclusión: El ser humano es más que emociones; debemos equilibrar sentimientos con pensamiento racional y crítico.
La función del profesor en la educación moral en la etapa infantil es fundamental, ya que establece las bases del comportamiento ético y social de los niños. Su labor va más allá de enseñar normas, buscando promover valores como respeto, empatía y responsabilidad para favorecer la convivencia y el bienestar emocional.
La teoría del aprendizaje social de Albert Bandura sostiene que el aprendizaje ocurre por observación e imitación, no solo por experiencia directa. El modelado permite que los niños interioricen conductas al observar a figuras de autoridad, como los maestros, lo que hace del aprendizaje un proceso cognitivo y moral.
El desarrollo moral según Kohlberg se basa en etapas secuenciales, inspiradas en Piaget, donde las personas adquieren un razonamiento moral cada vez más complejo, centrado en cómo toman decisiones éticas y comprenden lo justo y lo correcto.
En el Nivel Preconvencional, los niños comprenden la moral según consecuencias inmediatas (castigos o recompensas). Se recomienda el diálogo y las explicaciones para justificar las normas, así como ejercicios prácticos y dilemas morales sencillos para reflexionar y expresar opiniones.
La Deontología es la rama de la ética que analiza los deberes y principios que guían el comportamiento profesional.
