Portada » Filosofía » El Legado Filosófico de Aristóteles: De la Metafísica a la Ética Política
Aristóteles nació en el 384 a.C. en Estagira, siendo criado en una familia de médicos, lo que influyó en su formación inicial. Enseñó en contraste con la Academia de Platón y la escuela de Isócrates. Fue llamado por Filipo II de Macedonia para educar a su hijo Alejandro Magno, a quien influyó con la visión de extender la cultura griega mediante la unión de las polis. Aristóteles pensaba que el hombre era un «zoon politicón« (animal político), que necesitaba vivir en comunidad; quien no lo hacía, era considerado un dios o un animal. Tras la muerte de Alejandro Magno, fue acusado de impío y huyó a Calcis, donde murió.
En su filosofía política, Aristóteles niega la posibilidad de un Estado utópico. Cada pueblo tiene unas circunstancias diferentes que hacen imposible establecer un único régimen ideal, por lo que cada uno deberá encontrar el suyo y conseguir la estabilidad, la cual se logra evitando los extremos. Por ello, la mejor comunidad es la más moderada.
La Ética a Nicómaco representa el escrito más maduro de su pensamiento moral. La obra posee las características de austeridad de los escritos esotéricos, con un uso abundante de la discusión lógica. Está dividida en 10 capítulos:
La mayor parte de sus obras se han perdido, pero conservamos las destinadas a la enseñanza. Entre ellas, destacan:
En los antecedentes de su pensamiento, se encuentra una contestación al problema del movimiento, negado por Parménides.
De Demócrito se diferencia en que este representaba la línea materialista, pero afirmaba el vacío, y que los átomos materiales, al desplazarse en él, producían choques azarosos, lo que explicaba el origen del ser. Pero Aristóteles demuestra que el vacío no existe y, en cuanto al azar, afirma que solo es propio del obrar humano. En toda su Física, Aristóteles va a combatir el origen azaroso de las cosas.
Aristóteles se aleja del idealismo de Platón. Niega el mundo de las Ideas, afirmando que lo realmente existente es el mundo sensible, habitado por seres con «physis» (naturaleza) y movimiento. Las cosas sensibles son reales y no meras sombras. Así, se desploma la unidad entre filosofía y política platónica: si no existe el mundo de las Ideas, los gobernantes no deberían ser filósofos, porque no conocen un mundo que no existe. También cae la dialéctica como método de ascender a la Idea de Bien a través de la ciencia. Las ciencias cobran valor por sí mismas. Según Aristóteles, la lógica no es un saber en sí mismo, pero lo antecede. Introduce un nuevo concepto de episteme (conocimiento científico), el cual es demostrable, pero limitado, porque sus primeros principios se captan por el intelecto.
Rechaza la reminiscencia y la teoría innatista de las Ideas como origen del conocimiento. Propone un nuevo concepto de episteme como conocimiento universal que empieza por la percepción a través de los sentidos. La teoría de las Ideas no consigue explicar el movimiento y el cambio, pero Aristóteles, con su teoría del movimiento como paso de la potencia al acto, resuelve el problema de si el ser es móvil (Heráclito) o estático (Parménides).
A pesar de esto, la influencia de Platón es enorme. La idea de fin (telos) es tomada de su maestro; por ello, en su ética, este concepto es fundamental para dar sentido a los actos humanos. Por otro lado, destaca la concepción de la ciencia como conocimiento de las esencias o formas, que, separadas por Platón, son incorporadas a las cosas por Aristóteles. Da por hecho que existen las esencias y las formas, lo que muestra que persiste la línea de la metafísica inaugurada por Platón.
Su corriente filosófica es realista, ya que considera que no existe un «mundo de arriba», con tendencias empiristas. Para él, la realidad es sustancia individual. La sustancia son los individuos concretos que percibimos, en su dimensión física. Las formas ideales no existen separadas de lo físico; existe solo el individuo concreto. Las sustancias sensibles, materiales y cambiantes se pueden percibir a través de los sentidos. Toda sustancia es un compuesto de materia y forma.
La materia le confiere su individualidad, la hace ser concreta. La materia prima es amorfa, espera a ser informada por la forma específica; es pura potencia, puede recibir cualquier forma. Estos dos componentes del ser solo son separables teóricamente. Las cosas son compuestos inseparables, pero cuando se separa la materia de su forma, se produce la separación del ser. A esta teoría se le ha denominado hilemorfismo.
Siendo la materia el soporte de la forma, sin materia no hay sustancia y a la inversa.
Para los sofistas, la virtud no es algo absoluto ni necesario y, además, es enseñable. Pero para Aristóteles, algunas virtudes son enseñables y otras no. Aristóteles se opone a los sofistas, al igual que su maestro Platón.
Empiristas y positivistas están endeudados con Aristóteles, ya que rechazó la existencia de las ideas innatas y le dio preeminencia a la experiencia y a los sentidos en el proceso del conocimiento. Su concepción realista y sistemática, su perspectiva observacionista, va a influir en gran parte del pensamiento occidental, siendo adoptada por Santo Tomás de Aquino, quien convertirá su doctrina en verdad y autoridad.
La obra y el pensamiento aristotélico han abarcado tantos ámbitos del saber que cualquier disciplina, para alcanzar su desarrollo, ha tenido que nutrirse de sus teorías. También hay que destacar la importancia que ha tenido en la lógica.