Portada » Historia » El Reinado de Isabel II, el Sexenio Democrático y la Restauración Borbónica (1843-1902)
Tras la caída de Espartero se inició la Década Moderada (1844-1854). Isabel II encargó el Gobierno a un partido moderado, liderado por Narváez. Apoyado por la burguesía conservadora, gobernó durante diez años. Derogó la Constitución de 1837 y redactó una nueva: la Constitución de 1845.
Los moderados configuraron un régimen basado en el centralismo político-administrativo:
Las divisiones internas del partido moderado, las denuncias de corrupción y los escándalos provocaron que las clases populares apoyaran un pronunciamiento liberal progresista, liderado por O’Donnell, en los cuarteles de Vicálvaro (1854), conocido como “La Vicalvarada”. La declaración de intenciones se hizo pública mediante el “Manifiesto de Manzanares”, redactado por Cánovas del Castillo, que determinó la movilización de los progresistas. La Reina llamó a Espartero, comenzando el Bienio Progresista (1854-1856), caracterizado por medidas radicales:
Las presiones de la Corona y la Iglesia provocaron la reacción de los liberales moderados, lo que causó la caída de Espartero y la vuelta de los moderados.
Comienza la Segunda Década Liberal Conservadora (1856-1868), en la que se sucedieron gobiernos de Narváez y O’Donnell:
Predominaron tres sectores sociales: terratenientes, militares conservadores y la Iglesia. El Gobierno de la Unión Liberal de O’Donnell coincidió con una época de buenas cosechas y expansión comercial, manteniendo las bases coloniales en Cuba y Filipinas. Se inició una política exterior activa: se enviaron tropas a Cochinchina, se realizaron expediciones militares al norte de África (que acabaron en guerra contra el Sultán) y se ocupó Santo Domingo (que después se perdió).
En España se desarrollaron el Partido Demócrata y el Republicanismo, las primeras organizaciones obreras y las agitaciones del campesinado jornalero, que fueron reprimidas por la Guardia Civil.
En 1864, Narváez volvió al gobierno, entregando el Ministerio de la Gobernación a González Bravo. Tras la destitución de los profesores republicanos Castelar y Sanz del Río, y las protestas estudiantiles, el ejército actuó con gran violencia (la Noche de San Daniel) y se produjeron fusilamientos en el cuartel de San Gil.
En 1868, la armada española atracada en Cádiz, dirigida por Topete, se sublevó con el apoyo de los generales Prim y Serrano. Comenzó la Revolución Gloriosa. El movimiento se extendió, ocupando plazas y localidades al grito de «¡Mueran los Borbones!» y se formaron juntas revolucionarias locales. Serrano venció al ejército gubernamental en Alcolea e Isabel II huyó a Francia. La Revolución había triunfado.
El Sexenio Democrático fue un periodo de intentos democratizadores que abarcó la Revolución, el reinado de Amadeo I y la Primera República.
El poder político fue ejercido inicialmente por la Junta Revolucionaria de Madrid. El general Serrano tomó medidas para estabilizar la Revolución, como la convocatoria de Cortes Constituyentes. Las elecciones dieron la mayoría a la coalición de unionistas, progresistas y demócratas. Elegidas por sufragio universal masculino, las Cortes confirmaron a Serrano como regente y elaboraron la Constitución de 1869, la primera Constitución democrática de España, cuyas características fueron:
Aprobada la Constitución, Serrano fue nombrado regente y Prim, jefe de gobierno. Era preciso encontrar un candidato al trono español. Se propuso a Amadeo de Saboya, duque de Aosta e hijo de Víctor Manuel, rey de Italia. Prim fue asesinado en un atentado antes de que Amadeo llegara a España.
El nuevo rey se encontró con la oposición de los republicanos, mientras que los carlistas se levantaron en armas en 1872, desencadenando la Tercera Guerra Carlista. También se opusieron los partidarios del príncipe Alfonso, hijo de Isabel II. Amadeo I se apoyó en dos grupos políticos distintos:
Aparte de la Guerra Carlista, la agitación social del movimiento obrero alcanzó un nivel de organización gracias a la libertad de asociación. Además, se mantuvo la Guerra de los Diez Años (1868-1878) en Cuba.
Tras dos años de reinado, en 1873, Amadeo I presentó su acta de abdicación a la Corona española y regresó a Italia.
El Congreso y el Senado proclamaron la Primera República (1873-1874), en la que se sucedieron cuatro presidentes:
Fue el primer presidente. El desorden aumentó debido a los intentos de golpe de Estado y la actividad del movimiento obrero. Las elecciones a Cortes Constituyentes dieron el triunfo a los republicanos federalistas, pero la Constitución republicana nunca se promulgó. Figueras abandonó el cargo en junio.
Sucedió a Figueras con el propósito de instaurar una república federal, lo cual no se realizó debido a la Guerra Carlista (alentada por Carlos VII) y la insurrección cantonal, impulsada por republicanos federales. La rebelión comenzó en julio con la proclamación del cantón de Cartagena. El movimiento se extendió y se organizaron cantones por la Península, Levante y Andalucía. Dimitió.
La República dio un giro conservador con el apoyo de generales monárquicos. Los cantones proclamaron un gobierno provisional de la Federación Española en Cartagena y declararon la guerra a Madrid. Salmerón empleó la fuerza militar y la insurrección fue sofocada, aunque el cantón de Cartagena resistió hasta 1874. El cantonalismo trataba de impulsar una revolución social con métodos radicales, mezclando ideologías como el republicanismo, el federalismo, el socialismo utópico y el anarquismo. Salmerón dimitió en septiembre por negarse a confirmar dos penas de muerte.
Aplicó la pena de muerte, llamó al ejército para imponer el orden, reforzó el poder del Estado y suprimió el principio federal. Solicitó a las Cortes, y le concedieron, poderes especiales para gobernar por decreto durante tres meses. Cuando las Cortes volvieron a reunirse, el gobierno fue sometido a un voto de confianza y lo perdió. Ante la posibilidad de que el poder recayera sobre los federalistas radicales, se produjo el golpe de Estado de Pavía, quien invadió el Congreso y disolvió las Cortes.
La Junta de Capitanes Generales nombró jefe de gobierno a Serrano, quien aplicó una política represiva con el ejército. La inestabilidad provocó el viraje de la burguesía a posiciones conservadoras y el fracaso de la República despertó el deseo de restauración monárquica.
El principal defensor de la candidatura del príncipe Alfonso XII fue Cánovas del Castillo, quien intentaba que la vuelta de la monarquía fuera un deseo del pueblo español y no un pronunciamiento militar. Hizo firmar a Alfonso el Manifiesto de Sandhurst, que exponía al pueblo español sus propósitos conciliadores. En contra de los planes de Cánovas, en 1874, Arsenio Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII tras el pronunciamiento de Sagunto. La monarquía borbónica fue restaurada por un golpe militar.
En 1875, Alfonso XII llegó a España, iniciándose la Restauración, que duró hasta 1902, cuando su hijo, Alfonso XIII, alcanzó la mayoría de edad. El régimen político de la Restauración, conocido como Sistema Canovista, fue ideado por Cánovas del Castillo, tomando como modelo el sistema británico: una monarquía parlamentaria basada en dos partidos. Este fue un régimen de alternancia fraudulenta, donde los diputados eran elegidos mediante la práctica común del fraude electoral (el pucherazo).
El Sistema Canovista se basó en el turno pacífico de partidos dentro de un régimen bipartidista, donde los dos partidos principales representaban a la burguesía:
Cuando se acordaba el cambio de gobierno, se convocaban elecciones y se amañaban para asegurar resultados favorables al caciquismo. Existía una red organizada para asegurar los resultados electorales adecuados:
El partido que consideraba que le tocaba gobernar o pasar a la oposición pactaba con el otro partido y el Rey. El Rey disolvía las Cortes y convocaba elecciones. Los candidatos elegidos en cada localidad (los encasillados) se comunicaban a los caciques, quienes se encargaban de la manipulación directa, conocida como «pucherazo».
El sistema fue regulado por la Constitución de 1876, vigente hasta 1923 (cuando Primo de Rivera la suspendió). Tenía un carácter ambiguo, pues Cánovas quería evitar que cada cambio de gobierno supusiera un cambio constitucional, como había ocurrido en la época de Isabel II. El Régimen Político era una Monarquía Parlamentaria, con soberanía compartida entre el Rey y las Cortes:
La Declaración de Derechos era ambigua; los derechos se regularon por decretos posteriores que los conservadores limitaban y los liberales ampliaban:
El reinado de Alfonso XII, interrumpido por su muerte a los 28 años, representó la fase de consolidación del Sistema Canovista. El gobierno fue ejercido principalmente por el Partido Conservador, salvo de 1881 a 1884, con el primer gobierno del Partido Liberal, iniciándose así el turnismo. Se acabó con el protagonismo de los militares y los pronunciamientos; se liquidaron las guerras (carlista y de Cuba); y se disfrutó de una buena coyuntura económica que favoreció el capitalismo español.
Tras la muerte de Alfonso XII, su viuda, María Cristina de Habsburgo, asumió la regencia hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII, que nacería póstumamente.