Portada » Filosofía » Fundamentos del Pensamiento Cartesiano: Método, Duda y Existencia
El proyecto cartesiano surge como respuesta a la crisis del conocimiento medieval, que estaba basado en la lógica aristotélica y la teología tomista. Descartes busca un método riguroso que garantice la objetividad y la certeza en la adquisición del conocimiento, eliminando errores causados por prejuicios, pasiones o educación. Para ello, considera que la razón debe operar correctamente mediante dos facultades fundamentales: la intuición, que permite captar ideas claras e indudables de manera inmediata, y la deducción, que extrae nuevas verdades a partir de conocimientos previos.
Para guiar la razón en su búsqueda de la verdad, establece cuatro reglas esenciales:
Para alcanzar un conocimiento seguro, Descartes aplica la duda metódica, cuestionando toda creencia hasta encontrar una verdad indudable. Señala que los sentidos pueden engañarnos y que es difícil distinguir entre sueño y vigilia. Además, introduce la hipótesis del «genio maligno», un ser que podría engañarnos incluso en las verdades matemáticas. Sin embargo, llega a una certeza absoluta: si dudo, pienso; si pienso, existo. Así formula su principio fundamental: «Cogito, ergo sum» («Pienso, luego existo»).
Desde esta verdad indiscutible, Descartes deduce tres principios esenciales: la existencia del yo como sustancia pensante (res cogitans), la existencia de Dios, quien garantiza la veracidad del conocimiento, y la existencia del mundo material (res extensa), ya que un Dios perfecto no nos engañaría sobre su realidad. Con su método y filosofía, Descartes establece las bases del pensamiento moderno, promoviendo la autonomía de la razón y la necesidad de un método claro y riguroso para alcanzar la verdad con certeza.
El texto compara las filosofías de Descartes y Platón, resaltando similitudes y diferencias clave. Ambos defienden el conocimiento innato, pero Platón cree que el alma lo posee antes de unirse al cuerpo, mientras que Descartes considera que las ideas verdaderas surgen con el uso de la razón. Coinciden en la dualidad alma-cuerpo, viendo al alma como fuente de verdad y al cuerpo como origen del error, aunque para Platón el alma es preexistente y divina, mientras que para Descartes es pensamiento puro sin existencia separada.
Ambos se inspiran en las matemáticas, pero Platón en la tradición pitagórica y Descartes en el álgebra medieval y la ciencia moderna. Son idealistas porque priorizan las ideas como fuente de certeza, aunque Platón las considera entidades reales fuera del individuo y Descartes las ve como contenidos mentales. También son racionalistas, ya que confían en la razón sobre los sentidos, pero Platón entiende el conocimiento como recuerdo y Descartes como razonamiento.
Entre sus diferencias destacan el uso cartesiano de la idea de Dios, el énfasis en la duda y el «cogito» como verdad autoevidente, mientras que Platón muestra más interés por la política y emplea un tono místico en sus alegorías, como la de la Caverna.
No sé si debo entreteneros con las primeras meditaciones
El texto recoge el momento en el que Descartes establece los fundamentos de su sistema científico.
En primer lugar, afirma que, en relación a las costumbres, va a guiarse solo por opiniones y no por verdades indudables. Después afirma que va a dudar de todo hasta que encuentre alguna verdad enteramente indudable (duda metódica). Para justificar su duda, aduce tres motivos:
Finalmente recoge el momento en que descubre la primera verdad indudable (“pienso, luego soy”), de la cual dice que es inatacable por los escépticos y que la toma como “el primer principio de la filosofía que buscaba”.
El presente fragmento pertenece a El Discurso del Método, la más famosa y popular obra de Descartes (escrita en francés, pues su idea era presentar sus descubrimientos de modo sencillo a un gran público). En ella aparecen, tal y como hemos podido apreciar en el texto analizado, de modo sencillo todos los grandes temas de su época y los principios y soluciones que Descartes había concebido para ellos. Así pues, encontramos la crítica a la vieja filosofía, la necesidad de filosofar con libertad, la importancia de la nueva ciencia y el valor del método matemático, la duda, el criterio de verdad, el cogito, Dios, el conocimiento del mundo, etc.
Al examinar, después, atentamente
El texto recoge el momento en el que Descartes descubre una nueva verdad que deriva necesariamente de la verdad del “pienso, luego soy”. Posteriormente la examina para descubrir las características que la hacen totalmente cierta.
Acerca del yo descubre:
Después de analizar esta primera verdad, concluye que dicha certeza se apoya en que es una idea clara y distinta. Entonces establece como regla general, para admitir una idea como verdadera, que sea clara y distinta.
El presente fragmento pertenece a El Discurso del Método, la más famosa y popular obra de Descartes (escrita en francés, pues su idea era presentar sus descubrimientos de modo sencillo a un gran público). En ella aparecen, tal y como hemos podido apreciar en el texto analizado, de modo sencillo todos los grandes temas de su época y los principios y soluciones que Descartes había concebido para ellos. Así pues, encontramos la crítica a la vieja filosofía, la necesidad de filosofar con libertad, la importancia de la nueva ciencia y el valor del método matemático, la duda, el criterio de verdad, el cogito, Dios, el conocimiento del mundo, etc.
En este fragmento, Descartes describe cómo desarrolló un método para distinguir la verdad del conocimiento erróneo y confuso. Su método consiste en dudar de todo lo que pueda generar la más mínima incertidumbre sobre su veracidad, lo que lo lleva a su primera certeza: “pienso, luego existo”. ¿Es posible aplicar hoy este método en los medios de comunicación para diferenciar la información veraz de la falsa?
Este tema es de gran relevancia en la actualidad, ya que está en el centro de la contienda política. La forma en que se maneje la información influye en la formación de la opinión pública y en las tendencias de voto hacia ciertos partidos. Esto ha dado lugar a fenómenos como las “fake news” y la creación de conceptos como “hechos alternativos”, que intentan hacernos creer en una realidad manipulada con fines políticos. Entonces, ¿cómo podría la duda metódica de Descartes ayudarnos a encontrar certezas en medio de tanta información dudosa?
En este fragmento, se examina la tajante distinción que Descartes establece entre la mente y el cuerpo, entre la res cogitans y la res extensa, dos sustancias o naturalezas que, en principio, no dependen la una de la otra. Según Descartes, el pensamiento no tiene relación con lo corporal ni lo biológico, los cuales considera simplemente como materia organizada de manera mecánica, como una máquina o un automatismo. En este contexto, el pensamiento y la inteligencia son entendidos como realidades inmateriales y autosuficientes.
Con esta perspectiva, surge la pregunta: ¿podemos considerar que otras formas de conocimiento, no humanas ni naturales, sino artificiales, como la inteligencia artificial (IA), puedan ser tan reales como el pensamiento y el conocimiento humanos? ¿Bajo esta visión cartesiana, podría la IA ser vista como una verdadera forma de pensamiento, una res cogitans?