Portada » Magisterio » Desarrollo y Aprendizaje Infantil: Estrategias de Intervención Psicopedagógica en el Aula
El proceso educativo es maduración y aprendizaje simultáneamente. Ambos son aspectos básicos del proceso de personalización. La maduración manifiesta la carga hereditaria. El proceso educativo está condicionado por estos dos factores. Dentro del factor aprendizaje podemos incluir el «entrenamiento», la «indicación» y la «instrucción», que generalmente Peters denomina procesos educacionales.
La endoculturación se diferencia de la socialización en que la primera introduce al ser en desarrollo en la cultura adulta, y la segunda en la sociedad adulta.
La endoculturación prepara a los individuos para que, por sí mismos, cambien y se proyecten hacia el futuro.
La relación E-A es simbiótica: el maestro enseña al alumno, aplicando toda su capacidad para que este aprenda. El alumno aprende porque pone en juego sus habilidades cognoscitivas, entre ellas el propio aprendizaje. Este proceso se da en todas las escuelas.
Las formas preferidas de los estudiantes para responder a las tareas de aprendizaje se concretan en tres estilos principales:
Los factores que intervienen en los problemas de aprendizaje son diversos: unos relacionados con el propio organismo del niño y otros asociados a la influencia medioambiental. Esto no quiere decir que ambos factores actúen autónomamente; más bien, entre ambos existe una relación de interdependencia recíproca.
Este es uno de los primeros indicadores que anuncian la presencia de algún problema de aprendizaje. Se trata de casos multivariados, ya que las causas que lo originan no se presentan aisladas, sino que se encuentran asociadas a otras. Sin embargo, podemos identificarlas con la finalidad de mejorar la comprensión de los problemas en el aprendizaje.
Según Mabel Condemarín, muchos de los niños con problemas en el aprendizaje han iniciado sus estudios prematuramente, sin haber alcanzado la madurez necesaria para el inicio de la lectura y, sobre todo, de la escritura, la lógica, el cálculo matemático, etc. Esto significa que sus saberes previos resultan totalmente insuficientes para reconocer la pertinencia de los aprendizajes que la escuela les propone.
La falta de atención se encuentra asociada, por lo general, a una dinámica familiar no grata para sus miembros. Una de las características de tales familias es la escasa tolerancia entre sus miembros; las riñas y disputas son frecuentes. Las exigencias y la falta de atención entre los adultos sitúan a los niños en una condición de marginalidad.
En las condiciones descritas, el niño que no ha podido desarrollar una autoestima que le permita ser autónomo se refugiará en la dependencia hacia alguno de sus padres, sus abuelos u otros adultos, o buscará refugio en grupos de riesgo, deportes competitivos, el consumo de alucinógenos, etc.
La falta de autonomía genera dependencia hacia los padres, a los maestros, etc. Un niño dependiente requiere de mayor atención por parte de los adultos, distrae el trabajo del docente, ocupa un mayor tiempo en su dedicación y es muy vulnerable a las experiencias a las que está expuesto en la escuela.
Los profesores señalaron que el problema más frecuente en sus alumnos de primaria era la falta de atención. Se observa una correlación: alumnos con problemas, familias con más problemas.
Aquí destacan diversos tipos de comportamiento: adolescentes agresivos e hiperactivos, con tendencia a integrarse a grupos de riesgo, como pandillas que promuevan el consumo de drogas, etc. Con estos tipos de comportamientos, la inserción de los alumnos a las instituciones, tanto laborales como educativas, se dificulta.
Los problemas en el aprendizaje son mucho más frecuentes de lo que suponemos. Toda la construcción teórica que elaboremos, en ningún caso sustituirá los hechos. Cuando esto se produce, deseamos atender esta carencia de inmediato. Para ello, es fundamental conocer su naturaleza y los factores que intervienen con la finalidad de modificarla, de modo que no afecte el proceso educativo del niño ni limite su desarrollo personal.
Son múltiples los tipos de intervenciones, desde aquellas que realizamos espontáneamente hasta las adscritas a programas o servicios destinados para este fin. Entre ellas se destacan:
Cuando los problemas en el aprendizaje son más severos, requieren de una intervención más elaborada. Se observa que las familias afortunadas se parecen en algún aspecto; en cambio, las infortunadas, cada una lo es a su modo y, por lo tanto, cada una requiere de un tratamiento distinto. Sin embargo, lo que hace falta es una mayor aproximación de los adultos no solo a la escolaridad del niño, sino a su desarrollo personal.
La consejería incluye la orientación a los padres para que la experiencia escolar de sus hijos sea exitosa y que su desarrollo personal pueda ser armónico, a pesar de las limitaciones materiales y culturales que puedan existir.
Las realizamos cotidianamente. No nos percatamos de muchas de ellas, solo nos damos cuenta cuando ocurren reiteradas veces. Cada vez que un alumno se distrae, procuramos que esta distracción no sea persistente. Para esto, levantamos el tono de voz, chasqueamos los dedos o simplemente nos acercamos con la finalidad de conjurar la situación.
Es conveniente que los maestros y tutores recomienden a los padres acudir a los centros de salud cada vez que lo necesiten. Muchos padres son renuentes a usar estos servicios.
