Portada » Historia » Revolución Industrial, Movimiento Obrero e Imperialismo: Orígenes de la Primera Guerra Mundial
La Revolución Industrial supuso el paso de una economía agraria y artesanal a otra marcada por la industria. Supone un cambio radical en todos los aspectos de la vida. Desde el punto de vista teórico, el empuje económico que permitió la Revolución Industrial se debió al liberalismo económico. Fue una época de cambios demográficos, transformaciones agrarias, innovaciones técnicas, revolución de los medios de transportes… Los sectores punta de la industria fueron la industria textil y la industria siderúrgica.
A partir de 1870 se producen una serie de cambios en la economía mundial que nos hacen pensar que entramos en una etapa diferente: Segunda Fase de la Revolución Industrial o Gran Capitalismo. Pero la Revolución Industrial también trajo consecuencias:
Consecuencias sociales: causó una enorme diferencia social entre burguesía (dueños de las máquinas) y el proletariado (trabajadores, que no tienen propiedades).
Consecuencias económicas: la economía mundial quedó globalizada e interrelacionada, dando paso al fenómeno del Imperialismo.
La Clase Obrera. No existían leyes ni normas que regularan las nuevas condiciones de trabajo de la clase obrera. Así que, como puedes imaginar, esta situación no podía mantenerse eternamente.
La clase obrera desarrolló estrategias de lucha para la mejora de sus condiciones de vida y trabajo.
Fue en Gran Bretaña donde la clase obrera empezó a organizarse y a luchar por sus derechos.
A medida que avanzaba el siglo XIX, la Revolución Industrial se extendía por Europa, aumentando el número de integrantes de la clase obrera. Todos tenían idénticos problemas, fue entonces cuando diferentes países lograron fundar la Primera Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.) en Londres.
Esta asociación pretendía integrar a las asociaciones obreras de todos los países para plantear estrategias comunes de lucha.
En el terreno de las propuestas sobre cómo debería organizarse una futura sociedad, el movimiento obrero europeo se dividió en dos tendencias:
Las grandes potencias mundiales iniciaron una nueva expansión colonial conocida con el nombre de Imperialismo.
Se basó en la conquista del mayor número posible de territorios de África, Asia y el Pacífico.
De este modo, los territorios conquistados se convierten en su metrópoli (ciudad madre).
La posesión de colonias se convirtió en un criterio para medir la grandeza y el poder de los países, provocándose con eso numerosos conflictos territoriales que, como última consecuencia, llevaron a la Primera Guerra Mundial.
Entre 1914 y 1918 el mundo vivió una guerra a una escala que jamás había conocido en la historia de la humanidad. Se la llamó Gran Guerra o 1ª Guerra Mundial.
Como hemos nombrado antes, el reparto colonial de los territorios asiáticos y africanos por parte de las potencias europeas fue desigual. Gran Bretaña y Francia salieron muy beneficiadas, mientras que Alemania había recibido territorios escasos y poco atractivos económicamente.
Comienza la rivalidad entre los países, y sin duda fue Alemania quien tomó la iniciativa. Con el peligro de la guerra era importante buscar amigos para cuando llegara el momento.
Pues que en caso de que uno de los miembros entrara en guerra, los socios tenían que intervenir en su ayuda. Cualquier chispa entre dos países podía desencadenar una guerra a gran escala al sumarse los socios de cada uno, y eso sucedió.
Estalló la Primera Guerra Mundial, alcanzando una gran extensión territorial, se utilizaron nuevas armas ofensivas… Se saldó con 10 millones de muertos, 20 millones de heridos… provocó pérdidas de materiales, destrucción de edificios…
Tardaron casi seis meses para ponerse de acuerdo en firmar la paz y fue en Versalles (Francia). Más de 32 países sin incluir a los vencidos, que no pudieron hacer otra cosa que aceptar las condiciones que impusieron los vencedores. En el acuerdo final se impusieron a Alemania unas condiciones muy duras, porque se le consideró la máxima responsable de la guerra.
La Revolución Rusa representa la conquista del estado por parte de un partido obrero que, intentando mediante el establecimiento de una dictadura del proletariado, crear la nueva sociedad socialista en Rusia.
Rusia era un imperio de enorme extensión, pero era un país atrasado en todos los aspectos.