Portada » Ciencias sociales » Transformaciones Sociales y el Rol del Docente en la Era Postmoderna
T2 En la segunda mitad del siglo XX, la sociedad occidental, impulsada principalmente por el desarrollo científico y tecnológico, conoció una gran transformación estructural, cultural y social. De este modo, los cambios, que hasta entonces se habían asociado a procesos lentos y, por lo tanto, predecibles, pasaron a convertirse en fenómenos poderosos, vertiginosos y que operan en muchos planos superpuestos de la realidad. Esta situación ha producido una sensación de confusión e incertidumbre. Uno de los ámbitos sociales que de manera más intensa está padeciendo tal ausencia de estabilidad es el mundo de la educación. Es así como la escuela, enmarcada en este contexto, no debe perder de vista los desafíos que la convocan y ser consciente de la importancia acerca de la autonomía y el pensamiento crítico de sus docentes en este entorno, para así poder cumplir su finalidad centrada en la transformación individual y social de los educandos.
De acuerdo a lo que expresa Rebellato (1999), la **globalización** involucra los procesos en virtud de los cuales los estados nacionales se entremezclan con actores transnacionales. Esta serie de procesos que han surgido en el ámbito económico y político se han extendido al ámbito sociocultural, configurando determinadas formas de sentir, pensar y actuar, propias del sujeto posmoderno. Este proceso de globalización da lugar a profundos cambios en las sociedades actuales. Es así como, considerando los aportes de Lipovetsky (1996), puede distinguirse en la sociedad actual una nueva forma de control de los comportamientos, una diversificación incomparable de los modelos de vida, en conjunto con una consideración mayor por la esfera privada, es decir, una nueva fase en la historia del **individualismo**.
De este modo, se va configurando un nuevo proceso de **personalización**, el que corresponde a una sociedad flexible basada en la información y la estimulación de necesidades. Este proceso implica una nueva forma de organizarse y comportarse, partiendo desde lo privado. Hay nuevos procedimientos que contienen nuevos fines, valores y legitimidades sociales; priman los valores hedonistas, el culto a la liberación personal, a la expresión libre, en síntesis, un nuevo significado de **autonomía**. Este proceso de personalización da cuenta de una sociedad postmoderna, en donde reina la indiferencia de masas, autonomía, autonomía privada e innovación superficial, lo que lleva a los sujetos a no considerar ni asimilar el futuro, pues se quiere vivir aquí y ahora. Una sociedad regida por el vacío, un vacío que no comporta ni tragedia ni apocalipsis.
En este sentido, debemos reflexionar acerca de la **identidad** y cuestionarnos sobre todo: ¿qué papel nos toca jugar como docentes para contribuir a revertir esta situación? ¿Realmente podemos hacerlo? ¿De qué manera? Contestar estas preguntas es una tarea compleja; sin embargo, el ser es consciente de que la era postmoderna se encuentra obsesionada con la información y la expresión por una comunicación sin objetivo ni público. Es decir, regida por la lógica del vacío, puede ser el primer paso para encontrar las respuestas. De este modo, concientizarnos primeramente de la realidad en la que estamos inmersos e intentar cambiarla. El concientizarnos implicaría poder percibir que nos encontramos rodeados de **cortinas de humo**, como diría Ives Lacoste, que nos hacen perdernos en cosas banales, en noticias que hoy son relevantes y mañana serán olvidadas, en programas de entretenimiento, juegos de luces, colores, imágenes y sonidos que llenan los ojos pero no transmiten ningún mensaje, por lo que asistimos a la derrota del pensamiento (Finkielkraut, 1994).
De este modo, abrir los ojos entre tantas cortinas de humo nos invita a reflexionar sobre los beneficios y dificultades del rol de ser maestro en un contexto predominantemente globalizado. Así podremos reencontrarnos con una vocación y responsabilidad profesional que hoy sabemos, urge ser llenada con un nuevo sentido.
Pensar en el contexto actual expuesto anteriormente hace aflorar la idea de que **enseñar** exige la reflexión crítica sobre la práctica y la toma de decisiones en cada situación, con cada alumno y grupo, en cada contexto, en todo momento. Solamente las profesiones practican rigurosamente la resolución técnica de los problemas, basándose en un conocimiento científico especializado (Schön, 1998). El rol del maestro es el del profesional responsable para la toma de decisiones en el quehacer de la enseñanza, no el de reproductor de modelos elaborados desde fuera del aula y de la escuela.