Portada » Química » Protocolos Esenciales de Limpieza, Esterilización y Purificación de Agua en el Laboratorio Químico
A continuación, se definen los términos clave relacionados con la higiene y el control microbiológico en entornos de laboratorio:
Para desprender los restos de suciedad se utilizará una sustancia detergente, acompañada de acción mecánica (cepillado), y se realizará un enjuagado exhaustivo del material. Un secado minucioso favorece la conservación.
El empleo de productos químicos permite desinfectar a temperatura ambiente los instrumentos y superficies. El producto desinfectante debe tener un amplio espectro de actividad, una acción rápida e irreversible, la máxima estabilidad posible y no debe deteriorar los objetos ni tener un olor especialmente molesto.
Debe aplicarse de tal manera que se logre el mayor contacto con la superficie a desinfectar, evitándose el contacto directo con él, ya que por su propia función (destrucción de microorganismos), muchos desinfectantes tienen características de toxicidad importantes para el hombre. Por ello, deben adoptarse las medidas de protección y prevención adecuadas y seguir siempre las instrucciones para su aplicación, contenidas en la etiqueta y en la ficha de seguridad (que debe estar disponible). Si son de preparación propia, tener en cuenta lo dispuesto en los RR.DD. 1078/1993 y 363/1995.
Con la esterilización se produce la destrucción de todos los gérmenes, incluidas esporas bacterianas, que pueda contener un material. Se debe recordar que, en ciertos casos, las piezas de los instrumentos son sometidas a la acción de soluciones detergentes o antisépticas para eliminar o diluir restos orgánicos. Dado que este paso no es una verdadera desinfección, si esta se considera necesaria, debe esterilizarse la pieza empleando alguno de los procedimientos que se listan a continuación:
La limpieza es el proceso mediante el cual se remueven los microorganismos y se retira la suciedad de los materiales.
En el laboratorio se emplea mucha agua y la del grifo no es adecuada porque contiene impurezas. Por eso hay que utilizar agua purificada, de la cual se han eliminado las impurezas disueltas o en suspensión. Puede ser de tres tipos:
Método clásico que se realiza en los destiladores. Se obtiene agua sin sustancias extrañas y de baja conductividad. A partir del agua destilada se puede obtener agua bidestilada, por una segunda destilación con un agente oxidante, como por ejemplo permanganato potásico, que destruye la materia orgánica que puede quedar de la primera destilación. Se puede obtener agua de tipo 1 o 2.
Se hace pasar el agua por una columna con resinas de intercambio iónico que pueden ser ácidas o básicas. Son capaces de retener impurezas con carga positiva o negativa. Las resinas se regeneran tratándolas con ácidos o bases.
Se pasa bajo presión el agua por una membrana semipermeable que retiene gran parte de las partículas disueltas. Se obtiene agua de tipo 3 y se suele usar como método preliminar de purificación antes de pasar el agua por una columna de resinas de intercambio iónico.
Se hace con membranas semipermeables. Permite eliminar partículas disueltas o en suspensión. La calidad depende del tamaño del poro: a mayor poro, peor calidad de filtración del agua.
Los agentes son el carbón vegetal activado, las arcillas, silicatos, etc. Sirve para eliminar impurezas orgánicas.
Es la que se realiza a mano y con guantes de la siguiente forma:
Realizada en máquinas automáticas o lavadoras de ultrasonidos, añadiendo detergente. Se limpia más rápido que manualmente. Un buen detergente debe reunir una serie de cualidades como la de ser humectante (que facilite que el agua moje mejor la superficie de los materiales), no ser tóxico ni corrosivo, no dejar residuos, y que impida que, una vez retirada la suciedad, esta se adhiera de nuevo al material. Tras la limpieza, el material estará preparado para ser desinfectado o esterilizado.
Hay que distinguir entre el material que está sucio y el que está muy sucio.
En el primer caso, no hay que descontaminarlo previamente. Hay que seguir estos pasos:
Para la limpieza se puede utilizar agua tibia o caliente, excepto con el material volumétrico, con el que no debe ser caliente, ya que el calor dilataría y dañaría el material. Tampoco debe usarse agua caliente si existen restos de sangre, porque esta se coagula con el calor y se adhiere al material de tal manera que luego es difícil de retirar. Para comprobar que el material está limpio, en el enjuague final con agua destilada no pueden quedar gotas adheridas, ya que si quedasen sería indicativo de que hay restos de suciedad.
Cuando se trata de material de vidrio muy sucio, además de agua y jabón, deben emplearse limpiadores más específicos o más enérgicos:
Agentes tensoactivos en forma de polvo o disolución. Tienen la ventaja de no dejar residuos y no producir espuma. Para limpiar el material se sumerge durante varias horas en una disolución con este tipo de jabón y seguidamente se enjuaga con agua del grifo primero y los últimos aclarados con agua destilada. Son especialmente adecuados para la limpieza de material de vidrio en general.
Disolución de dicromato sódico o potásico en ácido sulfúrico muy concentrado. Esta mezcla es especialmente adecuada contra la suciedad persistente de origen orgánico y para el desengrasado del material de vidrio. La disolución se vierte en el recipiente a limpiar y puede actuar por inmersión desde 30 minutos hasta 24 horas. Es una disolución efectiva, pero se adhiere mucho a las superficies de vidrio y porcelana, por lo que es necesario realizar un enjuague muy exhaustivo del material después de su limpieza con mezcla crómica para separar las últimas trazas de dicromato que se hubieran adherido a las paredes del recipiente. Además, la mezcla crómica tiene el inconveniente de ser potencialmente tóxica y de que el ácido sulfúrico es corrosivo.
Corrosivos. Se utiliza el ácido nítrico fumante, mezcla del ácido clorhídrico con ácido nítrico al 50%, y también se utiliza una disolución de ácido nítrico al 10%. En este caso, el material se llena con esta disolución de ácido nítrico al 10% o se sumerge en ella durante el tiempo necesario, y a continuación se enjuaga varias veces (3 o 4) con agua destilada.
Solución de hidróxido potásico al 20% en alcohol etílico, que se usa principalmente para eliminar residuos de grasas.
Finalmente, para el secado del material se coloca en soporte. Si se necesita secado rápido, una vez limpio se introducirá en la estufa a unos 60-70ºC, teniendo en cuenta que nunca debe ponerse en ella el material volumétrico (pipetas, buretas ni matraces). Para acelerar el secado del material volumétrico podemos enjuagarlo con etanol o acetona o usando aire comprimido.
Un método consiste en introducirlas en agua durante un tiempo, aclararlas con agua del grifo y por último llenarlas con agua destilada hasta la tercera parte de su capacidad, e inclinándolas, agitar el agua hasta mojar todo el interior de la pipeta, operación que debe realizarse 3 o 4 veces.
Otro modo de limpiarlas es utilizando el pipetero, que consta de dos recipientes y un cestillo perforado donde se colocan las pipetas. Uno de los recipientes contiene la solución jabonosa y el otro sirve para aclarar, para lo cual contiene dos tubuladuras, una conectada a un grifo y la otra para que salga el agua de aclarado. Tras su uso, se sacan las pipetas y se enjuagan 3 veces con agua destilada. Finalmente, se deben colocar en posición invertida con la boquilla hacia abajo, en el portapipetas.
En todo caso, antes de utilizar la pipeta se debe realizar el curado de la misma, que consiste en llenar hasta la tercera parte con la solución o líquido que se vaya a medir, inclinarla y girarla para hacer pasar dicha solución o líquido por todo su interior, operación que debe efectuarse 3 veces. Así lo que se consigue es sustituir algún posible resto del agua destilada por la solución a medir y evitar interferencias del agua destilada.