Portada » Lengua y literatura » Antonio Buero Vallejo: Realismo Social y Legado Teatral en la Posguerra Española
En la década de los 50, el teatro español se debatió entre dos corrientes principales: el teatro posibilista y el teatro rebelde e intransigente.
A través de sus obras, los autores pretendían plasmar la deplorable situación económica del país y la frustración de los personajes, llevando a escena las tensiones sociales y la sórdida realidad de la España de la posguerra. La finalidad era conmover al espectador para que tomara conciencia de la situación y adoptara una actitud crítica, fomentando la toma de conciencia.
El Premio Lope de Vega recuperó su actividad. Buero Vallejo decidió presentarse con Historia de una escalera y ganó la segunda edición, a pesar de los antecedentes políticos del autor. A partir de este momento, su carrera como dramaturgo despegó y se sucedieron el éxito y los estrenos.
A propuesta de Vicente Aleixandre y otros académicos, Buero Vallejo tomó posesión del sillón X de la RAE. Se conjugaron en este discurso los tres grandes renovadores del teatro español del siglo XX: Ramón M. del Valle-Inclán, Federico García Lorca y Antonio Buero Vallejo.
Entre sus numerosos galardones destacan el Premio Nacional de Teatro (1980), el Premio Miguel de Cervantes (1986) y el Premio Nacional de las Letras Españolas (1996). Cinco décadas de vida española repletas de acontecimientos que Antonio Buero Vallejo supo leer y analizar inteligentemente en su obra, lo que le permitió esquivar la censura sin dejar de exponer las lacras, el dolor, la rabia y las ilusiones de toda una época.
Las características son:
En este periodo, Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre representan el llamado Realismo Social. Las características más significativas de esta etapa son las siguientes:
Obras destacadas: Un soñador para un pueblo (1958), Las Meninas (1960), El concierto de San Ovidio (1962).
Esta etapa profundiza en varios aspectos:
La transición a la democracia no fue favorable para Buero Vallejo. Pasó de ser considerado el gran autor dramático que había ayudado a mantener viva la denuncia y el pensamiento libre, a un olvido interesado por parte de quienes antes habían sido defensores de su teatro. Se le consideró muy pronto como un autor pasado de moda, sin recordar los problemas que tuvo con la censura, su insobornable libertad de pensamiento crítico y su innegable habilidad para poner sobre el escenario los problemas sociales. Sin embargo, su teatro, libre, cercano y con sed de justicia, no ha dejado de ser leído y publicado.
En sus obras aparecen de forma recurrente los siguientes temas:
La acción de Historia de una escalera está estructurada en torno a un juego de espejos entre el Acto I y el Acto III. En el Acto III, Fernando (hijo) y Carmina (hija) repiten las mismas palabras de sus padres: la declaración amorosa y las promesas de un futuro mejor, por medio del esfuerzo personal. Ambas situaciones transcurren en el “casinillo”. Por otra parte, se produce la metateatralidad: el teatro dentro del teatro.
Fernando (hijo) y Carmina (hija) se prometen amor eterno en el casinillo de la escalera. Sus padres, Fernando y Carmina, contemplan atónitos la escena. No se derrama ninguna lechera, con lo cual cabe la posibilidad de que el futuro, para los hijos, sea más esperanzador y, por fin, puedan cumplir sus sueños.
Buero Vallejo supo convertir en materia artística la difícil cotidianidad de las clases menos privilegiadas y reflejar los obstáculos con los que tropiezan hombres y mujeres de cualquier época. El protagonista de Historia de una escalera es la comunidad de vecinos: el microcosmos de la sociedad que aparece retratada en esta comunidad. La frustración de los personajes no debe atribuirse exclusivamente a la sordidez social y la penuria económica, sino, sobre todo, al libre albedrío.
La obra es un drama que retrata a la perfección el hundimiento progresivo de una clase trabajadora condenada a perpetuar el fracaso y la falta de horizontes. El miedo a la verdad es un motivo de enfrentamiento entre los habitantes de la escalera y se presenta como un mal que aqueja a los personajes.
A Buero Vallejo le interesaba que su mensaje fuese captado fácilmente por el público. Historia de una escalera combina con maestría elementos realistas y elementos simbólicos. Destacan los siguientes rasgos:
Cada acto está encabezado por una acotación escénica y temporal que aporta información relevante:
La escalera, como elemento simbólico, representa: