Portada » Historia » Argentina y el Mundo: Transformaciones Históricas y Conceptos Clave (1850-1945)
En 1850, el liberalismo llega a la Argentina y se produce la formación del Estado Argentino por parte de Mitre (ejército nacional, represión a los caudillos), Sarmiento (fomento de la educación) y Avellaneda (conquista del desierto). En 1880, un candidato del Partido Autonomista Nacional (PAN) llamado Julio Argentino Roca llega a la presidencia y con él viene la Generación del 80, que era un grupo de dirigentes políticos, intelectuales y empresarios argentinos. Era un gobierno oligárquico, ya que se decía que gobernaban unos pocos. Este Estado liberal tenía una democracia restringida, ya que el voto no era secreto, había fraude electoral, un control político local y un sufragio restringido. Todo esto hacía que el gobierno fuera un liberalismo conservador, es decir, conservaban su poder por medio del fraude.
En oposición a este gobierno y su democracia restringida, surgió la Unión Cívica Radical (UCR), que quería que el voto fuera limpio y sin fraude. Con el gobierno de Roca se consolida en Argentina el modelo agroexportador, que fue la base económica de todo el período de la Generación del ’80. En 1912 se sanciona la Ley Sáenz Peña, que establecía el voto secreto, obligatorio y universal. Gracias a esto, en 1916 el gobierno radical llega al poder, representado por el nuevo presidente Hipólito Yrigoyen. Ahora era una democracia ampliada y este gobierno apoyaba a los sectores medios, es decir, inmigrantes, hijos de inmigrantes, trabajadores urbanos y gauchos.
En 1922, asume la presidencia Marcelo Torcuato de Alvear, quien llegó al poder como candidato de la UCR, elegido por Hipólito Yrigoyen. No tuvo muchos problemas al gobernar, ya que su gestión coincidió con un período de prosperidad económica en Argentina, conocido como los “Dorados Años 20”. En 1928 se produce la segunda presidencia de Yrigoyen, que no duró mucho, ya que en 1929 estalla la crisis económica mundial. Esta crisis provocó la caída del modelo agroexportador argentino, dado que los países extranjeros se cerraron y dejaron de comprar la materia prima que Argentina exportaba. Esto llevó a que en 1930 se produjera el primer golpe de Estado en Argentina. Otra de las causas de este golpe también fue que a Yrigoyen se le decía que “olía a petróleo” porque promovió la expansión y el control estatal del petróleo mediante YPF, lo que generó enfrentamientos con las grandes compañías extranjeras.
Luego de que el general José Félix Uriburu derrocara a Yrigoyen con apoyo de sectores conservadores, parte del Ejército, la prensa y la oligarquía, se da comienzo a la Década Infame (1930-1945). Esta generó, desde el punto de vista político, un fraude patriótico que llevó a la restauración de la oligarquía. Desde el punto de vista económico, la caída del modelo agroexportador llevó a un nuevo modelo llamado industrialización por sustitución de importaciones (ISI). Y desde lo social, hubo migraciones internas de personas que se mudaban a los alrededores de las industrias, formándose las villas miseria.
En 1932, Justo asume la presidencia y firmó el Acuerdo Roca-Runciman (1933) con Gran Bretaña, que favorecía las exportaciones argentinas de carne pero limitaba la industria nacional. En 1938, llegaron al poder Ortiz y Castillo. En 1943, el GOU (Grupo de Oficiales Unidos) realizó un golpe militar que terminó con la Década Infame. Perón, quien estaba con ellos, aprovechó para llevar al peronismo al poder, siendo elegido presidente en 1946.
En 1850, el mundo entró en una etapa marcada por la Segunda Revolución Industrial, caracterizada por un fuerte avance tecnológico, nuevas fuentes de energía y la producción en masa. Este proceso consolidó al capitalismo como sistema económico dominante. En ese momento, la ideología que había triunfado había sido el liberalismo, que defendía el libre comercio y la mínima intervención del Estado en la economía. La búsqueda de nuevos mercados y recursos impulsó el imperialismo, mediante el cual las potencias europeas extendieron su dominio sobre África y Asia, integrando estas regiones a la economía mundial como proveedores de materias primas y consumidores de productos industriales. Esta expansión global intensificó las tensiones entre los países industrializados. En 1914, dichas tensiones desembocaron en la Primera Guerra Mundial.
Durante la guerra, en 1917, estalló la Revolución Rusa, que puso fin al régimen zarista e instauró un gobierno bolchevique, dando inicio a la expansión de la ideología comunista. El ganador de la guerra fue Estados Unidos (EE. UU.) y el que peor quedó fue Alemania. Tras la guerra, la década de 1920 (los Dorados Años 20) estuvo marcada por una recuperación económica parcial y por cambios culturales, pero esta estabilidad fue frágil. En 1929, la caída de la bolsa de Wall Street desató una crisis económica mundial caracterizada por la sobreproducción, el desempleo masivo y el derrumbe del comercio internacional.
En este contexto de crisis, durante la década de 1930 surgieron y se consolidaron regímenes totalitarios, como el nazismo en Alemania y el fascismo en Italia, liderados por Hitler y Mussolini, respectivamente. Estas ideologías nacionalistas y expansionistas impulsaron una política agresiva que, en 1939, desencadenó la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La destrucción y el colapso económico provocados por la guerra, sumados a las lecciones aprendidas de la crisis del 29, llevaron a que varios países adoptaran el keynesianismo, es decir, una mayor intervención del Estado en la economía para fomentar la producción y el empleo. Al finalizar la guerra en 1945, muchas naciones comenzaron a aplicar políticas del Estado de Bienestar, con el objetivo de garantizar seguridad social, educación, salud y mejores condiciones de vida para la población.
En el contexto del siglo XIX, fue un proceso neocolonial liderado principalmente por las potencias europeas y Estados Unidos. Se caracterizó por la búsqueda de dominio político y económico sobre otros países.