Portada » Filosofía » René Descartes: Filosofía, Racionalismo y Método Cartesiano
Nace en Francia. Pertenecía a una familia de la baja nobleza. La temprana muerte de su madre, pocos meses después de su nacimiento, lo llevó a ser criado en casa de su abuela materna. Posteriormente, realizó sus estudios en el colegio de los jesuitas de La Flèche. Luego estudiará derecho. Más tarde, se instalará en Holanda, donde tendrá contacto con científicos y filósofos. Muere en Suecia. Es considerado el padre de la filosofía moderna. Entre sus obras destacan Discurso del método, Meditaciones Metafísicas y Los principios de la filosofía.
Tiene influencia aristotélica en su concepción del yo como sustancia. La influencia de San Agustín es importante en temas concretos y en el espíritu general de su pensamiento.
Pertenece a la escuela del racionalismo, que se desarrolla principalmente en Europa durante el siglo XVII. Es la gran teoría filosófica que rompe con la filosofía medieval. Trata distintos problemas, como el del conocimiento, y cambia el método. El problema fundamental que va a tratar esta corriente es el de aplicar correctamente un método lógico y seguro para poder producir un conocimiento científico.
Las principales características del racionalismo son:
Descartes partirá de la primera certeza, sobre la cual se construye toda su filosofía, pero para llegar a ella se necesita un proceso. La certeza es la característica por la cual una idea se nos presenta como la imposibilidad de pensarla de otro modo. Para llegar a ella, va a poner en duda todo lo anterior.
Para esto, necesitará un método que será el camino para resolver los problemas. Pero antes, debemos saber que Descartes plantea de dos modos diferentes el conocimiento:
Para llegar a esta conclusión, Descartes decía que la razón es una y única. Que solo poseemos una única razón tanto para distinguir lo verdadero como lo falso en el campo del conocimiento.
Planteará un método que nos permita la aplicación de estos modos de conocer la razón y así producir un conocimiento científico, al que llamará método cartesiano. Este método se basa en 4 principios:
Descartes intentará hacer una filosofía más matemática, por lo que deberá encontrar alguna proposición totalmente evidente. Para ello, desarrolla un método denominado la duda metódica, en el cual examinará y analizará la evidencia de las diversas fuentes del conocimiento en las condiciones más extremas. La duda es universal y metódica; dirá que es una consecuencia de la primera premisa del método y que tiene una vigencia en el tiempo. Es teórica, no práctica.
Descartes aplicará la duda a diferentes niveles:
Después de la tercera duda, el cogito (pienso, luego existo) es su primera evidencia capaz de resistir a toda duda. Convierte esta evidencia en el axioma fundamental. Descartes dirá que se trata de una idea clara, ya que muestra a la razón todo su contenido, por lo que la razón conoce perfectamente esa idea y la distingue del resto sin confundirla. Dirá también que es una idea distinta, ya que se diferencia de otras.
A partir de esta idea, llega la segunda evidencia: la existencia de Dios. El hombre es consciente de su limitación racional, pero a la vez es consciente de la idea de un ser ilimitado y perfecto. Y ese ser es Dios, porque la idea de Dios es innata y Él la ha puesto en nuestra mente. Descartes demuestra esta proposición a través del argumento ontológico de San Anselmo, el cual afirma que la idea de un ser perfecto no existente es contradictoria. Si Dios es perfecto, no puede carecer de la existencia, que es una perfección. Así, a través de la existencia de Dios, recupera la confianza en la capacidad de su razón y en la realidad de lo que había dudado. Dios, al ser perfecto, no permitiría la existencia de un genio maligno que nos engañara sistemáticamente. Cuando erramos es porque Dios nos ha dotado de libre albedrío y tenemos la voluntad de elegir.
Al demostrar la existencia de Dios, la tercera proposición evidente es la de la existencia del mundo físico. Dirá que solo se puede afirmar la existencia real de cosas materiales a partir de su idea, garantizada por Dios como clara y distinta.
El desarrollo del método cartesiano permite afirmar con seguridad la existencia de las tres sustancias cartesianas: la sustancia pensante (res cogitans), la sustancia infinita (res infinita) y la sustancia extensa (res extensa).
Define sustancia como aquella realidad que existe por sí misma y no necesita de otra para subsistir (aunque matiza que solo Dios cumple esto plenamente). Cada una de las sustancias tiene un atributo principal (su esencia) y diversos modos (sus modificaciones).
Para concluir, Descartes entiende al ser humano como un compuesto de dos sustancias distintas: cuerpo (sustancia extensa) y alma (sustancia pensante). Este dualismo plantea el problema de cómo interactúan estas dos sustancias.