Portada » Ciencias sociales » Salud, Realidad Social y Evolución Universitaria en Venezuela: Un Recorrido Temático
La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad. Está estrechamente relacionada con el estilo de vida, que se refiere a los hábitos y costumbres de una persona, los cuales pueden ser positivos o negativos para la salud. Asimismo, la calidad de vida es el conjunto de condiciones en las que vive un ser humano y que determinan una existencia digna y placentera, o una vida llena de aflicción. Es un concepto altamente subjetivo, ya que cada individuo tiene su propia percepción de la calidad de vida, influida además por su cultura, valores y sociedad.
Se han realizado encuestas sobre las condiciones de vida en Venezuela en el siglo XXI por las principales universidades del país. Dichas encuestas revelan que la pobreza extrema se ubicaba en:
Se puede analizar también, con investigaciones realizadas, que los hogares «no pobres» representaban:
Este análisis de pobreza fue calculado tomando en cuenta las condiciones de:
Esto demuestra cómo, desde el inicio del siglo XXI, a pesar de las reformas y la promulgación de una nueva Constitución, las condiciones de vida han continuado desmejorando. La pobreza ha aumentado, la inseguridad se ha agravado, y lamentablemente el estado de la salud, tanto general como bucal, no es óptimo, debido a las dificultades en el funcionamiento de los servicios de atención a la población. A nivel recreativo, se han mantenido los esfuerzos por preservar actividades en comunidades, parroquias y diversas zonas, aunque el alto costo de la vida a menudo obstaculiza estos intentos. Asimismo, la alimentación se ha visto gravemente afectada, ya que se relaciona estrechamente con la pobreza y el poder adquisitivo de las familias para adquirir productos. Esto también ha repercutido en el cuidado del medio ambiente y las calles, incrementando la contaminación.
La investigación es una actividad orientada a la obtención de nuevos conocimientos y es utilizada para la solución de problemas o interrogantes de carácter científico.
Los tipos de investigación se clasifican de acuerdo a:
La investigación de campo es un tipo de investigación utilizada para comprender y encontrar una solución a un problema de cualquier índole en un contexto específico. Como su nombre lo indica, implica trabajar en el sitio escogido para la búsqueda y recolección de datos que permitan resolver la problemática.
Alcances: La recopilación directa de datos de fuentes originales proporciona un mayor control sobre la naturaleza y cantidad de la información obtenida.
En la investigación social, el objeto y sujeto de estudio son el hombre, la familia y los grupos sociales en continua interacción, lo que lleva a la creación de complejas redes de relaciones sociales.
En el proceso de jerarquización de los problemas sociales, se deben considerar los siguientes aspectos:
Las técnicas para jerarquizar y priorizar problemas sociales son una de las actividades más importantes dentro del diagnóstico social, ya que en esta fase se definen las decisiones clave para el sector. Por esta razón, es fundamental conocer suficientemente las problemáticas para poder establecer alternativas de solución coherentes. Algunas formas de priorización de problemas sociales son:
Es importante entender que las causas son los factores que originan el problema. El problema generalmente es multicausal y multiefecto, por lo que es preciso concentrarse en las causas principales que explican la mayor parte del problema.
La importancia del diagnóstico radica en el lugar que ocupa en un proceso de planificación, ya que la identificación de problemáticas o necesidades en una comunidad es una responsabilidad social y ética que merece una respuesta proactiva de quienes toman o diseñan decisiones, respuestas y programas.
El procedimiento general para desarrollar un diagnóstico incluye:
La Universidad Colonial Real y Pontificia (1725-1827) abarca desde la fundación de la Universidad de Caracas hasta el momento en que el Libertador Presidente Simón Bolívar decreta los Estatutos Republicanos de la Universidad Central de Venezuela el 24 de junio de 1827. Esto no implica que reminiscencias de tipo colonial no hayan permanecido dentro de la universidad republicana a lo largo del siglo XIX.
La Universidad Colonial era una institución fundamentalmente dirigida a defender los fueros y regalías del Rey. Velaba por la pureza de la religión católica y formaba profesionales (teólogos, canonistas, juristas y médicos) útiles al Estado y a la Iglesia. Para ser admitidos, los alumnos debían presentar una relación detallada de vida y buenas costumbres, ser personas blancas, hijos de legítimo matrimonio, descendientes de cristianos; se excluía a negros, zambos y mulatos, y se requería una posición económica. Además, el Cancelario, quien representaba el poder papal en la Universidad, tenía un rango equivalente al del Rector y poseía jurisdicción policial sobre miembros del claustro, funcionarios y estudiantes, al tiempo que reglamentaba la residencia de estos y su manera de vestir.
La Universidad Republicana (1827): En efecto, el Libertador Simón Bolívar, Presidente de Colombia, mediante decreto del 24 de junio de 1827, dictó los Estatutos Republicanos de la Universidad Central de Venezuela, dirigidos a reformar la antigua Universidad Colonial, elitista y eclesiástica, y a crear una nueva institución abierta, tolerante y científica.
La Universidad Republicana buscaba la secularización de la enseñanza superior, el realce de la dignidad académica, la apertura de dicha dignidad a sectores que la tenían vedada por razones sociales o de conciencia, y una tendencia a la organización sobre el criterio de ordenación en el establecimiento de los órganos de la vida académica y sus funciones. Se buscaba una mayor precisión en cuanto al funcionamiento y desempeño de todos los niveles y áreas de la vida universitaria, especialmente la consagración de la autonomía gubernamental, la autonomía académica y, sobre todo, la autonomía económica de la Universidad.
Los Estatutos Republicanos, compuestos por 289 artículos, pusieron fin a la discriminación racial existente, disminuyeron los costos de estudio, permitieron a los médicos ser rectores de la Universidad (privilegio hasta entonces reservado a teólogos y juristas), consagraron la autonomía universitaria, establecieron el principio de libertad de cátedra y asignaron recursos propios para que la Universidad no dependiera del presupuesto del Estado. Esta autonomía universitaria permitió que las universidades en Venezuela tuvieran un régimen autónomo, resguardándolas de cualquier intervención estatal y garantizando la libertad de pensamiento, cátedra e investigación.
El 21 de noviembre se celebra en Venezuela el Día del Estudiante, en homenaje a los jóvenes universitarios de la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Católica Andrés Bello que ese día realizaron una huelga, la cual fue uno de los desencadenantes que culminaron con la caída o huida del gobierno del dictador Marcos Pérez Jiménez.
El 21 de noviembre de 1957 marcó el inicio de la lucha contra la dictadura a través de protestas por la reelección mediante referéndum de Marcos Pérez Jiménez. A pesar de los resultados favorables para Jiménez, el país entró en huelga, y el sector estudiantil fue uno de los principales elementos que contribuyó a la caída de su dictadura. Los estudiantes fueron organizados por figuras como Héctor Rodríguez Bauza, José Rafael Núñez Tenorio, Mercedes Vargas, Alfredo Maneiro, José de la Cruz Fuentes, Rodríguez Mudarro, Antonio José Urbina y Alba Llamarandi, quienes encabezaron la huelga en la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Estas protestas se iniciaron en la UCV y se propagaron a otras universidades. Agentes de Seguridad Nacional (SN) tomaron la Universidad Central en las primeras horas de la mañana, portando armas de fuego y con el apoyo de la policía de Caracas; sin embargo, los estudiantes se resistieron. Además, entre noviembre de 1957 y enero de 1958, las protestas callejeras se fortalecieron, y los estudiantes se unieron a las organizaciones del frente estudiantil creadas por la Junta Patriótica, con el fin de desarrollar un plan contra la dictadura.
Si el año 1968 fue de debate y discusión, 1969 sería diametralmente diferente, ya que las distintas fracciones partidistas comenzaron a utilizar a sus partidarios dentro de la universidad como grupos de choque. El incidente más evidente fue el atentado perpetrado el 22 de mayo de 1969 por la Juventud Demócrata Cristiana (grupo adscrito al partido Copei), que hirió de gravedad a Alexis Adam, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la UCV y militante del Partido Comunista. Todas las universidades autónomas del país serían escenario de manifestaciones ante la paralización del proceso de Renovación, que parecía haber llegado a un punto muerto.
Pero el hecho más representativo de esta política represiva se manifestaría el 31 de octubre en la UCV. Numerosos cuerpos policiales, la Guardia Nacional, la Brigada de Cazadores y francotiradores conformarían el grueso de la llamada Operación Canguro, dirigida bajo las órdenes del Presidente de la República. La Operación Canguro dejó un saldo de 10 estudiantes asesinados, además de numerosos heridos, desaparecidos y más de cincuenta torturados y detenidos. Las medidas impuestas por el gobierno de turno fueron:
En Venezuela, muchas de estas propuestas encontraron resistencia por parte de las comunidades universitarias. No obstante, los gobiernos calificaron la crisis como monetaria y no estructural, y en consecuencia, realizaron acciones dirigidas a la racionalización del crecimiento matricular y de la inversión educativa, a la que catalogaban como gasto. Al interior de las universidades surgieron fundaciones al estilo de la gestión privada, y poco a poco se fueron interiorizando modos de pensar y de hacer favorables a aceptar la mercantilización del conocimiento, enfatizar en su valor económico y admitir la elitización creciente de las universidades.
A fines de los años noventa, en Venezuela era evidente el debilitamiento del Estado, que había perdido su papel rector en la orientación de la vida social. La deuda social acumulada se aceptaba como sencillamente incalculable; el precio del petróleo, principal producto de exportación, había descendido a 8 dólares por barril; la democracia representativa se había deslegitimado y existía una profunda crisis política y ética sin precedentes en la historia del país.
La comunidad disidente defendía la universidad autónoma y democrática, producto de la Ley de Universidades de 1958. Esta se concebía como una institución global e integral, donde la elección de los cuerpos directivos (Rector, Vicerrector, Secretario y Decanos) se realizaba por la propia comunidad universitaria (profesores, estudiantes y egresados), quienes también participaban en los órganos de cogobierno, como el Consejo Universitario y los Consejos de Facultad. Se implementaron concursos de oposición como forma de ingreso para el personal docente. Además, la universidad se concebía para servir, para no ser discriminatoria, para asistir socialmente a los estudiantes, y para ser justa y solidaria.
Las cinco modalidades de universidad que conviven en la UCV son:
En cuanto a la formación de personal, el Estado debe garantizar una educación superior integral y asegurar que, en coordinación con las universidades y los centros de investigación, se promueva y desarrolle una política nacional de formación de profesionales.
Además, en lo que respecta a la producción de conocimiento científico, el Estado destinará recursos suficientes y creará el sistema nacional de ciencia y tecnología de acuerdo con la ley, con el fin de permitir a los profesores, estudiantes y egresados de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, para beneficio de la Nación.
En cuanto a la responsabilidad de las universidades, su objetivo primordial es el desarrollo de la personalidad y la formación de individuos sanos, cultos, críticos y aptos para convivir en una sociedad democrática, valorando el trabajo. Estas instituciones deben contar con servicios suficientes para que cada alumno explore su vocación, así como servicios de orientación, asistencia y protección integral. Todo esto con el fin de garantizar el máximo rendimiento social del sistema educativo y proporcionar una efectiva igualdad de oportunidades educacionales, lo cual conlleva a la formación de profesionales aptos no solo para el campo laboral, sino también para la innovación científica y tecnológica que beneficiará a la nación.