Portada » Filosofía » Conceptos Fundamentales de Filosofía: De la Iluminación a la Estética
La Iluminación es un estado de perfecta sabiduría y completa sensibilidad hacia todo lo que existe. Dicho en otras palabras, es el despertar al propio potencial y a la naturaleza verdadera del mundo que nos rodea.
Es la esencia de la enseñanza budista. Todas sus doctrinas y prácticas están diseñadas para ayudar al ser humano, hombre o mujer, a alcanzar su propio potencial de Iluminación.
La Iluminación está compuesta de tres factores interrelacionados:
Nietzsche postulaba la existencia de dos clases de hombres: los señores y los siervos, quienes han conferido un sentido distinto a la moral.
Para los señores, el binomio «bien-mal» equivale a «noble-despreciable». Desprecian como malo todo aquello que es fruto de la cobardía, el temor, la compasión, todo lo que es débil y disminuye el impulso vital. Aprecian como bueno, en cambio, todo lo superior y altivo, fuerte y dominador. La moral de los señores se basa en la fe en sí mismos y el orgullo propio.
El señor es un hombre poderoso y dueño de sí mismo, que sabe hablar y callarse, que le gusta ejercer sobre sí el rigor y la dureza y que respeta todo lo que es severo y duro. Posee una voluntad de jerarquía, ama lo noble, encarna una moral de héroe (guerrero que no teme el dolor), crea valores y abraza la idea de la muerte de Dios.
Por el contrario, la moral de los siervos nace de los oprimidos y débiles, y comienza por condenar los valores y las cualidades de los poderosos. Una vez denigrado el poderío, el dominio y la gloria de los señores, el esclavo procede a decretar como «buenas» las cualidades de los débiles: la compasión, el servicio —propios del cristianismo—, la paciencia y la humildad. Los siervos inventan una moral que haga más llevadera su condición de esclavos. Como tienen que obedecer a los señores, los siervos dicen que la obediencia es buena y que el orgullo es malo. Como los esclavos son débiles, promueven valores como la mansedumbre y la misericordia. Critican el egoísmo y la fuerza.
Los oprimidos, los que sufren, los esclavos, los que se sienten inseguros y cansados, expresan un pesimismo lleno de desconfianza respecto de toda la condición humana.
Nietzsche observa que los esclavos (personas mandadas) piensan que son mejores (moralmente) que los que mandan. Es decir, piensan que son más humildes y mejores personas. No obstante, Nietzsche da la vuelta a esta moral diciendo que, en una situación de poder, estos esclavos actuarían igual que el poderoso.
Nietzsche señala que la moral del esclavo es aquella que dice «No» de antemano, ya sea a otro o a un «no» al yo. Esta moral lleva a crear falsos valores y es propia de una sociedad cerrada. Si bien reconoce que no podemos vivir sin valores, Nietzsche quiere instaurar nuevos valores que digan «SÍ a la vida».
La moral del esclavo se caracteriza por la voluntad de igualdad, el resentimiento contra la vida superior, la glorificación de lo que hace soportable la vida, la sumisión a los valores dados, y el amar y temer a Dios.
Para Foucault, el poder no puede ser localizado en una institución o en el Estado, ni es un objeto que el individuo cede al soberano; sino que es una relación de fuerzas.
El poder, al ser resultado de relaciones de poder o fuerzas, está en todas partes. El sujeto está atravesado por relaciones de poder, no puede ser considerado independientemente de ellas.
El poder no solo reprime, sino que también produce: produce efectos de verdad y produce saber, en el sentido de conocimiento. Pasa por los dominados tanto como por los dominantes, ya que pasa por todas las fuerzas en relación.
Foucault plantea el Biopoder como una práctica de los estados modernos que pretende convertir la vida en objeto administrable por parte del poder. En algunos casos, es necesario contar con la muerte. De este modo, se distinguen dos conjuntos de técnicas que surgen en los siglos XVII y XVIII:
Frente al subjetivismo y el desfase español, Ortega propuso el objetivismo científico y la racionalidad. Su lema para esto era «salvémonos en las cosas», para estudiar las cosas hay que abstraer y crear un sistema.
Todo el conocimiento parte de una circunstancia. La realidad está compuesta de muchas circunstancias diferentes.
El concepto «perspectiva» se encuentra vinculado al de «circunstancia». Ortega define al ser humano según la conocida expresión: «Yo soy yo y mi circunstancia».
Las circunstancias constituyen el ámbito, el marco, pero también el obstáculo de toda decisión humana.
Cada hombre conoce el mundo desde su óptica, que va variando a lo largo de su vida. Un mismo objeto nos mostrará caras diferentes según lo observemos desde una u otra perspectiva.
El conocimiento será más verdadero cuantas más perspectivas integre. Nunca podrá ser un conocimiento total o absoluto, para ello habría que integrar todas las perspectivas existentes, teniendo además en cuenta sus variaciones a causa del tiempo. A través de la integración de perspectivas lograremos un acercamiento cada vez mayor a la verdad.
Es necesaria la TOLERANCIA.
La realidad no puede ser mirada sino desde el punto de vista (la circunstancia) que cada cual ocupa en el universo. De aquí que los hombres no deban disputar, sino integrar sus visiones en generosa colaboración.
El Raciovitalismo es el pensamiento de madurez de Ortega, una postura intermedia entre racionalidad y vitalidad.
La relación entre sujeto y objeto es la relación entre razón y vida. Se opone al racionalismo (porque la razón pura es una abstracción) y al vitalismo puro (que reduce al hombre a lo biológico e impulsivo).
Para Ortega, la razón vital es la vida como razón. La vida es la realidad radical. Cada persona se encuentra en la vida de pronto, tiene que construir su vida como aventurero. La razón vital hace compatible la racionalidad con la vida.
El origen de dicha desigualdad era a causa de la constitución de la ley y del derecho de propiedad.
La formación de la sociedad hizo necesaria la creación de entidades que regularan los derechos y deberes de los hombres.
En efecto, la causa de estas diferencias radica en que el salvaje vive para sí mismo; el hombre social, siempre fuera de sí, no sabe vivir más que en la opinión de los demás; y de ese único juicio deduce el sentimiento de su propia existencia.
En Emilio o De la Educación, Rousseau sienta las bases para una educación capaz de formar a un hombre verdadero, porque ante todo hay que formar al hombre. Formar al hombre es la primera tarea; la segunda es formar al ciudadano, porque no se puede formar a ambos al mismo tiempo.
La Risa es un proceso complejo, una deformación de nosotros mismos. Lo cómico es un reflejo de nuestros propios errores y vicios. Si aprendemos a reír, enfrentaremos de mejor forma los obstáculos que la vida nos presente.
La Estética es una rama de la filosofía que se encarga de estudiar la manera cómo el razonamiento del ser humano interpreta los estímulos sensoriales que recibe del mundo circundante. Se podría decir que, así como la lógica estudia el conocimiento racional, la estética es la ciencia que estudia el conocimiento sensible, el que adquirimos a través de los sentidos.
Entre los diversos objetos de estudio de la estética figuran la belleza o los juicios de gusto, así como las distintas maneras de interpretarlos por parte del ser humano. Por tanto, la estética está íntimamente ligada al arte y al estudio de la historia del arte, analizando los diversos estilos y periodos artísticos conforme a los diversos componentes estéticos que en ellos se encuentran. A menudo se suele denominar la estética como una «filosofía del arte».